Siete.

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7.
8 de julio del 2015.

Tecleé un par de palabras en la computadora, sin embargo, las borré segundos después. Apoyé los codos en el escritorio de mi oficina y escondí el rostro entre mis manos, soltando un respiro lleno de frustración. Llevaba toda la mañana intentando redactar un importante artículo para la revista en la que trabajaba y, después de un poco más de tres horas, aún no lograba escribir ni una sola frase coherente. No había manera de refutarlo, mi cabeza estaba, definitivamente, en otra parte.

El teléfono comenzó a sonar, una vez más, y temblé de nervios. Masajeé mis sienes y cerré los ojos, tratando de buscar tranquilidad, mas tuve que abrirlos otra vez cuando alguien golpeó la puerta. Ni siquiera alcancé a decir 'pase', cuando Claire Anderson ya se encontraba dentro de mi despacho. La miré, luego miré el teléfono, aún sonando, y la idea apareció, por arte de magia, en mi cabeza.

-Contesta y di que estoy en una reunión -Le pedí y mi amiga me entregó una mirada de incomprensión, frunciendo el entrecejo-. Sólo hazlo, Claire, por favor.

El ruido del teléfono sonando sólo empeoraba mi ansiedad, estando segura de que, si no se detenía, tendría un colapso nervioso. De todos modos, parecía no ser motivo suficiente para la rubia que me acompañaba, pues ni siquiera movió un músculo.

-¿Quién llama? -Preguntó, preocupada.

-Norman -Musité, con dolor, confundiendo aún más a mi amiga-. A-anoche fui a su departamento y me recibió una mujer -Confesé-. Me-me dijo que era su novia y hui. No estoy lista para tener esta conversación, Clar, no estoy lista para estar en la zona de amigos.

El pequeño pitido de la contestadora sonó y, antes de que Anderson pudiera responderme algo, nos quedamos en silencio, esperando a oír el mensaje que Reedus había dejado.

-Blair Scott, contesta tu maldito celular -Comenzó, con su exquisita voz ronca-. Voy camino a tu oficina ahora -Escuché y sentí que me daría un infarto en ese mismo instante-. Estaré todo el jodido día ahí si es necesario, Blair, tú y yo necesitamos hablar.

El agudo sonido se repitió, esta vez avisándome que la grabación había finalizado, y pude ver mi miedo, reflejado en los ojos de mi compañera de trabajo.

-Mierda -Maldije y, con rapidez, corrí hasta el perchero que se encontraba en una esquina, para tomar mi bolso y una chaqueta-. Volveré a casa, dile a Louisa que le enviaré el artículo antes de las cuatro. -Murmuré, casi atragantándome con mis palabras.

-¡¿De verdad vas a huir, así como así?! -Claire me cuestionó.

-¿Acaso no ves que lo estoy haciendo? -Cuestioné de vuelta y ella sólo suspiró, consternada-. Te llamo luego.

Casi corriendo, y a pasos largos, entré al ascensor, deseando que no se detuviese tanto en el camino hasta el primer piso. Todo lo contrario sucedió y, cuando ya me hallaba en el primer piso, debí esperar a que toda la gente que estaba dentro de este saliera, para recién poder salir del rincón en el que me encontraba.

Pensaba en tomar velocidad nuevamente, pero, apenas puse un pie fuera del elevador, mis ojos se encontraron con los de Norman, quién estaba frente a mí.

Oh, oh.

Parpadeé, asustada y si bien mi cerebro buscaba alguna manera de escapar de la incómoda conversación que estábamos por tener, no fui capaz de pensar en una.

-Vo-voy tarde. -Me excusé y entrecerró los ojos.

-Es tu hora de almuerzo, Blair -Resopló y mordí mi labio-. Tenemos que hablar.

Tomó mi brazo y casi me arrastró a la salida del edificio, llevándome a la gran fuente que adornaba la entrada de este. Nos sentamos al borde de aquella decoración arquitectónica y esperé a que hablara, ya que, yo no sabía qué decir.

-Anoche conociste a Julia -Suspiró, de repente, rascándose la cabeza-. Nos conocimos hace unos meses, en Georgia, es modelo y trabajamos juntos para una sesión.  Tuvimos un par de citas y bueno... anoche era primera vez que la llevaba a casa -Me contó y deseé no haberlo sabido. Entonces, se estaba volviendo algo serio-. Ella se toma las cosas con un poco más de prisa que yo, al parecer, pero estamos trabajando en eso. -Rio nervioso-. Sé que la conociste anoche, me ha contado que fuiste al departamento y no lucías muy bien... ¿ha sucedido algo, Blair?

-Todo está bien -Titubeé, cerrando los ojos. Suspiré con pesadez, intentando lucir creíble-. Todo está bien, Norman -Sonreí-. Sólo fui.... porque quería avisarte que hoy estaría ocupada.

-Oh -Murmuró-, pensé que estarías molesta porque no te había contado sobre Ju...

-No, no. No. -Repetí, como si, a la vez, tratara de convencerme a mí misma de que no estaba enojada.

Y es que, aunque no me gustara, quizás era hora de que empezara a hacerme la idea. Craig se había ido y ahora Norman lo haría también, tarde o temprano, él lo haría.

Estaba sola.

***

¿Qué estás haciendo?
Vamos, Blair, ¡piensa en lo que estás haciendo!

Sacudí mi cabeza y subí el volumen de la música, con la idea de no escuchar las palabras que gritaba mi consciencia.

La noche ya había inundado por completo las calles de la ciudad y junto con ella, mis pensamientos más oscuros aparecieron. La conversación con Norman había despertado en mí un sentimiento que jamás había experimentado hasta ahora.

Tomé una gran bocanada de aire, como si estuviese ahogada, antes de entrar al bar. Me quité los audífonos, mientras avanzaba entre la gente y me detuve cuando lo divisé. Desde ahí, caminé con más lentitud, debatiendo una vez más en mis acciones y sus consecuencias. Cuando me vio, supe que ya no había vuelta atrás.

Me senté junto a él, quien descansaba sus codos en la barra, y bebía con tranquilidad una lata de cerveza sin alcohol.

-Me sorprendí al recibir tu llamada -Se sinceró, con una nerviosa sonrisa en sus labios-... pero, de cualquier modo, me alegra que hayas llamado.

Uní mis labios, viendo a Gareth con la misma incomodidad que él me veía. Aún no lograba entender muy bien cómo mis impulsos me habían traído acá, pero, suponía que, al fin y al cabo, estaba bien. Quise arrepentirme, más mi cabeza volvió a repetir aquello que había estado pensando toda la tarde.

Estás sola, Blair. Nadie va a sufrir por ti.

-Estoy dentro -Susurré y el hombre alzó las cejas, como si no esperara que le dijese eso-. Hagamos justicia por Craig.

Miss Nothing - Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora