Diez.

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10.
17 de julio del 2015.

-Vamos Blair, debemos bajarnos del auto.

Gareth, quien ya se encontraba fuera del taxi que los ha traído al departamento de la joven Scott, jalaba a la muchacha de los brazos, intentando sacarla de ahí. El problema estaba en que, la chica, después de una gran cantidad de tragos, parecía no estar muy consciente de su alocado comportar.

-Pe-pero me gusta estar acá -Balbuceó, formándosele un puchero en el labio-. Me-me gusta mucho este taxi.

El chofer, ya harto de esperar a la mujer, puso los ojos blancos y le dio una mirada de pocos amigos a Wolf, a través del espejo retrovisor, pidiéndole al hombre que, por favor, bajara a su acompañante del auto.

-¡Por qué me has traído a mi edificio! -La muchacha chilló, apenas distinguió que se encontraba en el lugar donde vivía-. ¡No, mi taxi! -Reclamó, cuando vio al vehículo color amarillo alejarse de ellos. Estiró los brazos y dio un par de saltos en un intento fallido, pues no logró detener al auto, el cual, inclusive, aumentó la velocidad.

Cada frase que salía de los labios de Blair sonaba distorsionada y divertida, probablemente, debido a la gran cantidad de tragos que Paul Fields, su nuevo amigo, le había comprado. Había logrado su cometido y ahora no sólo conocía a aquel hombre que le vendía drogas a su hermano, sino que también había acordado verse con él en el club, una vez más, en un par de días. La noche había sido un completo éxito y, ahora, merecía un descanso. Era por eso que ella y Gareth se encontraban en el edificio de la muchacha.

Wolf entró al ascensor con una Blair que no podía parar de reír. ¿Qué era tan gracioso? Ni siquiera ella misma lo sabía, pero, era como si la alegría no pudiese abandonar su cuerpo. Jugueteó un poco más en el elevador, dando saltitos y vueltas dentro de este, pero cuando llegaron a su piso y las puertas se abrieron, todo empeoró.

Scott comenzó a cantar a todo pulmón una conocida canción de los ochenta, la cual era de una de las bandas favoritas de Craig. Gareth intentaba hacerla callar, mientras buscaba en el bolso de la joven sus llaves, para poder entrar al departamento que, hace unos años, ella compartía con su hermano.

-Every breath you take -Gritaba, ni siquiera siguiendo un ritmo tan coherente con el de la melodía original-. Every move you make...

-Blair, por favor, quédate en silencio -Le pidió el hombre, sujetando su rostro con suavidad, sin embargo, ella parecía no razonar-. Vas a despertar a tus vecinos.

Pero ya era tarde, porque sus vecinos, quienes se encontraban aún despiertos, se asomaron a la puerta al escuchar tal alboroto, encontrándose a Blair y Gareth en una situación bastante comprometedora.

***

Escondí el rostro entre mis manos, soltando un ahogado respiro, lleno de frustración. Sentí la mano de Julia acariciar mi pecho y la miré. Me sonrió, con dulzura, pero, podía notar en su rostro la mezcla de preocupación y desilusión. Y es que, no era la primera vez que nos sucedía, porque había ocurrido cada maldito día de esta última semana.

-Lo siento -Musité, avergonzado-. Nunca, nunca, me había pasado esto, en serio. -Juré y ella se rio, con suavidad.

-Tranquilo, tontito -Susurró y besó cortamente mis labios-. Todo esto del trabajo te tiene estresado, lo entiendo.

Mentía, claro que mentía, porque ni siquiera yo podía entenderlo. Tenía a una modelo a mi lado, desnuda y ansiando sentirme, y, pese a eso, no había ninguna parte de mí que deseara hacerla mía.

-La próxima semana estaremos en Georgia -Me recordó, en un intento de animarme-; estarás más relajado y podremos hacer el amor todas las veces que queramos.

-Hmm. -Fue lo único que pude articular.

Relamí mis labios, con los ojos fijos en el techo. Cerré los ojos, suspiré y, sin darme cuenta, mis pensamientos ya se encontraban con Blair. Me cuestioné por qué pensaba tanto en ella; quizás era porque estábamos peleados, quizás era porque la amaba con todo mi corazón o quizás porque estaba perdidamente enamorado de ella. Quizás, sólo quizás, era por las tres razones juntas.

Apagué la lampara que yacía en la mesita de noche, a mi lado de la cama, mientras mi novia hacia lo mismo, al otro extremo. Volteé, dándole la espalda, listo para dormir y sentí sus brazos rodear mi torso. Cerré los ojos, mas los abrí otra vez al sentir unos descoordinados gritos a las afueras del departamento.

-Every breath you take -Escuché aquella familiar voz y sentí mi pecho acelerarse-. Every move you make.

-¿Quién está haciendo tanto alboroto? -Julia cuestionó, irritada, sentándose en la cama y encendiendo la lámpara, otra vez.

Unos gritos, acompañados de risas, fueron suficientes para que ambos nos levantáramos y saliéramos hasta el corredor del piso, y así saber qué estaba sucediendo. Caminé rápido hasta allá y me asomé, preocupado. No podía negar que sentí un poco de impresión, al ver con lo que me encontré.

Blair estaba allí, apoyada en la entrada de su departamento, con un hombre sujetando su rostro, lo suficientemente cerca de ella como para asumir que estaban a punto de besarse.

Ambos voltearon sus cabezas, al sentir nuestra presencia, y de manera instantánea, reconocí a su acompañante. Gareth Wolf. Me tensé y estaba seguro que Julia lo había notado, porque apoyó una de sus manos en mi hombro, como si estuviese afirmándome.

-Sentimos haberlos despertado. -Se disculpó.

Julia asintió y parecía querer volver a la cama, sin embargo, yo me quedé quieto, observando por unos segundos más cómo Blair abría la puerta de su departamento.

Pensé que me diría algo, que al menos me insultaría, pero no lo hizo. Ella sólo sujetó de su camisa a Gareth y, entre risas, lo arrastro al interior de su hogar. Probablemente no sólo escuché el fuerte ruido que provocó el portazo que dio, sino que también el de mi corazón, trisándose un poco más.

Miss Nothing - Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora