XV

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- Ok, enana ¿Chocolate para ti?. - Preguntó Dinah mientras caminaba de la mano con la pequeña Sofía hacia un carrito de helados.

- Si, por favor. - Asintió la pequeña con una linda sonrisa.

- Bien. ¡Oiga! ¡Señor! ¡Señor! - La rubia elevó un poco más la voz ya que el hombre conversaba tranquilamente con una chica. - ¡HEY, SEÑOR! ¡Déme dos conos, uno de chocolate y uno de vainilla!. - Casi gritó la más alta hasta que el hombre de los helados la atendió con un poco de molestia por interrumpirlo.

A los pocos minutos las dos chicas seguían caminando sin rumbo por el carnaval en la playa mientras disfrutaban lo último de su helado, riendo y hablando de cosas sin sentido.

- Mira, éste es el trato. Si en algún momento un chico atractivo se acerca a mí mientras estamos aquí, evita decir tonterías como la última vez que fuimos a la pizzería y dijiste que yo era tu madre. O si nó, no habrán más chocolates a escondidas los fines de semana ¿Entendido? - Preguntó la rubia apuntando con el dedo de manera "Amenazante" a la más pequeña.

- ¡Dinah! Tu sabes lo divertido que es hacerte enojar. - Dijo Sofía provocando que la más alta hiciera una mueca exagerada de enojo. - Pero... Sabes que te quiero mucho y sabes que es agradable hacernos bromas, aunque algunas veces tus bromas sean más pesadas que las mías. Pero también me gusta verte feliz y si viene alguien a querer hablar contigo y tú estás de acuerdo, yo me sentaré y no diré ni "Pio". - Concluyó la más pequeña con una enorme sonrisa.

- ¡Joder! Enana, eres un amor, me vas a hacer llorar.

Bromeó Dinah y cargó a Sofía tomándola en un fuerte abrazo, provocando un quejido de "Dolor" por parte de la pequeña. Y mientras la más alta fingía romper en llanto, una voz conocida llegó a los oídos de Sofía.

- ¡Hey! Hola Sofi. - Dijo Lauren mientras se acercaba a la pequeña que al ver a la ojiverde había casi volado para bajarse de los brazos de Dinah y correr hacia a ella con los brazos abiertos y una sonrisa enorme.

- ¡Lauren! Te extrañé. - Dijo la más pequeña apretando más sus bracitos al rededor del cuello de Lauren.

- Yo también pequeña, yo también. - Respondió Lauren acariciando tiernamente la espalda de Sofía.

- Oye, Lauren. ¿Podrías decirme quién es ella?. - Preguntó la pequeña en un susurro señalando con un movimiento de cabeza al percatarse que la mujer castaña que venía con Lauren las observaba con una sonrisa a unos pasos de distancia.

- ¡Oh, Cierto! Que grosera soy. Sofi, ella es Clara mi... - La pequeña frunció el ceño cuando Lauren se acercó a la castaña aún con ella en brazos. - ¡Hey! Linda. ¿A caso no te agrada conocer a mi mamá?. - Dijo la ojiverde evitando reír por los notables celos de la pequeña.

- ¿Es tu mamá? ¡Rayos! Lauren, Me lo hubieras dicho. - La pequeña respondió un tanto avergonzada y se escondió nuevamente entre el cuello y hombro de Lauren provocando la risa de las tres mujeres.

- Bueno, no te preocupes. Le he hablado de tí a mi mamá y sabe lo linda y educada que eres. ¿Verdad mamá?.

- Por supuesto. A ver, cielo. ¿Podrías salir de tu escondite? Quiero saludarte. - Dijo la madre de Lauren tocando el hombro de la pequeña.

- Hola y lo siento Señora-Mamá-De Lauren, no quería parecer grosera. - Dijo la pequeña con tono de voz triste y las mejillas un poco sonrojadas.

- No hay problema. Como dijo Lauren, sé lo linda y educada que eres. Así que ¿Me dejarías saludarte?.

- Si, porque yo también quiero saludarla. - La pequeña asintió y la mujer se inclinó para besar la mejilla de la pequeña. - Un gusto conocerla Señora-Mamá-De Lauren. ¡Oh! Por cierto ¿Lauren?. - Sofía tomó con sus manitas el rostro de Lauren llamando su atención. - Ella es Dinah, una mis mejores amigas y también mejor amiga de mi hermana.

Rosas Rojas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora