Así es la vida.
10 de septiembre de 1956
SOUL:
Durante las vacaciones sueles pensar: “El primer día voy a llegar la primera, iré guapísima, lo tendré todo organizado, este curso voy a ser la número uno…” Pero luego, tras tres meses durmiendo hasta las tantas, te suena el despertador y te cambia el chip.
La verdad, puse el despertador temprano, a sabiendas de que lo apagaría y seguiría durmiendo. Y así fue, pongo el despertador dos horas antes, y acabo despertándome un cuarto de hora antes.
Asustada, corro hacia el armario; pienso: “Debería haberme escogido la ropa anoche”. Pero ya sabes lo que dicen, no hagas hoy lo que puedas dejar para mañana. Pienso que quiero ir diferente a lo habitual, así que el vestido nuevo tendrá que esperar; me pongo unos pantalones vaqueros cortos, y una camisola blanca, muy caída, con mis sandalias de cuerdas. También quiero llevar el pelo diferente, aunque sé que mañana me lo volveré a trenzar; me coloco una cinca hippie en la frente y salgo pitando hacia la puerta.
Paro en la cocina para besar a Annie y recoger un panecillo, y al abrir la puerta, me encuentro a Violet mirando con cara de pocos amigos. Analizo su ropa: lleva unos pantalones vaqueros y una blusa color crudo, con unos tenis y el pelo absolutamente normal; se ve que no se ha comido mucho la cabeza; pero en realidad ella nunca lo hace con esos temas.
-¡Doña puntualidad! Ahora no nos da tiempo de ir andando, corre a por la bicicleta.
El viaje en bicicleta me alborota el pelo, y no paro de pensar en lo que deseo no sudar demasiado ahora mismo. Y al llegar… ¡Eureka! Justo está entrando mi fila. Me puedo considerar una chica afortunada. Al final, la pobre Violet llegó tarde por mi culpa, bueno, se lo compensaré.
Entro en clase con James y Peter, que son, básicamente, mis únicos amigos a parte de Violet; amigos de los de toda la vida, corremos a sentarnos en la última fila: Peter junto a la ventana, yo a su lado y a mi lado, James. Por suerte, no nos han cambiado de profesora, sigue siendo la señorita Hills, una anciana con gafas muy simpática.
La mayor parte de la primera clase la dedicamos a hablar del nuevo peinado de Mary, que se ha cortado su larguísima melena rubia y se la ha dejado por las orejas. Cuando menos me lo espero, aparece en la puerta Josh Miller, el chico ese que tanto le gusta a Vi; y buscando con la mirada pregunta:
-¿Está aquí Soul Grint?
Me levanto y camino entre los pupitres, llego a la puerta, salimos fuera y me lleva a la enfermería.
-Hola, ¿eh? –digo intentando animar la conversación.
-Hola, eh, a ti también –me responde.
-¿Por qué nunca hablas? –pregunto intrigada, aunque nada más decirlo en voz alta me doy cuenta de lo estúpida que suena la pregunta.
-¡Claro que hablo! –responde, haciéndose el ofendido.
-Sí, seguro.
Y antes de poder añadir nada más, llegamos a la puerta de enfermería; aunque él no me lo había dicho por el camino, por las quejas que oigo, ya sé por dónde van los tiros.
-¡Me habéis taladrado la mano! ¡Me duele, me duele! Oh dios mío, ¿Qué mi mano tenga esta forma es normal?
Miro a Josh con cara de extrañeza y preocupación, y él me mira como diciendo: Así es la vida. Y vuelve a clase.
Entro en la enfermería, y tras estar unos diez minutos razonando con Violet, vuelvo a mi clase.
A la hora del recreo, comienzo a preocuparme, “Violet no está. James y Peter van a jugar al baloncesto, entonces, ¿yo qué hago?”
En ese momento me llega una notita de Mary:
“Hola Souly, este recreo solo chicas, para contarnos los cotilleos del verano.
Besis”
“Bueno, mejor que nada” pienso. Nos sentamos en un banco junto al partido y el recreo transcurre sin ningún momento digno de mención. Cada vez que mi mirada se cruzaba con la del chico ese, me ponía su cara de: Así es la vida. Decididamente, me gusta para Violet.
Cuando terminan las clases decido ir a recogerla a su aula, para que no se sienta tan mal por lo del recreo; sale de las últimas, debe de estar hablando con el profe nuevo. Todos salen prácticamente sin mirarme, excepto Josh, que me saluda con un alegre:
-¡Ei!
A lo que yo respondo:
-¡Ei!
Y continúa su camino, ya me imagino, llamarán a su hija: Soul Miller.
Yo y Vi caminamos por el pasillo despreocupadamente, llegamos junto a las bicicletas, cojo la mía y estoy preparada para marcharme (siempre es mejor coger ventaja, ya que no soy muy rápida); cuando veo a Mike Johnson acercarse a Violet; veo que se montan juntos en la bicicleta y se me escapa una risa nerviosa.
Entonces si pedaleo rápido, para que no me vean con él. Seguro que Violet piensa: “Esta es rápida cuando quiere”.
Llego a casa y la espero con Toby en el jardín, Mike se despide con un:
-Mañana te recogeré.
Quién sabe, quizás se hayan hecho amigos.

ESTÁS LEYENDO
Time: Pasado
MaceraSAGA TIME PASADO EL VIAJE COMIENZA Prólogo 28 de mayo de 1947: Me da una llave. No sé por qué, ni para qué; pero ella no habla, simplemente me c...