5.
6 de julio del 2015.Era primera vez que nos veíamos, después de aquel suceso que cambió tanto mi vida. Habían pasado más de cinco años, pero, de todos modos, parecía que el tiempo no hubiese pasado por Gareth, pues se veía tan joven como en esa época.
—¿Me has seguido? —Interrogué, asustada.
Luego de unos segundos de silencio, mis ojos se fijaron en la cajetilla de cigarros que su mano, nerviosamente, sacudía. Sonrió al ver mi interés en aquel objeto, así que, divertido, lo alzó, para mostrármelo mejor.
—Estos eran los favoritos de Craig —Comentó y asentí a la brevedad. Por supuesto que sabía eso—. Siempre... siempre que puedo vengo a fumar acá. Me hace sentir que estoy con él, otra vez —Confesó en un suspiro, sin vergüenza alguna—. ¿Quieres uno? —Ofreció, extendiéndome aquel paquetito.
Dudé unos instantes, puesto que, fumar era un vicio al que había renunciado hace muchos años, tan joven como cuando lo adquirí. No recordaba de manera tan específica, pero, probablemente, había comenzado a fumar a los dieciséis y a los veinte, Craig me había obligado a dejarlo.
Pero esta noche, a diferencia de las otras, necesitaba sentir a Craig más cerca. Necesitaba sentir que las cosas estaban bien, como antes. Y quizás aquel cigarrillo podía ayudarme. Sólo por eso, lo recibí.
Wolf sacó un encendedor de su bolsillo, además de un cigarro para él, y con la ayuda de la palma de su mano, para que la pequeña llama que éste irradiaba no se apagara, logramos encenderlos. Sentí el humo deslizarse dentro de mí, como una suave sensación de bienestar, y sonreí, dándome cuenta que sí extrañaba fumar, después de todo.
—¿Cómo has estado, Blair? —Preguntó unos minutos después.
—Bien, supongo —Contesté, encogiéndome de hombros—. ¿Siempre vienes para acá?
—No siempre —Susurró, con tristeza—, muchas veces no me atrevo a hacerlo.
Una extraña angustia invadió mi pecho, recordando, de manera inevitable, aquella noche. Los ojos se me llenaron de lágrimas y el amigo de mi fallecido hermano lo notó.
—Blair, yo... no era mi intención...
—No —Espeté, levantando una palma de mi mano, para que no diera ni un paso más hacia mí—. Yo-yo tengo que irme.
—Blair, espera.
Sujetó mi brazo y volteé a verlo, con el miedo tan palpitante como los latidos de mi corazón. Sus ojos reflejaban una ansiedad que conocía a la perfección. La misma ansiedad de Craig cuando estaba drogado.
—Paul ha vuelto a la ciudad —Soltó, sorprendiéndome—. Sé que has esperado este momento tanto como yo. Podemos pudrirlo en la cárcel.
—No, Gareth. La muerte de Craig fue formalizada como una sobredosis accidental, de la que él mismo fue culpable —Mascullé, soltándome de su agarre, con brutalidad—. Nunca hubo pruebas como para culpar a Paul. Ese imbécil seguirá libre y, ni tú ni yo, podemos hacer algo al respecto.
—Pero él sigue vendiendo esa mierda —Respondió y fruncí las cejas, sin entender de qué hablaba—. No es necesario enjuiciarlo por la muerte de Craig. S-sólo debemos joderlo de una manera lo suficientemente grande como para incriminarlo. ¡Podríamos matarlo, inclusive! ¡O torturarlo! ¿Acaso no lo ves? —Cuestionó—. ¡Estoy hablando de hacer justicia por nuestras propias manos, Blair!
—Estás loco —Farfullé, apenas, negando con la cabeza—. Es-estás loco.
No esperé que dijera algo más, para huir corriendo de allí, lo más rápido que mis pies me permitieron. Corrí sin detenerme, sin mirar atrás, creyendo que, al hacerlo, lograría también olvidar todo eso que la conversación con Gareth había provocado en mí. Pero no.
Porque mi mente repetía a gritos las palabras de Wolf, así como, de la misma manera, podía imaginar a mi hermano suplicándome por una cosa. Venganza.
***
Apenas bajé del ascensor, cuando este ya estaba en mi piso, pude divisar a Norman, frente a mi puerta, tocando el timbre, de una manera bastante impaciente. Mi teléfono móvil se encontraba apagado, pero podía apostar que, cuando lo encendiese, tendría una considerable cantidad de llamadas perdidas de él.
—¿Dónde estabas?
Sus manos sujetaron mis hombros con fuerza, mientras me observaba con detalle, a mi parecer, examinando si algo me había sucedido.
—¿Afuera? —Respondí, como si fuera lo más obvio del mundo e, ignorando la molesta expresión en su rostro, busqué la llave del departamento en mi bolso.
—Te he llamado, te he enviado mensajes, ¡me tenías preocupado, maldita sea!
—Norman, estoy bien —Musité—. Estoy algo cansada, quiero dormir, ¿sí?
La cerradura hizo un suave ruido cuando abrí, permitiéndome adentrar un par de pasos a mi hogar. Pero, como era de esperarse, Reedus no me haría las cosas tan fáciles, así como así. Y sujetando mi brazo, me retuvo cerca de él, por un rato más.
—Apestas a cigarro, Blair. ¿Dónde mierda estabas?, ¿qué estabas haciendo?, ¿has bebido?
—Basta, Norman —Espeté, soltándome de su agarre, y me apoyé en el marco de la puerta, de manera que no pudiese entrar al departamento. Las ganas de verlo habían desaparecido, luego de aquel incidente en el cine—. Pero no, no he bebido nada.
—Siento lo de hoy, preciosa —Suspiró con desgano y viéndome con tristeza, creyendo que era eso lo que me tenía tan ida de la realidad—, en verdad lo siento.
Quería poder prestarle atención a mi corazón roto, sin embargo, el encuentro con Gareth no me lo permitía.
—Está bien, Norman. —Sonreí por cortesía.
—Déjame compensártelo, ¿qué tal si vamos a comer algo a...?
—Sí, genial —Le interrumpí, cortante—, pero no ahora.
Y esperando que cerrarle en la puerta en la cara fuera suficiente como para hacerle entender que quería estar sola, me encerré en mi habitación. Llena de dudas, llena de miedos.
Tenía mucho que pensar.
ESTÁS LEYENDO
Miss Nothing - Norman Reedus.
FanfictionNorman y yo éramos tal para cual, sólo que él no lo veía.