22.
3 de febrero del 2016.
—Mmm...
Los labios de Norman depositaban suaves besitos sobre el rostro de Blair, al mismo tiempo que la mantenía acurrucada a él, protegiéndola de esa fría e invernal noche entre sus fuertes brazos. La joven Scott, por su parte, sólo le observaba, adormilada, deslizando sus manos por la espalda y hombros del actor.
Reedus besó cortamente la nariz de la muchacha y se rio, al ver la atontada expresión con la que esta le veía. ¿Hace cuánto que no se reía así?, se preguntó, ¿hace cuánto que no se sentía así de feliz, como se sentía ahora?
—Te amo —Susurró, viendo a Blair con fascinación. Se lo había dicho tantas veces, pero, para él, no era suficiente. Nunca lo sería—. Eres tan hermosa... —Habló, casi para él mismo, deslizando su pulgar por la mejilla izquierda de la muchacha.
—Basta —Blair se rio, escondiendo su rostro en la cavidad del cuello del ojiazul—, estás actuando como un loco.
—¿Qué? —Cuestionó él, riéndose y posando sus labios, esta vez, en el cabello de la joven—. Pero si eres la cosita más preciosa de este mundo, bebé—. Diablos —Suspiró—, Blair, en verdad, no sabes cuánto te a-amo —Respiró con dificultad, conteniéndose las lágrimas que querían escapársele y sonrió—... no puedo creer que te tengo en mis brazos, bebé. Estás aquí, conmigo... te amo... te amo tanto.
La apretó más fuerte, como si estuviese comprobando que, en verdad, esto no era un sueño, que Blair estaba viva, con él. Buscó un espacio entre los pechos de la muchacha, recostando la cabeza allí, dejándose llevar por las suaves caricias que la joven repartía en su cabello.
—Qui-quiero saber qué pasó. Necesito saberlo todo. —Norman alzó la vista, para verle con ojos suplicantes, y ella asintió.
—Gareth y yo queríamos vengarnos de Paul —Comenzó—. Con su ayuda me hice pasar por otra persona y logré transformarme en su amiga o algo así —Murmuró, bajo los atentos ojos de Norman—. La idea era delatarlo y encarcelarlo, pero las cosas no salieron bien; Paul descubrió todo y, obviamente, no se quedó de brazos cruzados, así que, envió a sus hombres por nosotros. Gareth no-no logró escapar —Balbuceó, sintiendo la angustia, amenazante, en su pecho—. A mí también me encontraron, pero tuve un poco más de suerte —Sonrió, apenas, al recordar aquel dramático día en el que le dispararon—. Un taxista que pasaba por ahí me llevó al hospital más cercano y gracias a él estoy viva. No podía quedarme en New York. Si lo hacía, Paul se daría cuenta y no descansaría hasta matarme. Te-teníamos que asegurarnos de que él no pudiera hacerme algo.
La muchacha sujetó la mano de su enamorado y entrelazaron sus dedos, mirándose con un amor tan inmenso que ni siquiera cabía en aquella lujosa suite del hotel. Y aunque ya lo había comprobado un sinfín de veces, para Norman seguía siendo como un sueño, el tener a Blair junto a él.
—Todo este tiempo estuve en Jersey, con mis padres —Le contó y él alzó las cejas, sorprendido—. Papá junto con la policía se encargaron de que nada de esto saliera en la prensa, ocultando todo lo sucedido bajo confidencialidad. Nadie podía saber que yo estaba viva, sólo un par de personas.
—¿Por qué no me dijiste, mi amor? No sabes cuán...
—Yo pensé que tú... que no te interesaba —Confesó, con tristeza—. Yo te dije que me iría y lo aceptaste... no te importó.
—Mierda, soy el imbécil más grande del planeta. —Se maldijo, levantando su cuerpo un poco y quedando a la altura de Blair.
—Ya pasó —Le recordó la muchacha, calmándole, pero él, aun así, cerró los ojos frustrado—. Estoy aquí, contigo.
La besó una vez más, con desesperación y ternura, sintiendo que el pecho le estallaría de tanto amor. Ella, al igual que él, se sentía en el paraíso, con todos los mimos que el hombre que amaba le estaba dando.
—Por favor, continúa... —Insistió Norman.
—No queda mucho, después de eso —Respondió, botando el aire de sus pulmones con fuerza—. En Jersey no hacía mucho. Me la pasaba casi todo el tiempo encerrada en la casa, con el miedo de que Paul o alguno de sus hombres me encontrara. Los meses pasaron lentos hasta que, tan sólo hace unos días, la policía logró dar con el paradero de Paul. Es por eso que estoy acá... para encargarme de que ese imbécil esté donde merece estar, en la cárcel.
—¿N-no piensas quedarte?
—No lo sé —Suspiró—... es complicado. Qui-quizás necesito empezar desde cero.
—Entonces empecemos desde cero —Propuso él, viéndole con una amplia sonrisa. Blair sólo se rio, haciendo que Norman frunciera el ceño.
—¿Qué? —Cuestionó.
—¿No se te olvida algo a ti? —Le preguntó de vuelta, la muchacha, arqueando una ceja y él la miró confundido—. A ver... es modelo, pelirroja y le has pedido matrimonio.
Julia Newman. Su prometida. Con quien debería estar cenando, a esta hora, en el local de comida china que habían acordado. Mierda. Norman estaba en un lío.
Pero no le importaba, tenía al amor de su vida junto a él.
ESTÁS LEYENDO
Miss Nothing - Norman Reedus.
Fiksi PenggemarNorman y yo éramos tal para cual, sólo que él no lo veía.