Dedicado a todas la hermosas personas que siguen leyendo esta historia. Los quiero demasiado por seguir en este camino conmigo.
.
.
Oscuro, frío y solitario, un edificio abandonado en medio de una zona industrial, el cual era el preludio de un momento terrible que estaba a punto de llegar.
A lo lejos el sonido de unos tacones interrumpieron el silencio del lugar de forma inesperada, los pasos de aquella mujer parecían marcar una melodía algo extraña. Una puerta chirriante había dado paso a esa mujer de mediana edad, quien era siempre acompañada por un hombre que la perseguía como una sombra. Ambos se adentraron en el tétrico edificio sin ningún temor, después de todo conocían bastante bien el lugar como para saber que no existía nada dentro del mismo.
—Creo que debo mandar traer algunas cosas —mencionó ella mientras subía las escaleras que daban a la segunda planta.
El hombre detrás de ella solo la escuchó sin mencionar una sola palabra, miro la espalda de la mujer y continuó avanzando al paso que ella regía. Park Sunhee caminaba sin prisas, subía los escalones con una infinita tranquilidad, tal y como si estuviera en su propia casa. Ya en la segunda planta se detuvo a observar todo el lugar con parsimonia, dio unos cuantos pasos y se cogió la barbilla mientras analizaba algunas cosas.
—Traeré una cama para tenerlo cómodo los días que estemos acá —acotó al mirar a una esquina del lugar.
—¿Cuántos días? —fue la escueta pregunta del hombre.
—Los suficientes para poder seguir a la siguiente etapa.
Todo estaba en marcha, sin que nadie se diera cuenta, y ese era el lugar perfecto para llevar a cabo su plan, ella al menos lo creía de esa forma. Había planeado todo con el tiempo suficiente, solo estaba esperando el día adecuado para llevarlo a cabo y que todo saliera de forma perfecta.
—Esta vez, no habrán errores. No lo permitiré, no lo haré. Nos iremos solos cuando sea el momento adecuado.
—¿Y Jin?
—¿Jin? —ella sonrió de lado.
Sunhee giró para mirar a la cara a su hombre de confianza, y apenas él la visualizo entendió lo que ella tenía planeado para el chico Choi.
—Jin es un peón —respondió firme— y cuando llegue el momento saldrá del tablero. Solo se quedará la reina, el rey y el caballo, ¿entiendes?
El hombre asintió sin cuestionar absolutamente nada, jamás cuestionaba las decisiones de su señora, su fidelidad a los Park se lo impedía. Y como su fiel caballo simplemente acataría las órdenes de ella, pues cada vez que Park Sunhee sostenía las riendas él solo avanzaba.
.
.—¡No sabes tocar el piano! —la joven mujer de largos cabellos negros le dio una cachetada— ¡No mereces ser su hijo hasta que lo hagas perfectamente!
Él se encogió en su sitio mientras los gritos de la mujer seguían atacándolo, su menudo cuerpo el cual ahora era jaloneado solo se dejaba llevar por el maltrato recibido.
—¡Debes ser perfecto, perfecto! —gritaba mientras colocaba de forma tosca las delicadas manos infantiles sobre las teclas del piano— ¡Eres Kim Jihoon!
La vista de Jihoon se nublaba por las lágrimas, que ahora caían sobre las teclas del piano mojándolo por completo. Él no quería estar ahí no con esa terrible mujer, él solo quería irse, quería escapar lo más pronto posible de ese horrible lugar.
ESTÁS LEYENDO
Me odias, Me amas [JiCheol]
Fiksi PenggemarChoi Seungcheol creía firmemente que siempre viviría en Daegu, idea que no le molestaba en absoluto pues todo lo que amaba estaba en esa ciudad. Por ello cuando su madre le comunica que deben mudarse y por tanto dejar todo atrás, él siente que su vi...