Veintiocho.

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28.
5 de febrero del 2016.

           

Blair parpadeó atónita, cuando vio a Norman arrodillado frente a ella. El hombre aún no decía palabra alguna, sin embargo, podía presentir lo que estaba por avecinarse. Y sólo eso bastaba, para que el corazón se le acelerara de una manera casi inhumana. Los ojos de Reedus brillaron, con emoción, y una torpe sonrisa se formó en sus labios, antes de proseguir.

—Siempre sentí que quererte era algo que no debía hacer —Confesó, en un suspiro—. Eras... eras la pequeña Blair Scott. Tenías sólo veinte años y yo te hallaba la cosita más adorable de todo el universo. Me-me traías loco, bebé —Rio, nervioso, mirando al piso—. Me maldije tanto y también me contuve, porque sabía que Craig era capaz de asesinarme si se enteraba que estaba jodidamente enamorado de su hermanita menor. Metí tanto esa idea en mi cabeza, que terminé por convencerme a mí mismo de que una chica como tú merecía a alguien mucho mejor que yo —Susurró, con amargura. Se detuvo por unos segundos, como si analizase lo que diría después—. Yo... traté de olvidarte, Blair, de superarte, prometo que lo hice. Lo intenté de tantas maneras... pero, entre tantos intentos, terminé siendo aún más idiota, porque te herí... y eso era lo que nunca, nunca, nunca hubiera deseado hacer.

Las cejas de la joven Scott se alzaron por si solas, cuando divisó una lágrima deslizándose por la mejilla del actor. Quiso arrodillarse, junto a él, mas él no se lo permitió.

—Por-por favor, déjame, tengo que hacer esto, ¿sí? —Pidió y ella asintió, preocupada—. Fui el imbécil más grande de este mundo... te alejé de mí. Yo-yo... no quiero que pienses que no quería amarte, bebé. Yo me moría por hacerlo, diablos, ¡era lo único que quería! —El ojiazul se ahogaba con sus propias palabras, con la voz quebrándose cada vez un poco más—. Estaba asumido a que tú y yo era algo que no sucedería —Murmuró, despacio—... conformándome con la idea de tenerte cerca, al menos. Pero... cu-cuando creí que estabas muerta... sentí... sentí que me moría contigo y ahí entendí que ni siquiera eso sería suficiente. No-no podía creer que te había perdido, mi amor. Sólo quería tenerte en mis brazos y no soltarte más y...

La muchacha no resistió más, y se arrodilló junto a su amor, envolviéndolo en un fuerte abrazo. Norman se aferró con la misma fuerza a ella, pegando sus frentes y tomando sus manos.

—No más sufrimiento, ¿sí? —Pidió ella, acongojada, y él asintió.

—No más —Aseveró el hombre. Besó los nudillos de la joven y aclaró la garganta—. Quiero felicidad, por el resto de mis días, y eso sólo lo tendré si tú estás a mi lado. No necesito nada más, si estás junto a mí, preciosa. Blair Scott, una pregunta, tres palabras, veintiún letras. ¿Quieres casarte con...?

—Sí, sí, sí. —Chilló la muchacha, tapando la cara del actor con besos que ella misma le proporcionaba.

Los emocionados sollozos de Norman y Blair destruían el silencio que inundaba la azotea del edificio. Se mantenían abrazados, con fuerza, disfrutando la exquisita sensación que les provocaba estar en los brazos del otro.

—Mi amor, no-no llores más, ¿sí? —Blair musitó, con una pequeña risita abandonando sus labios y las lágrimas aun deslizándosele por las mejillas. Era estúpido que estuviesen llorando, ahora que los problemas comenzaban a esfumarse.

—¿Cómo-cómo quieres que no llore, si me acabas de hacer el hombre más feliz del universo? —El actor sollozó, con su rostro aún escondido en el cuello de la joven, acongojado—, me has dicho que sí, bebé. ¡Me has dicho que sí!

—Te amo —Balbuceó Scott, enternecida con la actitud de Reedus. Sujetó el rostro del hombre entre sus manos y le acarició con suavidad—. Te amo, Norman Reedus.

Por fin, después de tanto dolor y desgracia, les tocaba ser felices.

Miss Nothing - Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora