Capítulo 11

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Me levante, temprano aún tengo sueño, pero es normal en mí. Me volteé y vi a Mark dormido se ve tan lindo que no pude evitar sacarle una foto con el celular. Me gire para dejar el celular en la mesa que está al lado de la cama. Y en eso sentí la mano de Mark en mi cintura. No me podía mover, si lo hago lo levantare, aunque espero que eso suceda pronto. Miré al suelo y vi todos los cojines que puse la noche anterior regados en el suelo. Me voltee con cuidado y me le quede mirando esperando que no se levante y me descubra viéndolo dormir.

—Buenos días—dijo abriendo los ojos.

—Buenos días— le conteste con una sonrisa.

Se dio cuenta de donde tenía la mano y la quito.

—Disculpa no fue mi intención— dijo apenado.

—No hay problema, tampoco es que digamos que no has tocados más allá de mi cintura.

— ¿Puedo usar tu baño? —pregunto

—Claro no sé no porque lo preguntas.

Se levantó de la cama y desapareció detrás de la puerta del baño. Me levanté, bajé las escaleras y fui al cuarto de lavado. Saqué su ropa de la secadora y volví a mi habitación. Puse su ropa sobre la cama, en eso salió del baño y sí explicación alguna me dio un beso en la mejilla. Pero antes de que pudiera decirle algo ya había salido de la habitación.

Entré al baño, me mire en el espejo y trate de recoger un poco mi cabello. Me cepille los dientes, me lave la cara y luego baje. Camine hacia la cocina persiguiendo el olor a comida que sale de ahí. Entro y lo veo preparado el desayuno, con tanta paz y felicidad. Que en definitiva sé que puedo quedarme viéndolo todo el día.

—Por fin bajaste—dijo sin mírame.

—Sí, ya estoy aquí— le dije caminando hacia él.

Me dedico una tierna sonrisa y sirvió el desayuno. Me senté en la mesa frente a él. Mientras comemos siento sus ojos clavados en mi lo que hace que me ponga nerviosa. Algo que últimamente siento cuando estoy cerca de él. Subí la mirada y lo vi mirándome con una gran sonrisa en el rostro. Lo que me hace pensar que el siempre parece estar feliz ¿Pero realmente lo es? Porque una parte de mi piensa que el estar solo no lo ayuda.

Claro que no, si recurrió a un matrimonio arreglado para no sentar cabeza entonces tiene que ser un mujeriego de eso. O simplemente de las personas que odian los matrimonios o las familias.

—Gracias, por quedarte conmigo anoche— le agradecí

—No tienes que darme las gracias, es lo menos que podía hacer por ti—dijo poniendo su mano sobre la mía.

—Bueno, yo... yo tengo que ir hacer mis maletas— le dije nervioso separado mi mano de la suya.

—Sí, cierto—dijo expreso con una pequeña sonrisa.

Después de desayunar me di una ducha, me vestí y comencé hacer las maletas con ayuda de Mark. Él se fue a dejar algunas de mis cosas al auto. Mientras yo me aseguro de tener empacado todo lo que necesito. Tome mis libros, bulto y maleta, mire mi habitación por última vez. Solté un suspiro, apagué la luz y cerré la puerta con dificultad por las maletas.

Apenas puedo bajar la escalera por culpa de las maletas, aunque realmente no llevo casi nada en ellas. El peso es mucho para mí, casi me caigo escalera a bajo. Pero Mark llego a mi rescate, tomo la maleta y me dio su mano. Yo la agarre con fuerza, lo mire y el asintió se dio la vuelta y camino hacia la puerta. Me quedé viéndolo irse y supe que esto no es una buena idea. Sin embargo, estoy hasta el cuello y no tengo forma de huir.

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