Your Last First Kiss || H.S.

44.

Me sentí más serena después de que su mano tomara la mía, fue como si hubieran pasado años desde la última vez pero aún así, el lado derecho de mi rostro seguía punzante por lo que me distraía un poco de mis pensamientos.

Por la ventana veo como llegamos a mi casa, en ese momento supe que la interacción con Harry acabaría aquí y qué pasaría mucho tiempo para volver a verlo otra vez, miro de reojo su rostro, éste está tenso al igual que su mano, la misma que sostiene la mía por lo que me suelto de su agarre sutilmente para poder bajarme.

—Gracias p-por llevarme, e-en serio— mi voz tiembla sintiendo aún miedo por alguna razón, no sé que más decirle así que giro mi cuerpo intentando disimular el dolor que siento en la cadera sin darme cuenta de que Harry ya había bajado del carro y va hacia mi puerta para abrirla.

—Vamos— extiende su mano para que la tome.

Me ayuda a caminar hasta la puerta de mi casa con su brazo rodeando mi cintura y su otra mano sosteniendo la mía, espera a que abra la puerta y cuando lo hago le agradezco otra vez.

—¿Estás sola?— pregunta con sus ojos viendo fijamente los míos.

—Si...— nos quedamos unos segundos eternos sin hablar—. Bueno, adiós, y gracias por haberme traído— sonríe y se aleja hasta su carro dejándome sola.

Cierro la puerta delicadamente recargándome unos segundos en ella para pensar aunque después me arrepiento, pensar es lo ultimo que necesito ahora, solo deseo poder dormir y olvidar todo, poder borrar esa sensación de miedo y la cruel mirada de aquel viejo, no me imagino que hubiera pasado si ese señor no hubiera llegado, y no quiero hacerlo; camino hasta mi cuarto lentamente, sé que debo revisar las heridas pero me siento muy cansada física y mental para preocuparme por eso por lo que solo me visto con la pijama más abrigada que encuentro y recuesto mi cuerpo en la cama con cuidado, tengo que mantenerme boca arriba porque el lado lastimado de mi cadera duele cuando me recargo sobre el, cierro los ojos y espero que el sueño llegue.

Al momento de sentir mis párpados pesados escucho con claridad como tocan la puerta, mi cuerpo se tensa de miedo ¿y si el viejo me siguió hasta casa? Podría ser mi mamá pero descarto la idea, ella tiene llaves aparte de que ¿quien toca la puerta de su propia casa? Entonces recuerdo que estaba tan distraída cuando llegué que no puse seguro a la puerta, mierda, tomo las cobijas y me tapo completamente con ellas, me hago bolita cuando escucho que abren la puerta. Lo único que puedo pensar es en lo descuidada que soy, claro, tiene que pasar algo así para poder aprender la lección.

Cierro los ojos con fuerza cuando escucho los pasos acercándose, poner seguro a mi puerta era tonto tomando en cuenta que no servía y llamar a alguien... ¿con que celular? El teléfono de la casa está en la sala y en el cuarto de mi mamá; la puerta de mi cuarto se abre y siento mi corazón desbocarse, de nuevo la respiración me falta y aún más estando bajo todas estas cobijas, el colchón se hunde con el cuerpo de alguien sentándose a mi lado, quitan todas la cobijas que me tapan y en el momento en que abro los ojos siento un profundo alivio, ese alivio del tipo que no se puede explicar, me abalanzo a abrazar a Harry respirando profundamente ante la falta de aire en mis pulmones, sus manos acarician mi espalda a la vez que yo acaricio su pecho con la mejilla.

—Han...— se aleja unos centímetros para poder verme, aún así yo sigo con la cara clavada a su pecho—. Hanna, mírame— su mano acaricia mi mejilla hasta que por fin alzo la mirada y me encuentro con sus ojos que transmiten pura ternura.

—¿Que pasó, por qué tan asustada?— pregunta frunciendo el ceño a lo no pude evitar reír.

—No sabía que eras tú el que había entrado, ni siquiera tenía un celular para poder llamar a alguien.

—¿Y quien más aparte de mi podría haber entrado?— lo miro a los ojos transmitiéndole el miedo que sentía cuando daba por hecho que era aquel viejo acosador, pronto entiende y me abraza con fuerza, como si fuera un bebé—. No pienses más en él, aquí estoy yo— asiento de repente sintiendo vergüenza de estar llorando con él y si, no se cuando empecé pero ya estoy llorando de nuevo.

—¿Entonces por qué te fuiste?— pregunto en medio de hipos.

—Porque fui a comprarte algunas cosas para tu herida— mis mejillas se colorearon de rojo, aunque en el fondo sabía que esa pregunta abarcaba muchas cosas me respondió con lo más irrelevante, de nuevo la duda llega a mi ¿por qué se fue? Realmente quiero saber porque me ha dejado—. Anda, déjame ver cómo estás— se aleja para poder observarme y por la expresión que pone supe que no me veía muy bien.

Saca una bolsa con liquidó frío dentro para desinflamar y me la coloca con cuidado en la herida, siseo un poco pero intento aguantar, es algo incomodo no tener a donde ver ya que su rostro estando cerca del mío no ayuda mucho, cuando por fin me atrevo a mirarlo a los ojos pasaron al menos unos segundos para que el se separara y me dejara la bolsa para que la sostuviera.

—Te traje una pastilla para el dolor— dice esculcando en la bolsa de farmacia, saca una caja pequeña y una mini botella de agua y me la entrega, tomo la pastilla de la caja y me la bebo junto con el agua.

Me acomodo bien en la cama y gruño cuando hago contacto con mi cadera, Harry se pone alerta—. ¿Donde más te lastimó?— lo miro a los ojos unos segundos antes de contestar.

—Solo caí sobre mi cadera— señalo el lugar donde duele—. No es nada grave...

—¿Puedo ver?— no se en que estaba pensando pero asiento apartando la mano de la zona.

Sus dedos acarician sutilmente mi cadera hasta llegar al elástico de mi pantalón, el cual baja un poco dejando ver mis bragas, analizo a Harry quién se encuentra preocupado debido a la situación, veo mi cadera notando que el ancho elástico de mi ropa interior tapa la herida, sus ojos me observan intentando decirme lo que hará a continuación, no me opongo... baja el elástico dejando parte de mi piel al descubierto, lugar donde ni siquiera cuando éramos novios se atrevió a tocar sin una prenda que lo evitara; ahí había un feo y grande moretón, Harry saca de la bolsa una pomada y pone una pequeña parte en su dedo índice, frota cuidadosamente, cuando termina noto que suelta un largo suspiro y vuelve a tapar la piel descubierta.

Mis ojos no logran apartarse de el, quien sigue en su lugar con la mirada baja, trago fuertemente saliva llamando su atención, sus ojos se topan con los míos y sin darme cuenta la distancia entre nosotros es escasa, yo necesitaba desesperadamente que desaparecieran esos centímetros que me torturaban que no me dejaban estar con él ya que él es el único que me puede transmitir la tranquilidad y paz que tanto anhelo a pesar de saber que esto solo terminaría lastimando más mi corazón, solo necesito una señal, algo que me haga recapacitar y que me alejara de el, necesito que el se aleje pero no lo hace, solo se mantiene ahí.

En un abrir y cerrar de ojos sus labios ya están presionando los míos, jalo todo el aire que puedo por la nariz un poco sorprendida, solo un poco porque en el fondo sabía que esto pasaría, lo anhelaba, cierro los ojos dejándome llevar por sus labios, los mismos que tienen el control de todo al igual que sus manos, que empiezan a acariciar mi espalda.

No sé cómo ni en qué momento fue que termino recostada en la cama con él encima, sintiendo como acaricia mi cuello y cintura, no puedo parar, su tibia lengua vuelve a encontrarse con la mía después de lo que parecieron años, nunca me había sentido tan completa como ahora, acaricio todo lo que puedo, su cabello, sus hombros y espalda, mi corazón está en el borde de la cima, a punto de caer por él.

Su cuerpo se quita de encima mío y siento una inmensa tristeza al pensamiento de el yéndose pero no, se coloca a mi lado y arrastró mi cuerpo al suyo, pegando mi espalda a su pecho, sonrío y cierro los ojos disfrutando de su calor.