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Narrador Omnisciente.

Era Sábado por la mañana y Camila y Lauren lo sabían, digamos que el resto de la noche y gran parte de la madrugada de ese pesado viernes las dos chicas no descansaron del todo. Por un lado, Lauren estaba con una buena resaca por intentar anestesiar con cerveza sus pensamientos sobre una preciosa chica de piel morena y del otro estaba Camila, con un cansancio más grande que su cuerpo, que no logró dormir al pensar en el bello esmeralda de los ojos de la linda chica con la que había compartido una cena.

A duras penas Camila se levantó de su cama, ya que Austin insistía en ir de compras al supermercado tan temprano para poder tener el resto del día libre y aprovechar su fin de semana estando juntos.

- Mila ¡Hey, cariño! Es hora de levantarse. - Susurró Austin al oído de la morena y moviendo un poco brusco su pequeño cuerpo.

- No, Austin, ya basta, déjame dormir. - Respondió Camila quitando la mano de Austin de su brazo y cubriendo su rostro con la almohada.

- ¡Vamos, Mila! Ya son las 9:00. Tenemos que ir de compras ¿Recuerdas?

- Pero es sábado ¿Cómo se te ocurre levantarme tan temprano en sábado?

- Por eso mísmo, debemos hacer las cosas aburridas primero y después podemos descansar el resto del día incluyendo mañana ¿No crees que es mejor?. - Abrazó rápidamente a Camila y le dejó un pequeño beso en la mejilla.

- ¡Ugh! Está bien, tu ganas, sólo me doy una ducha rápida y nos vamos. - Dijo Camila levantándose perezosamente de la cama caminando hacia el baño.

- Te espero en la cocina con el desayuno listo cariño. - Respondió Austin saliendo de la habitación.

- Gran idea la de desvelarte pensando en una chica que apenas conoces Camila, pareces una tonta adolescente que se vuelve loca con la primer persona guapa que ve. - Dijo la morena para sí misma cuando entró a la ducha y el agua fría comenzaba a cubrir su cuerpo.

~🌹~

Lauren POV.

No sabía que hora era exactamente pero la persona que me estaba llamando por teléfono no tenía ni un gramo de respeto por mi.
¿Qué acaso no sabe que despertar a la gente es pecado?.
Iba a matar a quién sea que estuviera del otro lado de la línea.

- ¿Diga? - Atendí sin siquiera abrir los ojos, los rayos del Sol estaban directo en mi cara y hacia un poco de frío, por lo visto era realmente temprano.

- Hasta que contestas Jauregui. Oye ¿Las cervezas estuvieron buenas anoche?. - ¡Carajo! Lo que faltaba.

- Jódete, Vero, si sólo me llamas para molestar, déjame decirte que mi sueño es más importante que cualquier mierda que salga de tí. Pero en fin ¿Qué quieres?.

- ¡Ay! Jodido mal carácter el tuyo, en serio. Yo sólo llamaba para darte los buenos días después de la noche de mierda que sé que tuviste. - Dijo Vero y yo solté una gran carcajada, aunque tenía razón, el resto de mi noche estuvo de la mierda.

Pero la conozco lo suficiente como para saber que ella sólo me llama a estás horas para pedirme favores. Probablemente para ayudarla con algo o con alguien.

- ¡Vero...! - Dije intentando sonar molesta.

- ¡Ok, ya! Pero primero... ¡Buenos días a la mejor amiga del mundo!. - Dijo entre risas. - Segundo, acompáñame al supermercado, tengo que comprar varias cosas para la Baticueva y la única que sabe de eso eres tú, paso por tí en quince minutos, Adiós.

Y colgó ¡¡¡Sólo dijo eso y colgó!!! Aún sigo sin entender por qué termino cediendo para ayudarla.

En contra de mi voluntad y del dolor de cabeza, me levanté de mi pequeño pero cómodo sofá, me fuí al baño para lavarme los dientes y sólo me quité el pantalón de pijama y me puse unos jeans. Fuí a la cocina por una taza de café y a los minutos Vero ya tocaba mi puerta. Cuando abrí, ahí estaba ella con una sonrisa estúpida tendiendome las llaves de su auto.

Rosas Rojas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora