Danaé saltó, con los ojos como platos, al sentir los labios de Alex sobre ella. Estaba estática, helada, sorprendida. No podía describirlo. ¡Alex la estaba besando!
Alex esperaba que Christopher ya se hubiera ido. O mejor que mirara que Aurora no le pertenecía. Sentir sus delicados labios solo hacía que él la amara mucho más. Sintió que era empujado y susurró: Aurora...
Se quedó finalmente dormido.
–¿Danaé? –preguntó Kyle mirando la aún espantada expresión de ella.
–Me ha besado –susurró llevándose la mano a los labios.
Esto no podía haber sucedido. Alex la había besado y luego había dicho algo y se había quedado dormido. Ella estaba en shock.
–No le puedes decir a nadie –miró alarmada a Kyle–. Debes prometerme que no lo dirás.
Kyle sencillamente asintió, tratando de tranquilizarla. Danaé suspiró profundamente y en un abrir y cerrar de ojos llegaron André y Marcos para llevar a Alex. Marcos preguntó si sabían que le había sucedido y cuando Alex soltó un quejido se dieron cuenta que estaba borracho y dormido. No le pasaba absolutamente nada.
Danaé se quedó junto a Kyle mirando como Alex era llevado en brazos de su hermano y Marcos. Aún estaba bastante desconcertada y no podía pensar con claridad. ¿Por qué pasaba esto? ¿De esta manera? ¡Alex la había besado! ¿Qué pensaría Kyle?
–No es lo que piensas –soltó Danaé que sentía una gran tensión por lo absurdo de la situación–. Alex... Alex y yo...
–Creo que es exactamente lo que pienso –fijó su mirada sobre la joven– él estaba totalmente borracho y no sabía lo que hacía. Te tomó por sorpresa, incluso yo no me lo esperaba –él sonrió, tranquilizador–. Sé que no pudiste hacer nada, ni yo intervine y lo lamento. No recordará nada de lo que ha pasado.
Danaé asintió, sabiendo que eso era cierto. Alex no iba a recordar lo que había pasado, pero ella sí.
Trató de reprimir un escalofrío y Kyle le pasó el brazo por la espalda, cubriéndola con su chaqueta para que entrara en calor. Sin embargo, nada la ayudaría a quitarse esa sensación de escalofrío, de calor intenso y de extraña tristeza. No por lo sucedido, solo porque ella hubiera querido que jamás hubiera terminado.
–Danaé –ella lo miró al escuchar su nombre– sé que no es mi asunto, de hecho, apenas nos conocemos, pero...
–Dime, Kyle –lo instó a seguir, como asegurándole que estaba bien lo que quería preguntar.
–¿Tú sientes algo por Alex?
Fue muy directo. Casi podía sentir que no era una pregunta, sino una aseveración. Kyle ponía en palabras algo que ella jamás hacía, al menos no en voz alta. Lo miró fijamente y aspiró hondo a punto de decir algo que jamás habría dicho a una persona.
–No, no siento nada por él –la mayor mentira jamás dicha–; y, por supuesto, entre nosotros solo existe una gran amistad –lo dijo con la mayor seguridad que su temblorosa voz le concedía.
–Siendo así, te prometo que no diré nada de lo sucedido –le tomó la mano Kyle y le estrechó entre las suyas– aquí no ha pasado nada.
–Gracias –sonrió genuinamente Danaé–. En verdad, gracias. Me ha encantado conocerte.
–Ha sido un placer... –asintió él– curioso, pero todo un gusto.
Ella no pudo evitar reír. Le dio un cálido beso en la mejilla y se despidió de él. Había sido mucho para una noche. Necesitaba dormir.
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No puede ser amor (Italia #6)
RomanceDanaé Ferraz estaba segura de haberse enamorado de Alex Lucerni, aún antes de entender el significado de la palabra amor. Alexandre Lucerni también había amado a la misma persona durante toda su vida: Aurora Cavalcanti, pero ella no miraba a nadie...