Quince - Parte 2.

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15 - Parte 2.
15 de septiembre del 2015.

           

—¡Lo tenemos, mierda, Blair, lo tenemos!

Gareth celebró, dando un grito tan efusivo que probablemente se escuchó por todas las habitaciones de su apartamento, luego de leer aquel mensaje de texto que se mostraba en la pantalla de mi celular. En él, Paul me invitaba a una prestigiosa fiesta en las afueras de la ciudad, a la cual asistiría por asuntos de trabajo. Y si bien no detallaba a qué tipo de trabajo se refería, podíamos apostar que era alguno del tipo ilegal. Paul Fields estaba a punto de caer en nuestra trampa.

—Estás fiestas son exclusivas, Blair, y están llenas de drogas que el mismo Paul suministra —Me explicó, el novio de mi hermano—. Sólo debemos hacer que la policía llegué ahí, de alguna manera y... Hey —Wolf me miró preocupado, al ver que yo no lucía tan animada como él—, ¿estás bien?, te ves algo deprimida.

¿Cómo no iba a estarlo, si tan sólo hace un par de horas Norman había confesado amarme y, después de eso, decidió hacer como si nada había pasado?

Sacudí la cabeza, intentando disolver los estúpidos pensamientos que alojaban en esta.

—Estoy bien, sólo estoy nerviosa por todo esto —Mentí, jugueteando con los dedos de mis manos, y luego le miré con atención—. Este es el momento que estábamos esperando, ¿te das cuenta? —Pregunté y asintió—. Esto es todo. —Susurré, casi para mí misma.

—¿Has pensado en qué haremos después de esto? —Cuestionó e incliné la cabeza, confundida—. ¿Acaso crees que Paul se quedará de brazos cruzados, cuando descubra que hemos sido nosotros quienes lo harán pudrirse en la cárcel?

—Pe-pero estará en la cárcel. —Balbuceé, sin entender mucho de qué hablaba.

—Pero tiene hombres que obedecerán todas sus instrucciones, mientras él esté encerrado —Asumió y mi expresión se tensó, pues nunca antes había pensado en aquello—. Debemos escapar de acá, al menos por unos meses, Blair, creo que es lo más conveniente.

Alcé las cejas, sorprendida, y me quedé en silencio por una buena cantidad de segundos, tratando de ordenar la caótica masa de pensamientos que volvía a aparecer.

—Mis padres tienen un apartamento en Los Ángeles —Comentó, de pronto, al ver que yo no decía nada—. Sé-sé que quizás no es la mejor propuesta del mundo... y que tienes toda una vida acá, pero, puedes venir conmigo si quieres, Blair.

Levanté la mirada, encontrándome con sus ojos, nerviosos y atentos a los míos. ¿Dejar New York? Parpadeé, estupefacta. Dejar New York.

Quizás parecía la idea más estúpida, hace unos meses, pero ahora, era diferente. Quizás, ahora, era lo mejor que podía sucederme, después de todo.

—Yo... me encantaría, Gareth. —Confesé, con una enorme sonrisa en mis labios.

—Entonces, es un plan —Sonrió de vuelta, sin ocultar la emoción que mi respuesta le había generado.

Caminó hasta el refrigerador que estaba justo en la esquina de la cocina y sacó de este, dos latas de coca-cola. No me sorprendía que Craig y él fuesen almas gemelas, pensé, pues aquella bebida también era la favorita de mi hermano.

—Debemos brindar por esto. —Bromeó y logró robarme una pequeña pero sincera risa.

Estiró una de las latas hacía mi lado y la tomé, abriéndola a continuación. Uní mis labios en una especie de sonrisa y suspiró.

—Está bien, soy una mierda con los discursos —Dijo divertido —, así que sólo diré lo siguiente: Por Craig. —Concluyó, alzando la lata y esperando a que yo hiciera lo mismo.

Por un nuevo comienzo. Por dejar New York atrás. Por la justicia que mi padre no se había atrevido a hacer. Por mi corazón roto. Por mi hermano.

—Por Craig.

Miss Nothing - Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora