Depression {Justin Bieber} | Adaptada

Capítulo cuarenta y uno {Maratón 4/?}

''Quizás soy más frágil de lo que ves.''

Sonrió triunfante y se acercó silenciosamente a mí, mirándome de arriba a abajo con asco. Fijó su mirada en mis labios, que estaban más hinchados de lo normal, a causa del beso que me dio Justin. Su expresión cambió y me miró seria, rió irónicamente y habló. ...

-Así que haz estado con mi novio.

No respondí nada, sabía que el no era su novio. Justin me lo confirmó y las palabras que él había dicho resonaban en mi cabeza, junto con su risa coqueta.

"Folla-amigos"

Sophia tenía un cuerpo deseable, pero plástico. Aunque lo que jodía todo, era ella misma, era un insoportable dolor en el culo.

-No sé como pude llegar a considerarte mi mejor amiga, si lo único que hacías era aprovecharte del dinero de mi familia. Pues claro, la tuya no te quiero. ¿O... me equivoco?

Enarcó una ceja y sus falsas amigas se rieron fuertemente. Intenté no llorar, ese había sido un gran golpe en mí, sonreí y hablé.

-Puede que la mía ''no me quiera'' -hice comillas con los dedos- pero, a ti te miman. Porque así lo hacen los tan buenos padres que no quieren, ni les importan, sus hijos. ¿O... me equivoco?

Ahora yo había sacado el carácter que siempre guardé.

-No me hables así, pulga fea. Eres un desperdicio, deberías hacernos un favor a todos, y... -Hizo una pausa, tomando el plumón color negro permanente, que le tiró una de las suyas.

Hizo una seña a sus amigas, guiñándoles un ojo. Estás se acercaron a mí, empujándome fuertemente, llevándome al piso. Rápidamente empezaron a patear mi estómago, extremidades y todas las partes que tenían libres. Una se acercó lentamente a mí y golpeó con su tacón mi cara, y luego otra me dio una gran palmeada en la cara. Mi labio empezó a sangrar levemente, lo lamí casualmente y sentí el sabor a hierro en mi boca, lo saboreaba con asco.

-¿Qué decía antes...? ¡Ah! sí pues, deberías hacernos un favor a todos, y... por favor, mátate. ¿De qué sirves, pequeña niñata?! ¡Eres una ilusa! ¿Algún hombre te llegará a amar alguna vez? ¡¿De verdad crees eso?! -Empezó a gritar y las carcajadas de las demás animadoras resonaban huecamente en mi cabeza.

-Suéltame, suéltame por favor... Sophia. -Rogué, las lágrimas bajaban silenciosamente y se resbalaban por mis mejillas.

Ella rayaba mi cara, con dibujos vulgares y palabras suicidas.

-Tú misma te lo buscaste, aléjate de Justin. Maldita mojigata de mierda. -Musitó desconsideradamente en mi cara.

-Hazlo por tu hermana. -Dije inconscientemente, abrió sus ojos como platos y supe que la había cagado. Tenía prohibido hablar sobre su hermana.

-¡¿Qué haz dicho, hija de pu'ta?! -Gritó, enterrando sus uñas furiosamente en mi pálida cara. Mis labios se habían puesto morados. Sus amigas la intentaron calmar, pero era imposible.

De ésta no me salvaría.

-¡Sois una jodida pe'rra! ¿Quién te ha dado el puto permiso de venir a hablar de mi hermana? ¡Qué te jodan, asquerosa! ¡Mátate! -Gritaba descontrolada-mente. -No ensuciaré mis manos con ésta mier'da. Ustedes -las miró- déjenla inconsciente. No la soporto más.

Y esto, era sólo el principio de una guerra sin final.

Desperté con mis ojos morados, sin poder moverme. Veía el gran charco de sangre que había a mi lado, ahogué un grito. Tenía moretones, cortes, sangre seca, por todas partes de mi cuerpo. Mi ropa era totalmente roja. Cerré mis ojos queriendo morir.

Intenté moverme, pero mis sentidos no reaccionaban. Intenté gritar, pero mi voz no salía. Pestañear no me servía de nada.

Quizás estaba jodidamente muerta, y nunca me daría cuenta de ello.