Capítulo 21

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- Te recogí del agujero de mierda y podredumbre en el que estabas y así es como me recompensas todo el esfuerzo. - Dijo Gaél, al detenerse no dejaba de inhalar profundamente para contener la ira en su rostro. Escupió sangre en el suelo.
Intenté ponerme de pie para estar un poco a su altura, fallé al sentir su enorme pie enterrándose en mi hombro. Solté un rugido de dolor al caer de nuevo al suelo.

-Un pedacito de mierda como tu no merece seguir en este mundo. - Dijo sin quitarme la mirada de encima.
- Gaél, no tenemos por que volver a pasar por esto, míranos, ¿No es esto ridículo?. Acabas de asesinar a Isaac, no vas a salir de esta. - Le dije poniéndome de pie y adoptando una posición de alerta, buscando con la mirada algo que me ayude a defenderme, había un jarrón en la mesa contigua.
- Estás remarcando lo obvio, Ángel, yo le dije muy claro a Isaac que algún día moriría, tu sabes bien que cumplo mis promesas. - Dijo quitando el seguro de la pistola. - Aunque pensándolo bien, la muerte es un regalo, uno que no te mereces. Mereces quedarte en este mundo a sufrir. - Fue lo que dijo al dejar el arma sobre el desayunador para después darme una patada en el estómago.
Fue horroroso sentir todo el aire escapando de mi, por unas milésimas de segundo todo se volvió negro, él no me dió tiempo de recuperarme.
- ¿Estabas viendo esto?. - Dijo mientras tomaba el jarrón de la mesa y lo lanzaba hacia mi. Mil pedazos de vidrio cayeron desde mi cabeza.
Apenas podía escuchar sus palabras, sentía como si estuviera debajo del agua, así es como oía todo. Ya en el suelo, sentí que estaba perdiendo por fin la consciencia. Él envolvió sus brazos al rededor de mi cuello.

- No necesito una pistola para hacerte daño. - Dijo mientras me arrastraba hacia la sala. Me dejó caer a lado de la mesa, la misma con la que me había golpeado hace horas antes de desmayarme.
Estaba luchando conmigo mismo para no perder el conocimiento y ver cada uno de sus pasos.

- ¿Que vamos a hacer contigo esta noche, amor?. - Gaél se encontraba de pie a un lado de mi, podía sentir su mirada penetrándome. Y el dolor regreso, sentí una inmensa patada en mi costado. Lo hizo una y otra vez. Escuché un pequeño crujido dentro de mi en la última patada.
En posición fetal sobre el suelo, me costaba mucho mantener los ojos abiertos. Gaél me incorporó y se sentó sobre mi abdomen, inmovilizándome, tenía un cuchillo en la mano. ¿De donde demonios lo sacó?.

Logré levantar mi mano y darle un buen golpe en la muñeca, lo logré, el cuchillo salió volando. Enfureció, llevo sus enormes manos a mi cuello y comenzó a presionar, sentía lentamente como el aire se iba. Apenas consiente, levanté ambas manos, hacia los ojos de Gaél, presionando con mis pulgares sus dos ojos, fuerte. El solo soltó un alarido enorme, fue así como logre liberar mi pierna derecha y darle una patada en el pecho, salió volando, quitándose de encima mío.
Pude levantarme para salir corriendo, pero sentí sus dos manos tomando mis tobillos y volví a caer.

- ¡Estoy harto de ti, puta madre! - Ladro sujetándome de la cabeza, hundiendo mi cara contra el suelo y enterrando su rodilla contra mi columna. Solté un grito de dolor al sentir ese profundo dolor en mi espalda. Escuché claramente como Gaél quitaba el seguro de la pistola y apuntaba el cañón en mi cabeza.
- Si te sirve como consuelo antes de morir, Ángel; Isaac te amaba, y yo también.

Una bala estalló, pero no era de la pistola de Gaél, esa bala fue disparada desde detrás de nosotros, alguien mas la había disparado. Gaél dio la vuelta a toda prisa para encarar a esa persona.

- ¡¿Y tu que carajos estás haciendo aquí?!, lárgate. - Dijo Gaél al ver a aquella persona que tal vez sin quererlo, me salvó la vida.
Logré levantar la vista desde el suelo, y en el umbral de la puerta, estaba un hombre que nunca en mi vida había visto. Vestía un pantalón de mezclilla negro y unas inmensas botas militares. Con su pistola apuntando directamente a Gaél.

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