Capítulo 15 "Tatuajes"

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"Que triste que no todas tengan autoestima."

"Deja que se ahoguen en cloro, se lo merecen."

"Eso pasa cuando eres insignificante."-lo publicaban Lucy y Katie, en las redes sociales.

"Es triste darte cuenta que la persona que amabas como a una hermana, que compartían todo, se contaban sus secretos y hacían tonterías juntas, hoy es una total desconocida".-lo publicó Kora.

Cerré la laptop de golpe.

Bien dicen que las palabras duelen más que los golpes. Eso dolía como una patada en los dientes.

¿Cómo podía colocar eso? Éramos desconocidas por su culpa. Todo era culpa de ella, solo de ella. Estábamos es esta situación porque ella quería.

¿Por qué me importaba? Se suponía que no debía importarme. YA NADA DEBÍA IMPORTAR. Pero no. Eran simples publicaciones de personas estúpidas y yo lo tomaba demasiado a pecho. Y no era solo las publicaciones, ¿por qué eran tan inmaduras y ridículas para hacer eso? ¿Por qué no lo decían en la cara y problema resuelto? No lo soportaba.

-¡Al diablo con Kora! ¡Al diablo todos!-grité, siendo consiente que nadie me escucharía.

Los días siguientes, chicos y chicas se encargaron de hacerme la vida imposible en la escuela, con sus comentarios, tan hirientes y destructivos. Me tropezaban y empujaban haciéndome contener la respiración de la magnitud de ira que cargaba mi organismo. Y los que fueron mis "amigos", ni tuvieron el coraje de mirarme a la cara.

Esos días, como los anteriores, casi no comí. No me atrevía a verme al espejo. Era como si otra yo, me gritara que era una estúpida. No cumplía con mis deberes escolares. Sentía como si algo se hubiera podrido en mi interior. Hasta la ropa la sentía más holgada. Me dolía hasta la cutícula. Resultaba ser como un esqueleto andante, caminando con lentitud por los pasillos de la escuela, todos observándome con asco o lastima. Y al regresar al hotel, solo dormía...dormía como si fuera la última opción. Tenía llamadas. Ni molesté en percatarme de la cantidad de las mismas. Correos de voz de papá, de Sara...estoy segura que había mensajes de Ezra. Solo hacia como si no existieran y las dejaba pasar.

***********

Estaba en los vestidores, ahora solitarios, de la escuela. No quería que nadie me viera. El profesor de deporte me obligó a asistir a su clase. No quería, pero tampoco quería quedar reprobada.

Al verme al gran espejo con el uniforme indicado, me dio asco conmigo misma. Mis piernas, mis brazos, parecían de una persona desnutrida. Mi piel no tenía brillo, se encontraba pálida, incolora.

Busqué mi suéter, el que siempre me colocaba con ese uniforme para esconder mis brazos y al ir colocándomelo, varias chicas entraron al vestidor. Me apresuré a ponérmelo y guarde todo en el casillero, cerrándolo después con llave.

-¿Qué pasa, Sully? ¿Sigues escondiendo lo obvio?-dijo Lucy con voz pedante.

No respondí. No la miré.

Me encaminé a salir de ahí. Pero Lucy, me empujó impidiéndome llegar a la salida. Katie se posicionó en el marco de la puerta. Las otras chicas solo observaban.

-Te estoy hablando.-dijo con dureza.

-Y yo no quiero responder preguntas idiotas.-dije.

-Sabes muy bien que es la verdad.-se acercó a mí, como un animal salvaje acorralando a su presa.-Quiero ver tus brazos, Sully.

-Déjame salir.-obvié su petición y di unos pasos hacia adelante. Volvió a empujarme.

-Estúpida, loca.-escupió. Y se abalanzó hacía a mí, sujetándome de los brazos, intentando subir las mangas.-Quiero verlos.

Problemas adolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora