XXI

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Lauren POV.

No supe cuanto tiempo dormí, pero de acuerdo con la alarma de mi teléfono era lógico que eran casi las 6:00 am lo cúal significaba que era hora de despertar. Maldije internamente a mi teléfono por interrumpir mi profundo y tranquilo sueño, porque a decir verdad casi nunca podía dormir bien y menos en un día como el de ayer. Sólo podía cuando estaba ebria o cuando me obligaba a tomar aquellas asquerosas pastillas para conciliar el sueño. Bueno, en ésta ocasión creo que le agradecería 30% al alcohol y 70% a Camila, que al parecer no se movió de mi cuerpo en ningún momento.

Y hablando de ella, aproveché la oportunidad de tenerla tan cerca de mí para apreciar su lindo rostro con más libertad, aunque también moría por ver aquellos lindos ojos que tanto me gustaban. A pesar de mi necesidad para ocupar el baño, más el jodido dolór de cabeza y el molesto ruido de mi teléfono logré grabar en mi mente cada pequeño detalle de su piel. Me dí cuenta que de cerca era aún más hermosa y me di a la tarea de observar todo con detenimiento.

Memoricé cada lunar que encontré y al parecer sólo tenía tres, pequeñitos pero lindos. Uno se encontraba en el puente de su nariz, el segundo estaba en su frente, cerca de la raíz de su cabello que bien había pasado desapercibido para mi pero me parecía bastante tierno. Y el tercero, el que me gustó más, se encontraba en sus preciosos labios, exactamente en la linea de su labio inferior. ¡Joder! Mis ganas de rozar con mi lengua ese sexy lunar me estaban matando, jamás había deseado tanto besar a alguien como a Camila en ese momento, dónde su boca estaba a mi completa disposición. Quería sentirlos, saber que tan suaves, cálidos y carnosos eran, qué tan bien besaban, que sabor tenían o que tan expertos eran si de otras cosas se trataba... Ok, no es momento para eso.

Detuve mis malos pensamientos y me centré de nuevo en las facciones de la mujer que descansaba tiernamente sobre mi. Miré sus bonitas cejas, sus largas pestañas, sus ojos que a pesar de estar cerrados me seguian pareciendo hermosos, sus mejillas, la forma de su nariz, la forma de sus labios, su barbilla y la línea de su mandíbula. Hasta ahora todo lo que he podido ver de ella me encantó en absoluto, porque Camila es bonita, pero no bonita de aquellas que roban portadas de revista. Ella es bonita, de aquellas que con una sonrisa te roban el alma. Ok, Camila me gusta... Y mucho.

Estaba tan concentrada en su belleza que incluso había olvidado que mi teléfono seguía sonando hasta que un leve golpe de Camila en mi brazo me hizo bajar de mi nube.

- Lauren... Apaga eso. - Dijo Camila aún con los ojos cerrados. Su voz adormilada sonaba jodidamente sexy. - ¡Lauren, apágalo!

- ¡Oh! Si, espera. - Dejé de mirarla y busqué mi teléfono. Cuando lo encontré me di cuenta que no era mi alarma lo que sonaba, tenía casi 15 llamadas perdidas de mi madre. - ¡Mierda! Ésto no está bien.

- ¿Que ocurre, Lauren? - Preguntó Camila removiéndose encima de mí buscando comodidad.

- Mi madre está llamando, necesito atender. ¿Te importaría soltarme tantito para poder hablar con ella? - Palmeé ligeramente su hombro y Camila sólo asintío contra mi pecho. - Bien, ya vuelvo.

Salí de su agarre y la acomodé en el sofá, me mantuve de pie junto a ella observándola durante unos segundos más hasta que mi teléfono sonó de nuevo, entonces corrí a la terraza y atendí la llamada de mi madre, que por su manera de hablarme sabía que estába bastante molesta. Me bombardeó con preguntas como:

"¿Dónde carajos andas, Michelle?"

"¿Porqué no llegaste a dormir?"

"¿Con quién pasaste la noche?"

"¿Que estabas haciendo?"

"¿Porqué no respondías las llamadas?"

"¿Tan ocupada estabas como para no llamarme?"

Rosas Rojas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora