Intento de chica perfecta

Capitulo 1 "La Barbie"

Cojo las maletas con fuerza, son dos maletas enormes y pesadas de toda la ropa que hay en su interior, y comienzo a caminar hasta la enorme entrada de verjas de metal negra, con decoraciones muy exquisitas en forma de pequeñas rosas. Casi parece la entrada de un palacio, no me sorprendería ver un carruaje.

Según me voy acercando, mas me voy dando cuenta de todo, trato de no pensarlo demasiado para no llorar por a saber qué vez voy ya, pero es imposible, dejar de sentirme mal es simplemente imposible. Mis padres no me quieren tal y como soy, pensaba que sí lo hacia, pero todo era una ilusión creada por mi misma. Me han traído aquí, a este internado, para cambiarme, para convertirme en algo que no soy, ni nunca seré.

Y sinceramente, no entiendo el motivo del por cual no me aceptan. Sé que no soy una persona modelo, a veces puedo ser grosera e incluso no sé como controlar mi malhumor, pero al fin de cuentas sigo siendo su hija. Y creo, sin temor a equivocarme, que todos tenemos nuestros defectos, ellos también tienen los suyos y yo los había aceptado tal cual son.

Ya siento como mis ojos comienzan a humedecerse, me siento abandonada y no sé ni que sentir, me duele el pecho llenándome de emociones arrebatadoras. Desde la ira hasta el dolor, el cansancio y la furia.

Solo quiero regresar a mi casa... por favor.

Cuando cruzo la entrada me detengo unos segundos para poder observar lo que me rodea, al fin de cuentas este será mi nuevo hogar por una larga temporada. Por mucho que me resista a creerlo, es un hecho innegable.

Miro asombrada lo bien que están cuidadas las instalaciones, da la sensación de que destinan mucho dinero para el mantenimiento de los edificios y los caminos, así como para los jardines, que están llenos de flores de distintos colores que se mezclan con el verde del césped y los arboles. También hay sitios para descansar, con bancos de piedra blanca cuyas patas parecen las columnas griegas.

El lugar casi parece un decorado de película romántica. Si no estuviese muy apenada de estar aquí, posiblemente estaría mirando maravillada todo lo que me rodea.

Solo un pensamiento resalta más que el resto al contemplarlo todo.

A mis padres les ha tenido que costar un montón con solo ver la entrada de este sitio y mi familia no es precisamente una familia acomodada de dinero. Somos de clase media, lo justo para tener una buena vida, pero no para poder permitirnos mi estadía aquí, de eso estoy segura.

También puedo observar a la gente que pasea por ahí, todas las chicas van vestidas con faldas o vestidos, con peinados sencillos o elaborados, pero todos son peinados sacados de revistas de moda y maquillaje, por no decir sus caras, todas maquilladas, algunas más y otras menos, pero todas maquilladas.

Y ojo, no lo digo de forma despectiva aunque pueda parecerlo, no hay absolutamente nada de malo en que la gente se arregle y se maquille. Cada uno que haga lo que le dé la gana, la cosa es que me siento algo fuera de lugar, me hace sentirme cohibida y no es un sentimiento con el que me sienta muy identificada, así que me agobia e incomoda un poco.

Dios...

¿Dónde me han metido mis padres?

Me incomoda porque yo cuando hablo de arreglarme es alisarme el pelo y sustituir mis deportivas por unas converse. No visto muy arreglada que se diga, siempre llevo vaqueros ajustados, con camisetas básicas o sudaderas, sobretodo de chicos. No se ajustan al cuerpo y eso es algo que me agrada, me encantan como quedan. Al mismo tiempo llevo gorras y mi adorado skate, nunca me separo de él.

La realidad de por qué uso camisetas anchas es porque me incomoda mostrar mi pecho. Tengo más que otras chicas y me avergüenza un poco mostrar escote. Encima no es que sea ni my delgada, pero tampoco estoy gorda, supongo que tengo un cuerpo normativo pero tampoco destacable, por lo que el pecho destaca aun más.