Capítulo ocho

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‘’Las sonrisas más fuertes aparecen después de las lágrimas más dolorosas.’’

Supongo que me sonrojé, Taylor estaba haciendo que sintiera mariposas volando felizmente en mi estómago y le agradecía por eso; ya que me estaba haciendo olvidarme de Justin… por un momento.


Justin me miraba molesto, como si fuera de él. Me consideraba serlo, pero lo dejé de ser cuando se olvidó que era su mejor amiga; cuando pasábamos todas las tardes jugando a la Xbox, haciendo travesuras y… -esto es lo que más me duele-, cuando se olvidó de nuestra tradición un día martes, cuando hacíamos fogatas alrededor del río, y contábamos historias de terror; de toda nuestra amistad como mejores amigos, esa tradición la amaba.

En fin, la mañana se pasó rápida, ni me di cuenta cuando ya estábamos al final de la clase de Geografía para irnos de vuelta a nuestros hogares. Tocó la campana y pude salir felizmente de allí… junto a Taylor. De un día a otro no se iba a convertir en mi mejor amigo, pero si en el más cercano a mí. Salimos de allí siendo el centro de la atención, pero… me daba igual.

Ya cuando íbamos unas cuadras más allá saqué un cigarro, y lo prendí, aspirándolo por completo, tranquilizándome.

–¿Fumas? –Le pregunté acercándole la caja de cigarros por si se dignaba a sacar uno. –Si no fumas, no te harás menos hombre, no te preocupes. –Sonreí.

–Si fumo, _____. –Rodó los ojos y sacó uno, pidiéndome el fuego para encenderlo y empezar a aspirarlo como yo lo hago.

–¿Sabes? –Pregunté sin importancia, quizá solo quería desahogarme, lo miré y el me experimentaba con la mirada.

–Nop.. –Susurró haciendo énfasis en la ‘p’ y al mismo tiempo, riendo.

–Sería lindo ser suficiente para alguien, pero eso no pasa en mi mundo. –Expliqué, haciendo una mueca y exhalando el humo de mi boca. 

–En mi mundo, te convertiste suficiente para mí, en tan poco tiempo. –Susurró algo avergonzado, pero tiernamente a la vez. Le sonreí de lado.

–Aw, ¿enserio? –Pregunté, Taylor era una de las pocas personas que me hacían sonreír, y que digamos… no era tan fácil. 

–Sí, te conozco desde que entraste a la secundaria, y nunca me acerqué a hablarte. Siempre me has parecido interesante… bonita. –Admitió el, sorprendiéndome. Levanté las cejas con sorpresa y reí.

–¿Ahora soy algún tipo de experimento? –Pregunté, bromeando. Rodé los ojos y el pasó una mano por mi hombro. Dios mío, me iba a matar de ternura.

–Obviamente, no. Eres tan sólo, una chica bonita e ignorada; de acuerdo a eso, lo encuentro estúpido. Deberías resaltar tu belleza. Aunque el físico no importe. –Respondió dándome otra y otra explicación. 

–¿El físico no importa? –Pregunté imitando su voz y el rio. –¿En qué mundo crees que existes? No creo que alguien guapo como tú, se fije en una cerda como yo. 

–¿Cerda? –Preguntó sorprendido y molesto a la vez. –____, sinceramente… eres delgadísima. Deberías comenzar a amarte a ti misma. ¿No crees? –Yo sólo contesté con una mueca.

–Tal vez… –Susurré y sin fijarme, ya estábamos fuera de mi casa. El me acompañó hasta la puerta y me abrazó, así de la nada, me abrazó. Como si fueran a pasar muchísimos años para que nos volviéramos a ver.

–Uhm, bueno… adiós. Cuídate _____, mañana hablamos. –Se despidió, ahora dándome un beso en la mejilla, sonrojándome de nuevo. 

–Adiós Taylor, cuídate también. Me llamas cuando llegues a tú casa, no quiero dormir toda la noche preocupada. –Dije calmadamente y reí. 

–No tengo tú número, tontita. –Bromeó sacando su celular del bolsillo, y entregándomelo para que anotara el mío. 

–Aquí tienes, hasta mañana. –Dije entregándole su celular y dándome media vuelta para entrar a mí casa.

–¡¡Hasta mañana!! –Gritó y al cerrar la puerta lo vi yéndose. 

Me quedé pensando, e inconscientemente me mordí el labio, de ternura. Ahora tendría algo que contarle a Marcella y Vanessa. 

Depression {Justin Bieber} | AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora