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Febrero, 2021.

Decir que no me había gustado bañarme con ella después de tanto tiempo era algo que sería una gran mentira. Me había sorprendido lo mucho que Haneul había cambiado con los años y lo adultos que nos habíamos convertido porque, cuándo éramos adolescentes, seguramente no hubiéramos aguantado estar juntos de esa manera sin acabar acostándonos. Realmente me había gustado la sensación de estar juntos, compartir un momento íntimo sin incomodarnos y, sobretodo, eliminando que fuera algo erótico o sexual. En fin, sentía como si hubiéramos roto la incomodidad de una patada.

Me encontraba secándole el pelo con la toalla, ella como siempre se había negado pero, realmente me apetecía hacerlo, sentía que durante estos años habíamos perdido muchas cosas que hacer juntos y, ahora, lo más que me apetecía era cuidarla y complacerla por encima de todo. Quería recuperar el tiempo perdido. Aunque dijera que no, podía notar cómo me miraba con intensidad a través del espejo mientras trataba con delicadeza su pelo dejándolo lo menos húmedo posible. Con su mirada me hacía sentir orgulloso de mis actos.

—Creo que hay un cepillo del pelo en ese armario, Hannie —le indiqué conectando miradas a través del espejo. Abrió el armario sacándolo y tendiéndomelo.

—Mmm, me da que voy a quedarme más a menudo por aquí si siempre vas a hacer esto —añadió bromeando mientras yo comenzaba a cepillar su pelo. No dudé en sonreír porque, joder, me sentía tan afortunado de tenerla aquí conmigo, era una sensación inigualable.

—¿Te refieres a lo de la ducha o a que te cepille el pelo? —Aproveché sus palabras para bromear de manera pícara causando que Haneul pellizcara mi estómago. Me quejé y ella sonrió con maldad.

—Me refería a lo del pelo —respondió solo para molestarme a pesar de que sus mejillas estaban algo sonrojadas por mis palabras. Negué con la cabeza mientras sonreía y continuaba peinando su sedoso pelo, lo cual era bastante relajante.

—Ya claro, no lo dudaba —bromeé de nuevo y volvió a pellizcarme repitiendo el mismo proceso de antes.

Después de un rato peinando el pelo de Haneul dejándolo totalmente liso y bastante seco, salimos de allí en busca de por fin descansar, cosa que había estado deseando desde que había llegado a casa que, con la llegada de mi amada Haneul, no había sido posible. Me tiré boca abajo sobre la cama. Realmente me encontraba cansado, había ensayado desde por la mañana durante toda la semana. Sentí un pequeño peso a mi lado y no dudé en girar mi cara para verla. Sonreía de lado sentada a mi lado observando cada uno de mis detalles sin tapujos, cosa que aceleró realmente mi corazón, no estaba acostumbrado a ello.

—¿Estas cansado, cariño? —Preguntó acariciando con sus dedos un poco mi pelo algo húmedo. Asentí con la cabeza rodando mi mano para tomar la que tenías sobre su regazo y acariciar sus dedos.

—No hemos parado de ensayar... —le informé sintiendo sueño por las caricias que me proporcionaba. Haneul sonrió al darse cuenta de ello. Cerré los ojos.

—Quizás vine en un mal momento —negué con la cabeza rápidamente sus palabras. Ni aunque estuviera muriendo de agotamiento jamás me hubiera molestado su llegada.

—Nunca hubiera pensado eso —admití esbozando una sonrisa. Depositó un pequeño beso sobre mis labios.

Sonreí a la vez que me acomodaba para dejarle algo de hueco en la cama para que pudiéramos irnos a dormir lo antes posible. Quería pasar con ella toda la noche despierto si fuera posible pero, sabía que no podía hacer eso ni aunque quisiera porque, una de dos, o me moría por el cansancio o mi profesor me mataba por el hecho de no haber descansado para asistir a los ensayos. Suspiré para después esbozar un mohín, realmente quería pasar tiempo con Haneul.

Remember Her ↠ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora