Capítulo 18

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Mientras disfrutábamos de una taza de café dejamos que pasara el tiempo mientras hablábamos. Fue un largo año sin hablar con él ya que lo consideraba un gran amigo. En un momento dado Youngmin me interrumpió.

YM: ¿Ahora me dirás porque te fuiste como si estuviese cometiendo un grave delito? – preguntó

EK: Mi familia me lo pidió – respondí

YM: ¿Qué familia te pediría una cosa así? – preguntó

EK: La mía – respondí – además que tu papá y tu mamá me hicieron el peor daño – añadí – y tu hermano ni hablar – susurré

YM: ¿Qué fue lo último que dijiste? – preguntó

EK: Nada – respondí

Miré el reloj y ya había pasado mucho tiempo desde que salí de la mansión.

EK: Me tengo que regresar – tomé mi cartera

YM: Esta bien, ve con cuidado – respondió

Me levanté y luego de cruzar la puerta de salida, escuché a Youngmin llamarme. Voltee a verlo y se acercaba a mí.

YM: Se te quedó esto – dijo acercándose

Cuando fijo mi mirada en lo que me quería entregar era mi teléfono celular. Agradecí y me voltee para ir al auto y regresarme a la mansión. Antes de dar un paso escuche que me llamaba de nuevo. Voltee a verlo y se acercó. Rápido puso su mano en mi cabello y lo acomodó detrás de mi oreja.

EK: ¿Vas a decirme algo? – pregunté nerviosa

YM: Te extrañé mucho – dijo

Me quedé mirándole, aunque sentía que no tenía ninguna expresión facial. Youngmin se sonrió luego que me vio quedarme igual que hace un rato y me pidió que me regresara.

YM: Tus abuelos deben estar esperándote – dijo

EK: Prometo llamarte luego – respondí

Rápido me di la vuelta, caminé hasta el auto y le pedí al chofer que me regresara a la mansión. Me sentía agitada luego de lo que pasó con Youngmin luego que salí de la cafetería. Durante el camino pude tranquilizar mi corazón y mi mente. Una vez en la mansión, no hice mucho y la realidad es que mi vida ha sido más aburrida desde que me regresé junto a mi verdadera familia. Me encerré en mi habitación y me quedé sentada en una esquina pensando en muchas cosas. Una de las sirvientas me interrumpió llamando detrás de la puerta. Le permití el paso y cuando la vi entrar, me levanté del suelo.

Sirvienta: Señorita, ¿qué hacías en el suelo? – preguntó

EK: Es cómodo a veces estar sentado en el suelo – respondí

La sirvienta se sonrió y me avisó que el almuerzo ya estaba listo y que mi abuelo me había mandado a buscar. No me había dado cuenta del tiempo que pasó y ya era medio día. Bajé solo porque el abuelo me mandó a buscar y me incorporé en la mesa. Esperando a que sirvieran la cena, la abuela interrumpió el silencio entre todos.

Abuela: En una semana llega tu prima – dijo

EK: ¿Tengo una prima? – pregunté incrédula

Abuela: Si – respondió mirándome con enojo – y más te vale ser amable con ella – dijo

Acepté, aunque la verdad es que no sé porque, pero tenía un mal presentimiento. Una vez que trajeron el almuerzo, comí un poco ya que mi apetito ha disminuido mucho desde hace un año o quizás un poco más. Una vez satisfecha, solté los palillos y me levanté disculpándome porque quería dar un paseo.

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