Capítulo 23

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Tres años antes
3:27 am

La música del lugar retumbaba en mis oídos y podía sentir el calor y olor de los cuerpos reunidos que bailaban al ritmo de la canción. No me di cuenta del momento en el que me dejé llevar por la letra de aquella pieza y comencé a balancearme junto con todos debajo de las tenues luces de neón.
Sentí una cálida mano femenina que tocó mi hombro con la intención de encararme. Una chica preciosa. Tenía el cabello teñido de color rosa y vestía un diminuto vestido negro y unas enormes botas de tacón de aguja. En su hombro derecho había el enorme tatuaje de un hada, estaba tan cerca de mi, logré notar el brillo de sudor en su rostro y se mezclaba con su maquillaje.

- Dame lo de siempre, bebé. - Dijo después de tomar un gran sorbo a su copa con un líquido color azul y tomándome por la cintura. - Y no te atrevas a darme de la mierda barata que le das a los otros tarados de aquí, por que lo sabré. - Dijo ella jugueteando con un mechón de se cabello.
- Yo nunca le haría eso a tan hermosa criatura como tu, y eso lo sabes bien, amor. - Dije sonriéndole y mirándola a los ojos.

Una sonrisa de satisfacción se escapó de su bello rostro y acto siguiente plantó sus labios contra los míos. Eran cálidos y dulces y se movían lentamente junto con los míos, sentía un pequeño sabor a vodka y soda. Entonces tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos, yo previamente saqué de mi bolsillo una pequeña bolsita con droga y apreté mi puño para poder ocultarla. Empezamos a bailar otra vez siguiendo el compás de la canción; la pequeña bolsita con coca crujió un poco al ser tocada por nuestros dedos, hasta que estuvo completamente en su mano y la metió con gracia en su busto. Pasó sus deditos por mi espalda hasta llegar a mi bolsillo trasero, en el que depositó la cantidad de siempre.

- Es la mejor que puedes conseguir, dulzura, te lo aseguro. - Dije mientras nos separábamos solo unos centímetros.
- Eso lo veremos, bebé. - Hizo un movimiento con su cabeza para impulsar un mechón de cabello hacia atrás. - Y dime, encanto ¿Como te ha ido?.
- No tan mal, me siento bien al conseguir mi remuneración al vender esta porquería, y me siento como una peste y apartado por mi jefe y mi novio. Nada fuera de lo común. No veo la hora de largarme de una puta vez por todas. Ya no lo soporto.
- Mi pequeño Ángel. - dijo aquella hechizante chica. Hizo un pequeño círculo con sus dedos pulgar e índice. - Esta es tu zona de confort. - Dijo con gracia felina. - ¿Ves lo pequeña que se ve? lo que tu quieres y lo que mas anhelas en este putrefacto mundo está allá afuera. - Finalizó rompiendo ese pequeño círculo que hizo con sus dedos.
- No se como escapar, estoy perdido, perdido y no encuentro el camino. - Dije con un gran nudo en la garganta.
- No te preocupes, cielo, es mas sencillo de lo que crees, sigue a tu corazón y no te quedes donde no perteneces. No te quedes donde no eres deseado. - Finalizó poniendo su mano en mi mejilla.
- Desde hace un tiempo que nos encontramos y nunca me haz dicho tu nombre. - Dije tomando un sorbo a la cerveza amarga y barata que le había pedido al cantinero hace un rato, el estómago me rugía también pero no tenía ninguna intención en comer aquellos bocadillos de dudosa procedencia que servían ahí.
- Me llamo Aurora, y lo que tu amiga Aurora quiere es verte correr, correr hacía lugares soleados, exóticos y pacíficos. Todos tenemos un lugar al que pertenecemos, un lugar en el que nos sintamos bien, y a salvo, y bienvenidos.

Quitó su mano de mi mejilla para después clavarme un beso en el cuello, y se fue perdiéndose entre la multitud y la música.

Una lágrima corrió por la mejilla que ella había tocado. Me abrí camino hacía el lado contrarío en que ella había partido, comencé a buscar a Isaac y Gaél. Subí las escaleras de fierro en forma de caracol, al fin la música cesó un poco y pude oír mis pensamientos. Había un pequeño pasillo oscuro y se veía a lo lejos una puerta cerrada a medias con luz asomándose por la rendija.
La sangre se me fue a los oídos al ver aquella escena. Isaac y Gaél besándose, Isaac tenía la camisa abierta con la mano de Gaél en su entrepierna. Les tomó una milésima de segundo reparar en mi presencia y se quedaron estupefactos al verme.

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⏰ Last updated: May 05, 2019 ⏰

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