Capítulo 15

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Una chica de pocas palabras.

3 de diciembre de 1956

VIOLET:

Los minutos pasan, la gente sale al recreo. Yo estoy parada en la puerta, inmersa en mis propios pensamientos, ni siquiera me percato de la ausencia de Soul. No puedo parar de pensar en el árbol de la izquierda, y en cómo es posible que en el interior de ese árbol se despliegue un bosque entero en llamas.

“Mamá, ¿qué estás intentando decirme?”

Y vuelve esa sensación de sentirme observada. Me giro para mirar por encima del hombro en busca de mi madre, y en lugar de eso me encuentro la cara de Josh Miller.

Grito sin poder evitarlo y luego me tapo con ambas manos la boca, pensando en la estupidez que acabo de cometer.

Josh, con su cara a escasos centímetros de la mía, ríe encantado.

-Te he asustado, ¿eh? No me esperabas.

Durante unos segundos me quedo mirándole con la boca abierta, sin saber qué decir, pero eso no parece un problema para Josh, que continúa su monólogo.

-Verás, es que iba de camino a la biblioteca a buscar un libro (ayer terminé el que estaba leyendo) cuando me encontré con tu amiga Soul, ¡qué chica tan maja! Me dijo que había quedado contigo justo aquí, pero que tenía que hacer un trabajo de literatura, y me preguntó si vendría a pasar el recreo contigo, y claro, ¿cómo iba a negarme? Así que, aquí estoy.

Aún no salgo de mi ensimismamiento, ¿ha dicho que Soul le ha mandado conmigo? “Envío mentalmente todas mis gratitudes a mi gran amiga Soul, esa alma pura que vive al lado de mi casa”. Y reúno todas mis fuerzas para contestar:

-Ah.

Josh se ríe de nuevo, y afirma:

-Eres una chica de pocas palabras, eso me gusta, paseemos un poco por el recreo.

Aún sin salir de mi asombro, caminamos a paso ligero por el recreo, ante la mirada atónita de mis compañeras, posiblemente celosas de mí en este instante. Soul ya me había dicho que Josh no tenía muchos amigos en clase, pero él no se sentía solo en absoluto.

A medida que pasan los minutos del recreo, siento que este chico me gusta un poco más. Me habla sobre los libros que ha leído últimamente, sobre por qué le gusta el baloncesto, e incluso alaba la blusa de flores que llevo ahora mismo (muerte de Violet). Yo sonrío y hago algún comentario por el medio, no sé por qué, con él soy incapaz de soltarme del todo, aunque a él parece no importarle que no hable demasiado. Es un chico muy correcto. Habla bastante, pero con él los silencios no son incómodos. Me siento segura a su lado.

¡No quiero que este recreo termine nunca!

Finalmente nos sentamos en un banco frente a las pistas de baloncesto. Él anima a sus amigos, y me explica las jugadas que están realizando. Por primera vez en toda mi vida, me cuestiono la ropa que llevo al colegio. Las chicas que están sentadas en los bancos de al lado van monísimas, como si hubieran elegido sus modelitos hace una semana. No penséis que me avergüenzo de mi ropa, en absoluto; hoy mismo llevo una camisa de flores azules (que a Josh le encanta, ya que el azul es su color favorito), unos pantalones campana muy abrigaditos, una trenca marrón por encima, un gorro de lana que me hace parecer un pitufo (pero me encanta porque es muy abrigado y tiene unos pompones al final), unos guantes de lana marrones y finalmente una bufanda de colores, para dar algo de alegría al conjunto. Lo sé. Estoy monísima. Pero parece que no encajo con el resto del ambiente escolar. Me siento como a -0º mientras el resto está a 9 o 10º.

-¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que no eres como las demás. Te veo en clase, y en los recreos, haces lo que quieres y cómo quieres, eres muy espontánea, y cabezota, no te importa lo que los demás piensen de ti, y aunque no hables demasiado, eres simpática, por eso todas las chicas de la clase te tienen envidia.

No puedo evitar soltar una carcajada.

-¡Qué equivocado estás conmigo, Miller! No soy una chica de pocas palabras en absoluto.

-Si tú lo dices…

En ese preciso instante suena la campana, a mí me da la impresión de que la sirena es como una marcha fúnebre, sonido del Inframundo. Los minutos más apasionantes de mi vida acaban de terminar.

Los amigos de Josh vienen a saludarlo, y él se marcha con ellos, dejándome completamente sola, sentada en un banco y roja como un tomate. Eso sí, más feliz que una perdiz.

Me levanto para ir a clase y por primera vez desde que vi aparecer a Josh, pienso en mi madre.

Básicamente pienso en mi madre porque la estoy viendo.

Time: PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora