Capítulo 12

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Han pasado ya cuatro meses desde aquella noche en la azotea en casa de Alex, déjenme ponerlos en contexto de todo lo que ha acontecido.
Después de esa noche seguí viendo a Alex prácticamente todos los días, e iniciamos una relación. Me pidió que fuera su novio en la sala de su casa, me dio una rosa, una rosa; no podía creer que algo tan anticuado me hiciera tan feliz esa noche.

Alex me ha contado todo acerca de el; su papá murió de cáncer de próstata cuando el tenía trece años, su madre entró en depresión después de eso, lo que Alex hacía para animarla era dibujarle flores en los brazos, y funcionó. Creo que es por eso que su mamá siempre usa ropa con flores.

Su última relación fue corta pero muy hermosa como el dice, fue con un chico llamado Salim y tenían que verse a escondidas en una banca escondida de un parque; Alex dice que es por eso que cada momento que estaban juntos era más preciado.

Ha vivido en Tlaxcala y no había salido de ahí en toda su vida, lo he llevado a todos los lugares de la ciudad que se me han ocurrido, deberían ver el brillo en sus ojos cada vez que visitamos un lugar nuevo. El sábado pasado fue especialmente lindo, fuimos a un parque de diversiones y estuvimos ahí todo el día. Terminamos la noche comiendo hamburguesas sentados en una banqueta en la calle, había un brillo en el pavimento muy bonito pues acababa de llover.

Los dos estamos muy emocionados, ambos empezamos las clases en la universidad el siguiente otoño.

• • • • • •

- No te muevas, Ángel. - Me dijo Alex, yo estaba sentado en mi cama y enfrente de mi estaba el, tenía su enorme cuaderno de dibujo en su regazo.
- ¿Te falta mucho?, Quiero verlo.
- De todas formas no lo verás hoy. - Me dijo con una sonrisa a la vez que cerraba su cuaderno.
- ¿Por qué no?. - Le pregunté incorporándome en la cama.
- Porque no está listo, Ángel.

Alex se levantó de la silla enfrente de mi cama y caminó hacia mi, se sentó al borde de la cama y me miró.
Yo hice lo mismo, alargué mi mano hacia su cara, quitándole de la frente los mechones de cabello que ya le llegaban casi a los ojos. Mientras hacia eso, el alzó su mano hacia su frente y tomó la mano que usaba para hacer su cabello hacia atrás. Entrelazó sus dedos con los míos y se inclinó hacia mi, me dio un beso.

Primero eran besos suaves y quedos, hasta que se convirtieron en besos rápidos y casi desesperados. No me di cuenta cuando terminé recostado en la cama con Alex arriba de mi. Seguía besándome pero ahora introdujo sus manos debajo de mi camisa, dejó de besar mis labios y bajó hasta mi cuello.
No pude controlarlo, se me escapó un ligero gemido.

- ¿Tardará mucho tu mamá?. - Me preguntó con la voz queda.
- Un par de horas, más o menos. - Le respondí con el mismo tono de voz.
- Tenemos un buen rato, Ángel. - Dijo sonriendo y volviéndome a besar.
- Un muy buen rato, Alex. - Le dije mientras le quitaba la camisa negra de The Beatles que traía puesta.
Y pasó...

• • • • • •

Me despertó una mano acariciando mi mejilla, abrí los ojos y ahí estaba aún Alex, con el cabello café despeinado y sin sus anteojos se veía más guapo. No llevaba puesto nada más que la sábana que le cubría la entrepierna.

- ¿Estabas soñando?. - Preguntó acariciando mi mentón con su dedo índice y pulgar.
- No, no vi nada esta vez mientras dormía, que raro. - Dije estirándome y cerrando los ojos. No los abrí de nuevo por que Alex me sorprendió con un beso.
Al terminar no dijo nada, así que rompí el silencio.
- ¿Que hora es?.
- ¿A caso importa?. - Me preguntó.
- No mucho, la verdad.
- ¿Sabes de que es hora?. - Me volvió a preguntar esta vez con una traviesa sonrisa.
- No, ¿Hora de que?.
- Es hora de tener sexo otra vez.

• • • • • •

- Mi mamá está en la cocina, nos puede ver. - Le dije a Alex quien tenía su mano en mi entrepierna.
Alex se apartó unos centímetros de mi sin dejar de verme a los ojos.
- Ya es muy tarde. - Dijo mirando la pantalla de su celular.
- No te vayas. - Dije tomándolo del brazo.
- Mi mamá ya me ha hablado seis veces, debe de estar ya histérica.

Caminamos juntos hacia la puerta, Alex se detuvo en el umbral y dio media vuelta para encararme.
- ¿Y bien?. - Preguntó.
- ¿Que?. - Le pregunté de vuelta.
- ¿Te gustó?, ¿Lo hice bien allá arriba?.
Sólo me dediqué a reírme y a mirarlo a los ojos. Después lo besé, estuvimos así unos segundos, y luego Alex se fue.

Regresé a la sala para recoger la caja vacía de pizza y las latas de refresco igual vacías. Hasta qué escuché el sonido de un objeto, más bien varios objetos cayendo en mi habitación. Fruncí el ceño y subí las escaleras.

Al llegar la puerta estaba cerrada, la abrí, estaba oscuro. Entré y encendí la luz, casi se me sale el corazón por la boca al verlo, no podía ser verdad.

Sentado al borde de mi cama, estaba Isaac.

Continuará...

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