12.- Lips.

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La puerta sonó y Norman se paró a abrirla, luego de unos segundos cuatro  de mis amigos aparecieron.

-¿Cómo es que siempre acaban en mi departamento?—mire a las cinco personas que tenía frente a mi.

-Nos amas—Steven hizo un ademán.

-Lo acepto sólo por que las necesito a ustedes dos—apunte a Lauren y Alanna.

-¿Que paso?—Alanna se acercó y se sentó a mi lado.

-Quiero pedirle a Alex que sea mi novia—rasque mi nuca nervioso.

-¡Pero que bonito!—Lauren se sentó a mi otro lado.

-¿Tienes alguna idea?—Andy pregunto.

-Quería hacerlo en su lugar favorito, es un parque que se ve gran parte de la ciudad—me encogí de hombros.

-Deberías hacerlo en la noche, cuando ambos estén mirando la ciudad y justo al frente de ustedes diga "¿Alex quieres ser mi novia?"—Steven hizo movimientos con sus manos como si formara un título.

-Me gusta la idea—Norman, Alanna y Lauren apoyaron lo que decía Yeun.

-¿Que dices?—mire a Andrew.

-Mientras ambos se queden con un buen recuerdo, encuentro que está bien—sonrió.

Luego que pudiéramos coordinar bien la idea y de hacer algunos contactos con ayuda de mis amigos, podría hacer realidad lo que teníamos en mente. Cuando ya era hora de que mis amigos se fueran a tatuar salimos de mi casa y nos encaminamos al local donde trabajaba Alex.

La bienvenida típica del ya conocido muchacho se hizo presente, nos saludamos y nos indico que Alex ya de encontraba lista. Entramos al espacio donde ella tatuaba y en cuanto me vio se acercó para besarme. Si pudiera decir algo sobre esta sensación, es que es inexplicable.

El primero en pasar fue Steven, eligió un diseño pequeño y bastante rápido para Alex, los chicos quedaban cada vez más fascinados con ella. Le siguió Alanna quien decidió tatuarse el nombre de su pequeña hija junto a otro diseño, finalmente fue Lauren que quiso un diseño ya más grande.

Cuando ya todos finalizaron y ella les fuera las indicaciones a seguir, salieron del despacho para ir a pagar. Aproveche ese momento para poder invitarla a salir.

-Oye tu—me recargué en el marco de la puerta.

-Oye tu—respondió mirándome con una sonrisa.

-¿Quieres salir esta noche?

-Me encantaría.

Sonreí y me acerque a besarla, con lo poco que nos habíamos besado, ya me estaba acostumbrando a sus labios.

Sonreí y me acerque a besarla, con lo poco que nos habíamos besado, ya me estaba acostumbrando a sus labios

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Serendipia » Jeffrey Dean MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora