27.¿Matarle?

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Me detuve en seco y apreté la manivela con mi mano. Intenté asimilar lo que Blanca acababa de decir, quizá yo no lo había escuchado bien, o quizá mi mente se negaba a aceptar que eso hubiera salido de sus labios, lo que me parecía lo más razonable. Solté la manivela y me volví hacia ella, que, de pie, en medio de la habitación me observaba.

-¿Qué qué?

-Lo que has oído

Dejé de nuevo la chaqueta sobre la silla y me acerqué a ella. Cogí aire muy despacio y apoyé mis manos en sus brazos pero ella me rehuyó, cruzándolos en cuestión de segundos.

-No puedes estar hablando en serio...no...tú nunca harías eso…-la miré con incredulidad

-Quizá sí

-Blanca, ¡es de locos!

-No te estoy pidiendo consejo

-No, tú directamente me haces cómplice de esto

-Te podrías haber ido...nada te lo impide…es más aún puedes irte

-¿Qué nada me lo impide? ¿Qué clase de persona sería si me fuera ahora?

-Una algo cuerda

-Hablo enserio, no sé porque quieres acabar con él, que lo dijera yo aún tendría algo de sentido pero tú…

-Todo el mundo tiene sus motivos, yo también tengo los míos

-¡Has perdido la cabeza!

No sé si fue por los nervios que había ido acumulando, por la situación o por el miedo, sí, el miedo, pero empecé a reír. Si algo había aprendido es que cuando la gente siente miedo tiende a reír, aún sin motivo aparente para hacerlo. Ella tomó aire y cerró los puños, se estaba enfadando conmigo y yo lo sabía y lo entendía.

-¿Te hace gracia? ¿Qué pasa que yo no puedo tener motivos para querer matar a alguien? ¡Pues ya no puedo más! ¡Estoy harta! ¡Tengo motivos de sobra para hacerlo! ¡Y no necesito que nadie me ayude!

No dije nada. Simplemente la envolví entre mis brazos y la pegué a mi cuerpo. Apoyé mi barbilla en su cabeza y ella se fue poco a poco escondiendo en mi pecho. La escuché empezar a sollozar. Acaricié su pelo.

-Ya está, cálmate...entiendo que toda esta situación no debe ser fácil para ti pero debes sobrellevarlo...no podemos meternos en un lío así...ni tú ni yo...ya sabes que la policía no se acaba de fiar de mí...y nos haría estar en el punto de mira...cualquier paso que dieramos sería sospechoso

Levantó su mirada hacia mí sin separarse ni un centímetro de mi cuerpo. Sus ojos apenas se veían, estaban totalmente vidriosos, rojos y ya algo hinchados. Su rostro estaba lleno de restos de lágrimas que habían rodado por sus mejillas hasta alcanzar su cuello. Su maquillaje bajó hasta la parte inferior de sus ojos y el carmín de sus labios había desaparecido por completo. Nunca la había visto así. La guié hasta la cama y ambos nos sentamos. Ella me volvió a abrazar.

-Lo sé...yo no quiero meterte en líos...en realidad no quiero matarle...no podría…ni siquiera a alguien como él...

-Ves, ha sido un impulso, estabas nerviosa…

-Tú no lo entiendes...no es estar nerviosa...va algo más allá…

Cada vez le costaba más hablar. Suspiraba y se entrecortaba cada vez que lo intentaba. Acaricié su mejilla y la besé despacio, sintiendo el sabor de sus lágrimas en mis labios. Ella me lanzó una mirada seria y algo furiosa.

-Explicamelo…¿qué es lo que te pasa realmente?

-No puedo hacerlo…

-¿Por qué no? ¿No te estará presionando con algo?

-No…

-¿Y entonces?

-Si te lo digo el que querrá matarle, pero de verdad, serás tú…

Me puse en tensión. Me puse de rodillas frente a ella, apoyándome sobre aquella moqueta roja. Llevé mis manos hasta sus muslos pero ella no tardó en apartarme. Era como si quisiera evitar todo contacto conmigo más allá de los abrazos.

-¿Qué te ha hecho? Porque como te haya hecho algo…

-Dejalo…

-Blanca, sea lo que sea me lo puedes decir, sabes que estoy y estaré a tu lado siempre...que te quiero...

Ella asintió y recorrió mi pelo con sus manos, intentando calmarse. Tragó saliva y suspiró.

-Está bien...pero prometeme que el día que decidamos hacer algo lo haremos bien…

-Te lo prometo...aunque no sé muy bien de qué va esto...pero me fio de ti…

-Esteban...la otra noche...fui a su casa, había bebido, empezó a gritarme, me dijo que yo no era más que una zorra que se estaba aprovechando de él después de tantos años...empezó a echarme en cara que sabía que le engañaba...que me acostaba con otro…

-Conmigo

No pude evitar dibujar un gesto irónico en mi rostro.

-Que todos en las galerías lo saben y que le estaba dejando en ridículo...en fin, discutimos bastante...yo me puse nerviosa, lo negué todo...estaba dispuesta a marcharme y entonces él me cogió...yo no tenía escapatoria, grité pero no había nadie y...y...me…

-¿Te qué?

-Me forzó...

Respiré profundo. Blanca ya ni siquiera me miraba, había bajado su mirada y las lágrimas escapaban a borbotones de ella. No pude evitarlo. Empecé a llorar como un niño. No podía imaginar algo así. Me incorporé ligeramente y la abracé con todas mis fuerzas, la pegué tanto a mi cuerpo como para fundirnos en uno solo. Me recompuse como pude, debía hacerlo por ella. Cogí su rostro entre mis manos y la besé. Fue un beso rápido, casi inexistente. Ahora entendía que en cierto modo me rehuyera.

-Esto no se va a quedar así...de ningún modo...pienso encontrar la solución para que ese hijo de su madre sufra lo que nos está haciendo sufrir a nosotros...sobretodo a ti...te lo prometo...Ah, siento lo de los preservativos, no pretendía...

No era ni mucho menos el momento para aquello pero no sé porque escapó de mi. Ella dibujo una media sonrisa que yo sabía que le estaba costando un gran esfuerzo.

-No te preocupes...tú no tenías por qué saber de esto...ni siquiera iba a contártelo...pero bueno...
-Sé que no sirve de mucho pero, ¿cómo estás? Me refiero...
-Sé a lo que te refieres...-me miró y acarició mi mejilla-Estoy bien...

BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora