II

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Minutos después fuera de la iglesia Austin conversaba con dos de su familiares ya que faltaba muy poco para dar inicio a la boda.

- No, no, estoy bien, estoy bien en serio, no estoy nervioso...
Bueno, si, solo un poco...
Pero estoy bien lo juro, Gracias. - Dijo Austin asintiendo y estrechando la mano de sus tíos mientras ellos se alejaban.

- Hola. - Austin escuchó una voz femenina tras él, la chica tocó levemente su hombro para llamar su atención.

- ¡Hey! Hola. - Saludó Austin al voltear.

- Tu eres Mahone, el novio ¿Cierto?.

- Si, el novio, pero llámame Austin.
Por cierto, el es amigo mío, su nombre es Brad. - Dijo Austin mientras estrechaba la mano de ella y presentaba al otro chico.

- Bien, un gusto conocerlos chicos.
Mi nombre es Lauren Jauregui, yo puse las flores. - Correspondió el saludo junto con una pequeña sonrisa.

- ¡Oh! ¿En serio? Bueno, te quedaron perfectas ¿O no, Brad?.

- Si, si, son... Fabulosas. Aunque, yo no distingo ningún tipo de flores y... - Dijo Brad luciendo algo nervioso ante la presencia de Lauren.

- Bueno, no importa, están perfectas ¿No crees?. - Interrumpió Austin riendo falsamente y así evitar que Brad hablara de más.

- ¿Eh? ¡Oh! Si, claro, muy lindas.- Respondió Brad con una risa un tanto nerviosa cuando fue descubierto mirando fijo a la ojiverde.

~🌹~

En el auto de los Cabello la tensión se sentía hasta en el aire y era realmente incómoda. La primera en romper el silencio fue Dinah para liberar un poco los nervios de una Camila que tenía la mirada perdida en la ventanilla recostando su cabeza en esta y moviendo uno de sus pies de un lado a otro mostrando ansiedad.

- Disculpa, Alejandro. - Hablo Dinah atrayendo las miradas de Camila y su padre. - ¿Cuánto tiempo llevas casado?.

- ¡Uh! Casi 27 años. - Respondió Alejandro algo pensativo.

- ¡Oh! Vaya. - Susurro Dinah observando a Alejandro.

- Si lo hubiera asesinado cuando lo pensé ya sería libre, un hombre libre. - Las dos chicas con cara de confusión observaban al hombre y luego entre ellas mientras él volvía a hablar. - Recuerdo que de camino a la iglesia quería gritar: ¡¡¡Detengan el auto, es un grave error!!! Pero no todo se puede ¿O si?. - Preguntó más para sí mismo. - Pero no... Solo te sientas ahí y no dices nada, mientras te llevan a la sentencia más larga de tu vida.

Dinah miraba la escena divertida de Camila con los ojos fijos y abiertos, con una expresión de shock al escuchar a su padre hablar así. Pero esa sonrisa se borró inmediatamente por la locura que salió de la boca de Camila.

- ¡¡¡Paren el auto!!!. - De la nada dijo Camila alzando la voz, saliendo de su trance ganando las miradas de confusión de Dinah, su padre e incluso la del chofer que frenó de golpe y dirigió su mirada a Camila a través del retrovisor.

- Lo siento, pero debo ir al baño. - Camila con las mejillas sonrojadas y encogiendo los hombros por la vergüenza, le pidió al chofer que la llevara al lugar más cercano que tuviera sanitarios mientras su padre y su mejor amiga suspiraban de alivio por la mala pasada que su mente les jugó.

El auto se detuvo fuera de un Mc Donald's. Camila corrió dentro del restaurante, y levantaba ligeramente su vestido para no pisarlo, llamando la atención de los clientes que murmuraban o reían por aquélla extraña escena. Porque no todos los días vez correr a una chica vestida de novia riéndose de sí misma llendo como rayo por el pasillo del Mc Donald's directo a los baños.

Rosas Rojas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora