Capitulo 04

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L E C T O R A

—Hagamos un trato —propuso Erwin.

¿Trato? Oh no, eso si que no. Ya estaba demasiado jodida como para que me propusieran algo que en definitiva no me ayudaría, pues yo ya sabía como esta gente podría manejarse, todo a base de mentiras y promesas vacías, situaciones de las que había sido víctima años atrás y que me enseñaron a irme por caminos muy bien puestos. Me negaría a todo lo que este señor propusiera, por muy tentador que se escuchara.  

Me mantuve en silencio aún si ya había dictaminado mi respuesta mentalmente, porque si, estaría dispuesta a escuchar el dichoso "trato" y sus estúpidos planes. 

—No los culparé a los cuatro de lo que hicieron —dijo a lo que mi alerta mental se encendió—. En cambio quiero que sean de ayuda para nosotros. 

—¿Ayuda? —pronunció el azabache detrás mío. 

—Entren a la Legión de Reconocimiento. 

La petición me cayó como un balde de agua helada puesto que aquello era demasiado para una persona ordinaria como yo, que no tenía el mínimo interés de salir de estos muros y convertirse en carnada de un gigante monstruo de carne.  

Ahora entendía porque no iba a tomar acciones sobre esto, pues su único objetivo es llevarnos a una muerte inminente. 

Y ahora que observaba a mis aliados, yo tampoco era la única que estaba en contra de aquello. 

—¿Y si me niego? —cuestionó Levi. 

—Me encargaré de llevarlos con la Policía Militar —aseguró el rubio— Y a juzgar por todo lo que han hecho, no dudo que a todos ustedes los traten peor que basura. Elijan lo que prefieran. 

Erwin se quedó en silencio atento a una respuesta de nuestra parte, tiempo en el que aproveché en dirigirle una mirada a Levi negando levemente con la cabeza, dándole a entender que la idea no era buena para ellos y para mi, y que por mi parte no estaba de acuerdo. Él al verme no articuló ni reaccionó en nada, situación que me colocaba los pelos de punta; pasados unos cuantos segundos, nuevamente su mirada se dirigió al rubio que se reacomodó en su lugar al ver la seguridad en el azabache. 

—Esta bien, entraremos en la Legión de Reconocimiento. 

Tuve que sostenerme de la pared más cercana para tratar de no caer ante la impresión. 

(...)

—¡Era más fácil fugarnos de la Policía Militar que entrar en la Legión de Reconocimiento, maldito imbécil! —volví a recriminarle al azabache por sexta vez en lo que iba del transcurso del viaje. 

Me levanté de mi lugar con dificultad y con una enorme ira de por medio, no solo por todo lo que me estaba pasando, ni tampoco por las malditas esposas que me habían colocado tanto en tobillos como en las muñecas al no cooperar en subirme al vehículo y verme en contra de la decisión del de orbes afilados, sino porque gracias a esta decisión mi vida se había arruinado.

—¡Siéntate! —pidió Farlan interponiéndose entre Levi y yo— ¡Pensé que ya lo habíamos hablado! 

—¡Ustedes ya hablaron! —respondí angustiada— A mi apenas si me miran. 

—Levi y tú llegaron a un acuerdo —aseguró Isabel—, por eso aceptaron. 

—¡Yo nunca acepté nada! —removí las esposas con frustración— Yo me negué en cuanto nos vimos, no solo por mi sino también por ustedes; en sus caras se les veía que nos les gustaba la idea, ¿o no?

No digas adiós [Levi x reader] (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora