Me has hablado, pero, ¿has dicho realmente algo?
31 de agosto de 1956
VIOLET:
Sus ojos azules están clavados en mí, su expresión había tornado rápidamente a una que nunca había visto, de hecho, casi me había parecido imposible hasta el momento, imaginar, al padrino serio.
-¿De dónde has sacado eso?
De repente, empiezo a sentir una culpabilidad extraña en mi interior, ¿y si he hecho algo malo? ¿Y si no debería haberlo cogido? Y sea lo que sea lo que abre… ¿debería permanecer cerrado? Solo hay una cosa clara, él sabe algo, y no me marcharé de esta cabaña hasta averiguar qué es.
Soul entra en la habitación, pero parece que su padre no se ha percatado de su presencia.
-Violet, dime de dónde has sacado eso –repite por segunda vez Ron.
-De un cajón del tocador de mi madre –contesto, no del todo segura.
-¿Y qué sabes sobre él?
-¿Quién es él? –pregunto confusa.
-Él no, ello, ¿qué sabes de lo que abre?
La intensidad de su mirada era fulminante. Aparte de nuestra charla, podría escucharse el sonido de un alfiler al caer al suelo.
-¡No sé nada, lo juro! ¡Más quisiera yo saber qué abre esta llave! –contesto gritando, nerviosa.
No sé por qué, la situación se está volviendo incómoda, siento que me falta el aire y tengo ganas de llorar.
-Pues mientras eso siga así, no corremos ningún peligro.
Y como dando por finalizada nuestra conversación, se encamina hacia la puerta, para unos instantes después, desaparecer en el bosque.
Respiro agitadamente, confusa, desilusionada: “El padrino sabe algo, pero no lo quiere decir. Debería dejarlo pasar pero… Peligro, ¡ha dicho peligro! ¿Qué peligro puede abarcar esta diminuta llave que llevo en el pecho?”
Instintivamente llevo mi mano hacia el colgante, lo acaricio y tengo un escalofrío, de nuevo, vuelvo a sentirme observada.
-¿Se puede saber qué acaba de pasar ahora? –dice Soul con voz divertida.
Se sienta en la silla donde antes se sentaba su padre, mientras juguetea con un lápiz.
-¿Y eso? –pregunto casi sin pensar lo que digo.
-¿El lápiz? Lo acabo de coger… en la mesa… allí.
-Ah –contesto sin demasiado interés. Mi cuerpo está aquí, pero mi mente vuela mucho más lejos.
-Vi, ¿y si vuelves a tierra y me cuentas lo que ha pasado?
Por un instante, vuelvo a la realidad, veo los ojos de Soul clavados en mí, y a pesar de que intentan parecer serios, no consiguen deshacerse de ese ápice juguetón tan característico de ella.
-¿A dónde puede haber ido tu padre?
-Mmmm… -se lo piensa durante un largo rato, marcando mucho la “m” –pues no tengo ni idea –concluye, siempre tan inteligente.
-Pues vamos a buscarlo –digo, levantándome de la silla.
La miro suplicante, pero ella está más entretenida intentando que el lápiz se aguante en pie sin necesidad de tocarlo.
-Bueno, podemos intentarlo, pero será inútil, en todas las ocasiones durante estos últimos años que he salido a buscarlo (y créeme que lo he hecho) jamás lo he encontrado, vuelve al cabo de tres o cuatro horas –dice despreocupada, pero con cara de fastidio porque, finalmente, el lápiz cae.
-¿Cuatro horas? –digo separando mucho las palabras. Me quedo pensativa y guardo silencio durante unos segundos – pues no habrá más remedio que esperar –concluyo yo, volviendo a sentarme.
Al escucharme, el lápiz de Soul vuelve a caer, y me mira con los ojos desorbitados:
-¿Pretendes que le esperemos cuatro horas?
Esta vez es ella la que está alterada.
-Sí, para mí es importante saber –me callo- lo que tenga que saber sobre esto.
-Violet, hazme un favor. Háblame. –dice ella apartando el lápiz, esta vez, completamente seria.
-¡Si ya te estoy hablando! –exclamo levantándome de la silla.
Comienzo a caminar y me asomo a la ventana que hay en el salón. Soul permanece sentada, pensativa:
-Sí, me has hablado, pero, ¿has dicho realmente algo? No.
-¿A qué te refieres? –pregunto, sin despegar los ojos del bosque, con la tonta esperanza de que Ron vuelva.
-Me refiero a que llevamos diez minutos conversando y aún –se toma una pausa y se levanta de la silla – aún no has contestado a mi primera pregunta.
Aparto la vista de la ventana y la miro; echando la vista atrás, la verdad es que no había contestado a su pregunta, pero antes de que pueda añadir nada, continúa:
-Así que lo mejor será que volvamos a Fowey –dice abriendo la puerta y haciéndome un gesto para que pase.
-Sou, esto es importante.
-Pues su importancia no descenderá porque nos quedemos esperando eternamente hasta que vuelva.
Nada más pronunciar la última palabra, hace ademán de marcharse.
-Dijiste que pasaríamos el día con tu padre.
Asoma la cabeza por la puerta:
-Error, Dije que visitaríamos a mi padre, y a no ser que quieras que nos muramos de hambre, ¡debemos volver a mi casa para comer!
Su razonamiento tiene lógica, pero en este momento, la lógica no es precisamente lo que me guía.
-Sou, por lo que más quieras, ¡quedémonos! Es muy importante.
Entra con pasos largos y la mano en la barbilla.
-Está bien, esperaremos. –Se toma su tiempo y desaparece en la cocina –Creo que sé dónde guarda las galletaaaaaaas –extiende la última sílaba hasta que se queda sin aire.
Y así, de pie frente a la ventana, contemplando el sol brillar en lo alto, me doy cuenta de que no sé en lo que me estoy metiendo. En realidad, ni siquiera sé por qué le doy tanta importancia a esta llave, ni por qué la cogí; pero ahora mismo, no quisiera estar en otro lugar, ni hacer cualquier otra cosa, si esto, sea lo que sea, si me acerca más a mi madre, que así sea.
Y de nuevo, esa extraña sensación de que no estoy sola.

ESTÁS LEYENDO
Time: Pasado
MaceraSAGA TIME PASADO EL VIAJE COMIENZA Prólogo 28 de mayo de 1947: Me da una llave. No sé por qué, ni para qué; pero ella no habla, simplemente me c...