Capítulo 7

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- Dormilón, vas a llegar tarde. - Dijo mi mamá encendiendo la luz de mi cuarto.- Hoy tengo una junta un poco tarde, después iré a cenar con unas amigas, te voy a dejar dinero en la mesa de la cocina.
- Sí, está bien. - Dije tratando de abrir los ojos.

Tomé mi celular de la mesa de noche, olvidé cargarlo cuando me dormí y se había quedado sin batería. Al encenderlo me percaté que había siete llamadas perdidas, todas de Isaac.

- Hoy es viernes, ¿no vas a salir con Isaac?. - Preguntó mi madre al entrar al cuarto de nuevo.

Ay, por Dios.

- Ya terminé con él. - respondí.
- ¿Terminaste con tu Isaac? ¿Y eso por que?.
- Ya no es mi Isaac, mamá.
- Ay, hijo, que feo. - Dijo mi mamá sentándose al borde de mi cama. - ¿Pero estás bien?.
- Sí, mamá.

Que manera de iniciar el día, debí decirle a mi madre que ya no soportaba hablar de el.
Cuando mi mamá me dejó sólo en el cuarto, me sentí aliviado, hablar de Isaac era algo que me resultaba nefasto y provocaba una sensación de vacío en mi pecho.
Me di un baño, el agua caliente cayendo sobre mi era absolutamente agradable. Al salir volví a tomar mi teléfono, había otro mensaje de Isaac, lo borré, y había uno más de Alex:

"Buenos días, Ángel. Que tengas un lindo día y no olvides sonreír por lo menos una vez por minuto :)."

Está bien, reconozco que sonreí al leer el mensaje. Tecleé una respuesta:

"Muy buenos días a ti también. Haré un esfuerzo por sonreír todo lo que pueda."

Su respuesta llegó de inmediato:

"Me alegra saber eso, te ves muy bien cuando sonríes. ¿Quieres venir a mi casa hoy en la tarde? Quiero que sigamos platicando."

No sabía que responder, ¿De dónde diablos iba a sacar tanto tema de conversación?. Le dije que si, después de todo el siempre habla más de la cuenta, estaré a salvo un rato.
Terminé de vestirme, tome mi mochila y bajé las escaleras hasta la cocina, mi mamá aún estaba ahí.

- Siéntate a desayunar. - Me pidió mi mamá.
Le hice caso, no me había dado cuenta pero moría de hambre, devoré el desayuno en un minuto.
- Olvidé decirte. - dijo mi madre apuntando con su tenedor a la esquina de la cocina. - Tu papá te mandó eso, la dejaste en su casa la última vez que fuiste.
Era mi guitarra.
- Le dije que ya no la quería.
- ¿Por qué? Tocas precioso.
- No lo se, creo que ya no es lo mío. - dije volteándome de vuelta a mi plato.
- Que pena, a todo el mundo le fascina como tocas. ¿Eso tiene que ver con Isaac? La última vez que tocaste fue para el en su cumpleaños. - Dijo mi mamá dando un trago a su café.

Mi papá fue quien me enseñó a tocar guitarra a los diez años, me encantaba hacerlo. Mi madre tenía razón, la última vez que toqué fue para Isaac, le compuse una canción para su cumpleaños. Se me hizo un nudo en la garganta.

- ¿Quieres hablar de eso?. Preguntó mi mamá mirándome fijamente.
No dije nada, sólo dirigí la mirada a la ventana.
- Hablaremos cuando estés listo, hijo, no te preocupes. Me tengo que ir ya, voy a llegar cuando estés dormido. - Se levantó y dejó los platos en el fregadero.

Salí a la calle, caminado hacia el subterráneo limpié la lágrima que se estaba derramando sobre mi mejilla.

Sentado en el vagón, un recuerdo de hace unos meses vino hacia mi.

•••

Estaba con Isaac en su cuarto, mis labios, como siempre, estaban sobre los suyos, todo estaba transcurriendo perfecto hasta qué su padre entró en el cuarto. Era un ex militar, se volvió loco cuando nos encontró y me echó de su casa, Isaac no hizo absolutamente nada para detenerlo.

Perdoné a Isaac.

Lo perdoné esa vez, lo perdoné cuando me dejó en ese antro con medio kilo de cocaína en la chamarra y se largó; lo perdoné cuando me apuntó con su revolver estando ebrio por que me vio hablando con otro chico y se puso celoso. Le perdoné varias cosas, ahora sólo quería que me dejara tranquilo, que se alejara.

Unbreakable Where stories live. Discover now