Capítulo 20

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–Danaé –pronunció lentamente Alex, acercándose a estrecharla en sus brazos mientras ocultaba el rostro en su cabello. Considerando su altura, el gesto fue bastante evidente–. Te ves preciosa –dijo en su oído y ella se estremeció. Él sonrió un poco, ignorando deliberadamente a Kyle–. ¿Cómo ha sido estar tanto tiempo lejos? ¿Extrañaste Italia? –se separó.

Danaé intentó ser la mujer que había llegado. Alex no podía destruirla en un par de segundos. Lo había construido durante meses... él no lo haría.

–Alex, que gusto verte –sonrió ampliamente– tú no te ves tan bien –rió, encogiéndose de hombros– y me ha encantado un nuevo ambiente. Claro que extrañé Italia y a mi familia –lo miró significativamente, desafiándolo a que dijera algo más– él es Kyle, ya lo conoces.

Se estrecharon las manos con gesto hostil. Danaé puso en blanco los ojos, los hombres eran tan directos y nada sutiles. Lo entendía de Kyle, él alucinaba que Alex... bueno desde aquella vez hace años... No obstante, ¿de Alex? ¿Por qué le desagradaba tanto Kyle?

–Sí, ya tuve el gusto –soltó Alex con su característica media sonrisa, despreocupado y aparentemente inconsciente del puño en que se había convertido la mano de Kyle– ¿un buen viaje a Italia?

–El mejor, la compañía ha sido exquisita –pronunció a propósito y Danaé cerró los ojos, tratando de ignorarlos. ¡Hombres!

–Bueno, me ha faltado saludar a Aurora –soltó, mirando fijamente a Alex– ¿nos acompañas Alex? Seguro te encantará.

Él entrecerró sus ojos, mirándola entre ofendido y furioso. ¡Danaé lo quería dejar al descubierto ante todos! ¿Qué rayos le había pasado en Canadá? ¡Esa no era su Danaé!

Un momento, ¿cuándo lo había sido? ¡Loco!

–¿Alex? –llamó Danaé– ¿estás bien? –no podía evitarlo. Era la pregunta que afloraba a su mente cada vez que lo veía fuera de sí.

–Creo que no quiere acompañarnos Danaé. ¿Vamos los dos?

–Claro que voy. Estaré encantado de saludar a Aurora –sonrió despreocupadamente el antiguo Alex de nuevo.

¿Quién era ese hombre tan cambiante? –se preguntó Danaé– ¿Qué había hecho con el Alex despreocupado y risueño? ¿Tan taciturno y forzado a sonreír? ¡Ese no era el hombre que ella había conocido por años!

Se acercaron a ella, que estaba sentada en un rincón. Y aun así, parecía dominarlo todo, su presencia era imponente y una vez más, Danaé envidió ese poder.

¡Qué no daría por lograr que alguien se quedara en silencio con una mirada de ella! ¿No sería perfecto? ¡Le encantaría aplicarlo con Alex!

¡Alex... Alex... Alex! Existía algo en Italia que la afectaba. No podía haber otra explicación. ¡Debía dejar de pensarlo!

–¡Danaé! –se acercó a besarle la mejilla– te has traído un guapo novio de Canadá –Aurora se quedó pensativa un momento–. Hummm creo que nos conocemos, ¿cierto? –señaló y él asintió– ¿Kyle?

–Sí, mucho gusto, Aurora –él la besó en la mejilla– ¿prima de Danaé, verdad? –sonrió, su rostro sin tensión alguna.

Danaé miró la escena con un resoplido contenido. No solo tenía ese poder en cada hombre que se cruzaba, calmarlos hasta dominarlos. ¡Hasta Kyle se quedaba medio embobado mientras hablaba! Debería haber puesto más atención a la comida o educación de Aurora, algo de eso debió ser.

–¿También cae ante los encantos de Aurora? –Alex habló malicioso, lo suficientemente tenue para que solo Danaé lo escuchara.

–Tú que lo sabes mejor que nadie ¿cierto, Alex? –respondió en idéntico tono–. Es tu experiencia de años.

No puede ser amor (Italia #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora