Para cuando la luz del sol caía, aún tirado en su sofá el hombre reflexionaba sobre lo que le había dicho su jefe esa misma mañana. Una llamada inesperada del departamento de investigación lo despertó de sus 4 horas de sueño para proponerle un trabajo especial. Después de una noche de lectura hasta las cinco de la madrugada, Akihiro percibió el sonido del teléfono como un taladro en su cabeza. Con torpeza, llegó a descolgar.
- ¿Sí?- la voz de Akihiro sonaba áspera y grave.
- ¿Akihiro? ¿Otra vez leyendo hasta las tantas?- contestó una voz de mujer.
- ... Takako, solo un poco.- dijo Akihiro.
- Ya.. pues el jefe quiere verte en su despacho dentro de una hora.- dijo Takako.
- ¿El jefe? ¿Otra vez quiere que le enseñe a meter música en el iphone?- dijo Akihiro.
- Quizás incluso te pague por ello esta vez.- contestó Takako.
- Sería una novedad.- dijo Akihiro.
- En fin, veremos con qué salta esta vez. Recuerda, dentro de una hora.- concluyó Takako.
- De acuerdo.- respondió Akihiro.
Akihiro Mena era un ciudadano de Tokio que trabajaba para la empresa de Namori Asociados. Una pequeña empresa de traducción y edición de mangas para otros países, aunque solo aparentemente. Una tapadera. En realidad su cometido era la investigación de objetos desaparecidos de gran importancia que la policía no tenía tiempo de encontrar. En la misma empresa de mangas, había un departamento al que solo un número reducido de trabajadores podían acceder. Akihiro era uno de ellos. Se dedicaba a la búsqueda de estos extraños objetos gracias a su tiempo en la academia de policía, en la que estuvo después de abandonar a la mitad sus estudios de química en la universidad. A sus 28 años, vivía solo en un apartamento cerca de la empresa donde le gustaba leer libros y estar tranquilo. Con una estatura media, Mena tenía el pelo castaño y ojos marrones.
Llegó a tiempo para poder pasar al despacho del Sr. Mikami, administrador de Namori Asociados. Nada más entrar, Mikami se levantó de su silla para recibirle.
- ¡Mena, mi trabajador favorito! Pasa, tengo algo que comentarte y quiero que me escuches con mucha atención.
De repente el tono de su jefe se volvió serio. Fue hasta su mesa y recogió una fotografía. Al volver hacia él, extendió su mano con la fotografía y la mostró.
- Una urna familiar en la residencia Matsumoto de Takaoka ha desaparecido. Hace dos días que no se sabe nada de ella. Me gustaría que fueras allí a husmear un poco, al menos para averiguar su paradero.- explicó su jefe.
- ¿Desaparecido? Más bien suena a que alguien se la ha llevado.- apuntó Akihiro.
- Eso pienso yo. Aunque no tengo muchos más datos. Aquí tienes todo lo que necesitas para llegar al lugar, además de una lista de testigos y miembros de la familia.- dijo su jefe entregándole una carpeta de expediente.
- Pero vamos a ver.. yo nunca he sido enviado para hablar con testigos y sacarles información, lo mío es trabajar por mi cuenta y encontrar lo que me pidas. Tienes a otros que pueden hacerlo mejor.- protestó Akihiro.
- Sí, pero he visto en el expediente un nombre que me es conocido, aunque aún no consigo recordar de qué. Me pareció escuchártelo decir alguna vez.- respondió Mikami.
Akihiro extrañado miró el expediente página por página hasta detenerse en una en concreto. Incapaz de articular palabra Akihiro se quedó blanco. Su jefe por su parte mantenía la calma sabiendo que enviando a Mena, volvería con la misión cumplida.
- Sé que me dijiste que no te gustaba mucho ese lugar, pero también creo que esto merece ser estudiado por alguien que conozca la zona en cuestión.- dijo Mikami con un tono amable.
Akihiro siguió dándole vueltas de camino a casa. Tenía que hacer las maletas y estar temprano en el aeropuerto el día siguiente. Una ciudad, Takaoka, en la que había desaparecido una urna de familia. Y no solo eso, Akihiro volvería a donde estuvo viviendo muchos años antes de entrar en la academia de policía, su tierra natal.
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La cicatriz secreta
FanfictionLa actual presidenta del consejo estudiantil, Rise Matsumoto, invita a sus compañeras y al club de entretenimiento a su residencia para quedarse todas un fin de semana. Los acontecimientos que allí se desarrollarán serán un recuerdo difícil de olvid...