Veintiuno.

2.1K 214 58
                                    

21.
3 de febrero del 2016.

-¡¿Qué mierda, Blair?! ¡Explícame!

Acorralada entre Norman y el auto, Scott no lograba hacer mucho, sólo verle con confusión. Llevaba aproximadamente cinco minutos escuchando los gritos del actor, quien le reclamaba una y otra vez, aun asimilando la noticia que había descubierto: Blair estaba viva.

-Lo siento -Musitó la muchacha, apenas, sin saber qué otra cosa podría decirle al demacrado hombre que estaba frente a ella-. No-no quería que te enterases, no así...

-¿Acaso querías que me enterase? -Preguntó, entrecerrando sus ojos y suspiró. Mierda, estaba tan furioso, que no lograba notar lo feliz que su alma se sentía.

Se apartó de la joven y escondió el rostro entre sus manos, por unos segundos, como si eso le ayudase a entender el amasijo de contradicciones que fluía por su cabeza. Blair, sólo se mantuvo quieta, con los ojos algo cristalizados y la respiración agitada, producto de la adrenalina que el momento le proveía.

-¡¿A-acaso no imaginas lo mucho que he sufrido por ti, por la mierda, Blair?! -Norman le cuestionó a la joven, con rabia, para después soltar un ahogado quejido-. ¡Mierda, me quería morir! ¡Incluso pensé en hacerlo! -Le confesó, haciendo que las cejas de la muchacha se alzaran por sí solas. Él sólo dio una carcajada llena de dolor-. Sí, me quería matar porque tú no estabas. Me-me que-quería... -El actor no alcanzó a terminar la frase, entre palabras quebrajadas, cuando los sollozos comenzaron a escapar de sus labios.

El corazón se le apretó al ver frente a ella al hombre que amaba, tan débil, frágil y vulnerable, lloriqueando como un niño pequeño. Tan indefenso y roto, que se vio impulsada a acercársele, inclusive sabiendo que debía mantenerse lejos de él.

-Norman -Balbuceó Blair, cerrando los ojos, intentando encontrar una manera de lograr convencer al ojiazul-... Yo... yo no pensé que tú...

-¿Qué? -Interrogó, gritando y alzando sus brazos-. ¿Pensaste que no sufriría? ¿Qué después del mes me olvidaría de todo? ¡Claro que no, Blair! ¡¿Acaso no te das cuenta de que yo te amo, por la mierda?

-¡Tú dijiste que me fuera! -Chilló de vuelta, sintiendo que él estaba siendo muy injusto con ella-. ¡Yo confesé que te amaba! -Genial, ahora ella también estaba llorando-. ¡Yo te dije que me iría y tú me dijiste que lo hiciera! -Estiró su brazo, apuntándole, hecha un caos-. ¡Yo te amaba y tú decidiste dejarme ir! Yo... yo no quiero estar acá -Susurró lo último, casi para ella misma y sacudió la cabeza.

-¡Pues ándate! -Ladró el actor-. ¡Sólo eres una mentirosa a la que no le importa nadie!

Negó con la cabeza, desesperada. No quería que las cosas quedaran así. Pero sabía que sería imposible hacerle cambiar de opinión, lo entendía. Ella hubiera hecho lo mismo, de estar en su lugar.

-¡Ándate, por la mierda! -Le escuchó repetir, rompiéndole el corazón un poco más.

***

Se formaba cierta tranquilidad en el interior de Blair, cuando se quedaba admirando la ciudad, a través del vitral de la suite del hotel, sin embargo, esta vez ni siquiera eso le había ayudado a conseguir esa paz que necesitaba.

La noche ya invadía por completo el cielo de la ciudad y se encontraba perdida, divisándole, cuando la voz de su madre llamándole le despertó de sus pensamientos.

-Ya nos vamos. -La mujer le avisó y Blair asintió-. ¿Estás segura de que no quieres venir? -Blair volvió a asentir y su madre suspiró- Cualquier cosa que suceda, tu padre y yo estamos en el restaurant del hotel y la habitación de Gerard está dos pisos más abajo, ¿sí?

-Está bien, mamá. -La joven sonrió, en modo de despedida, viendo como su progenitora se marchaba junto con su padre, a cenar algo.

Suspiró, en la soledad de la lujosa habitación de hotel. Más que una habitación, parecía una mansión, pues contaba con una gran cantidad de habitaciones, baños y equipadas salas de estar y entretenimiento. ¿Cómo diablos no podía estar tranquila ahí, si era como un paraíso?

El ruido de timbre le distrajo, otra vez, y, algo atontada, caminó hasta la puerta. Pensó que se trataría de sus padres, quienes, con fama de despistados, probablemente, habían olvidado alguna cosa. Sin embargo, cuando abrió la puerta, ninguno de sus sentidos supo reaccionar de manera correcta.

Y es que, aunque no creía en los deseos, no le hallaba otra explicación lógica a lo que sucedía. Norman estaba ahí, frente a ella, como si sus súplicas hubiesen sido escuchadas.

-Sé que he sido un imbécil esta mañana -Susurró, ronco y cabizbajo-. He estado cuestionándome todo desde hace un par de horas... y sólo he conseguido un dolor de cabeza. Tengo tantas preguntas y no sé las respuestas, pero no me interesan, no aún. Lo único que sé, y lo único que me interesa saber, Blair, es que te amo -Aseveró, fijando su intensa mirada oceánica sobre sus ojos-. Te amo más que a nada y si bien esta mañana he actuada como si no lo hiciera, quiero que sepas lo hago, más que antes si es posible. Mierda, Blair, te amo tanto, bebé. -Concluyó, con la voz quebrajada.

Los ojos de Scott se cristalizaron y el puchero se le formó de manera instantánea. No alcanzo a decir algo, pues los labios de Norman sobre los de ella interrumpieron, formándole, con rapidez, en todo su cuerpo, aquella tranquilidad que tanto ansiaba.

Reedus se separó de ella, pero mantuvo el rostro de la pelinegra sujeto entre sus manos, rozando sus narices y mezclando sus nerviosas respiraciones.

-Te-tengo muchas dudas, necesito que me ayudes a responderlas, ¿sí? -Le pidió, con suavidad, y la muchacha asintió, despacio-. Pero, antes que eso, necesito hacerte el amor, porque si espero un minuto más, preciosa, me voy a morir.

Y ahí, cuando la besó, otra vez, volvió a comprobar sus teorías. Norman era la paz de su infierno.

Norman era su paraíso.

_______________

Necesitaba subir este capítulo, porque me encanta.

Miss Nothing - Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora