Capítulo 16

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Está a punto de caer la noche y yo estoy sentado en el sofá de mi casa; el libro "Observatory Mansions" descansa en mi regazo. Pensando y pensando, tamborileando con mis dedos sobre la cubierta del libro.
Falta tan sólo un mes para el inicio de clases y es lo último en lo que pienso, sólo me he concentrado en lo que he estado haciendo con mi vida todos estos años. Tantas personas que intentaron portarse amables y las alejé, y tantos lugares a los que pude haber ido y tantas personas que jamás debí haber dejado entrar. Y tantas cosas y personas que quiero conservar por siempre.
Estaba muerto de miedo, me estrujaba saber que en cualquier momento Gael puede aparecer, pero me da aún más terror que le haga algo a alguien que quiero. Me levanté del sofá y me dirigí escaleras arriba hacia mi habitación, al estar dentro el olor de la vela olor vainilla que Alex trajo aún se percibía.
Tomé mi teléfono de la cama y al encender la pantalla había un pequeño mensaje de Alex:

"Aún no se que hice para merecerte en mi vida, te quiero atesorar por siempre. Te amo."

Las lágrimas llegaron a mis ojos y tuve que pestañear muy rápido para no dejarlas salir; Gael no le pondrá un dedo encima a Alex si puedo evitarlo. Me acerqué a mi armario y abrí las dos puertas, saqué una pequeña caja dorada y puse la combinación, y la consternación llegó, en aquella caja sólo debía estar una pistola que me consiguió Isaac; el arma seguía ahí, pero había algo más, debajo de ella había una bolsa pequeña que tenía cocaína dentro, y acompañada de esa bolsa había una nota que rezaba:

Te veo muy pronto, amor. Mientras tanto te dejo un regalo, se cuanto te gustaba esta porquería.
- Gael
Posdata: Revisa el cañón de la pistola.

Era cierto, había algo asomándose del cañón, parecía una hoja de papel enrollada a simple vista. Saqué ese trozo de papel y lo tomé en mi mano, al desenrollarlo me di cuenta que no era un papel, era una fotografía, una fotografía mía.
En la foto estaba yo dormido en mi cama, no pude notar cuando fue que mi boca se abrió por completo, un enorme escalofrío me corrió por la columna.
Hijo de puta, hijo de puta, había estado aquí, y no se cuantas malditas veces lo ha estado; cerré el puño de mi mano con la fotografía aún en ella apretando tan fuerte hasta que sentí dolor. Hice añicos la foto y arrojé los pedazos al retrete junto con la droga. Secando mis lágrimas me agaché para tomar la pistola, me aseguré de que aún tenía balas y que tenía el seguro puesto y la oculté nuevamente en mi armario.

Di un gran salto al escuchar el timbre de mi casa sonar, era Alex, diablos.
Bajé la escalera a pasos lentos y abrí la puerta. Ahí estaba el.

- Niñito. - Dijo Alex con una enorme sonrisa y dándome una flor, era una rosa roja.
- Hola, extraño. - Dije tomando la flor de su mano y abrazándolo, siempre que Alex me abrazaba acaricia mi espalda, cosa que me encanta. - Pasa, bebé.
- Gracias, Ángel. - Me tomó de la mano y nos dirigimos al sofá. Tomé el control remoto y se lo di a Alex.
- No quiero ver televisión, ¿Sabes lo que quiero?.
- No, ¿Que quieres?. - Pregunté mientras lo veía poniéndose de pie y caminando hacia el rincón de la sala, a lado de la televisión estaba mi guitarra en su estuche. Alex sacó la guitarra y me la ofreció.
- Quiero que me cantes una canción.
- Alex...
- Por favor, nene. Por favor. - Alex volvió a sentarse a mi lado y juntando las palmas de sus manos. - ¿Si?.
- Está bien, dame eso.
- Excelente, que bueno. - Dijo Alex dando un pequeño salto de emoción en su asiento.
Puse la guitarra en mi regazo y acomodé mis dedos sobre las cuerdas. Comencé a tocar "All the Little Lights", una canción que hace mucho no oía.
Escucharme a mi mismo cantar fue extraño, estaba tan nervioso que empecé a sudar, pero lo hice, mis dedos se deslizaban rápidamente por las cuerdas a la par con mi voz, como si no hubiera pasado un sólo día sin tocar. Me sentí muy bien, había olvidado lo mucho que me gustaba tocar.
Al terminar la canción busqué los ojos de Alex con los míos, el no decía nada, sólo estaba mirándome hasta que pude notar una lágrima saliendo de su bonito ojo.

- ¿Tan mal estuvo?. - Dije soltando una pequeña risa y rascándome el cuello.
Y el continuó sin decir nada, sólo se acercó a mi y me plantó un gran beso en los labios, fueron sólo unos cuantos segundos y cuando terminó me miró a los ojos.
- Eres lo más hermoso del mundo, Ángel. Estuvo maravilloso, no lo puedo creer. - Dijo Alex mientras tomaba mi mano y la besaba. 
- No exageres, cariño. - Dije tomando también su mano. Puse la guitarra a un lado y me acerqué a un más a el y dándole un beso en la mejilla.
- Es en serio, tocas precioso, Ángel.

Me recosté en el sofá con mi cabeza descansando en su regazo, el comenzó a acariciar mi cabello con sus dedos y por un momento olvidé todo lo que nos estaba sucediendo. Gael está cada vez más cerca, me llenó de un gran alivio que mi madre estuviera de viaje y no corriera peligro.

- Quédate, Alex, ¿Si?. - Le pregunté alzando la vista hacia el.
- Para siempre, nene. - Me respondió agachándose para darme otro pequeño beso en los labios.
- ¿Tienes hambre?. - Pregunté mientras me incorporaba en el sofá.
- Si, demasiada.

Alex me llena de mucha paz y también demasiada fuerza para seguir adelante con esto. Por supuesto que no estoy preparado para enfrentarme a Gael, pero no dejaré que se le acerque a Alex.

Sólo queda esperar a que lance su primer golpe.

Unbreakable Where stories live. Discover now