XVII

1K 76 10
                                    

Camila POV.

A tropiezos estábamos camino a mi departamento, sinceramente no recuerdo cuando salimos del estádio, ni cuando nos subimos a su motocicleta, tampoco cuando llegamos a mi edificio, mucho menos cuándo y cómo empezamos a besarnos. Lo cuál me importaba una mierda, yo sólo estaba pensando en lo suaves que son sus labios, en el delicioso sabor de su labial cuando mi boca se encontraba con la suya, en los escalofríos que recorrían mi cuerpo con cada una de las caricias que sus delicadas manos le brindaban a la piel bajo mi camiseta de futbol.

Logramos entrar a mi departamento y de ahí sólo vi el camino de ropa que ibamos dejando en el piso desde mi puerta hasta la entrada de mi habitación. De un momento a otro nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, choqué contra el borde de la cama y ella me ayudó a recostarme mientras nos besábamos con más intensidad.

Sin pensarlo dos veces, se subió a la cama colocándose encima de mí entre mis piernas, nuestros sexos haciendo contacto, comenzó a mover sus caderas contra las mías y atacó mi cuello con besos lentos haciéndome gemir. Yo enredé mis piernas en su cintura, mientras que con una mano tomaba su trasero y con la otra me aferraba a su cuerpo clavando mis uñas en su espalda. Ésto se sentía jodidamente increíble.

De un momento a otro, en alguna parte de la habitación empezó a escucharse un sonido bastante molesto, creo que era su teléfono o no sé, no distinguía bien que era pero me estaba empezando a hartar. Yo intenté concentrarme en el placer que ella me daba pero inesperadamente dejo de besarme, abrí mis ojos y vi que aquél par de bellos esmeraldas me observaban fijamente y una pequeña pero linda sonrisa adornaba su precioso rostro.

Tomó una de mis manos con la suya entrelazando nuestros dedos y las colocó por encima de mi cabeza mientras que con su mano libre acariciaba suavemente mi cabello y mi frente. Yo aún estaba confundida, el sonido molesto dejó de escucharse, pero no entendía porqué se detuvo justo cuando ya me había entregado a ella.

- Mila, cariño. Ya levántate.

¿Que mierda? ¿Quería que me levantara cuando estábamos por tener sexo?.

- ¡Vamos, linda! Llegaremos tarde.

Llegar tarde ¿A dónde?.

- Ya despierta, tenemos que irnos.

Espera ¿Porqué esa voz no se escucha como la de ella? ¿Que está pasando?.

Ella seguía sobre mi, sonriendo mientras me miraba fijamente, pero mi visión estaba cada vez más borrosa, sentía que me estaba moviendo pero no sabía porqué hasta que escuché una voz muy parecida a la de Austin casi gritándome al oído.

- ¡¡¡MILA, JODER!!! ¡¡¡YA LEVÁNTATE!!! ¡¡¡NO ME QUIERO IR Y TÚ AÚN ESTANDO DORMIDA!!!

¡La puta madre! Había sido un jodido sueño. Pero se sintió tan real y tan malditamente bueno. Pues claro, como si lograr acostarme con ella fuera así de fácil.

Espera... Deja de pensar en eso, levántate y piensa en Austin, tu esposo.

- ¡Mila! Se nos hace tarde, mi vuelo sale en veinte minutos. Sólo ponte alguna chaqueta y un pantalón para que no te dé frío. - Dijo Austin mientras tomaba el resto de su equipaje.

- Claro, sólo... Me lavo los dientes.

- Yo voy por tu taza de café, te espero en la cocina y nos vamos.

- Si, no tardo. - Logré levantarme de la cama y me dirigí al baño.

En realidad ni siquiera podía abrir completamente mis ojos pero terminé con mis necesidades, me lavé los dientes, me vestí y salí de mi habitación para ir a la cocina dónde ya estaba Austin recargado en la barra y a su lado una taza de café y un sandwich de lo que parecía jamón y queso.

Rosas Rojas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora