Capítulo 16

7.5K 879 12
                                    


Alex no podía precisar el tiempo que se quedó ahí, mirando a la nada. ¿Qué le estaba pasando? Solo escuchar de sus labios que se iba, él ya sentía que la extrañaba. ¿Por qué? ¡Era tan solo Danaé! Nada nuevo.

¡Rayos! ¡Esto no podía estar pasando! Claro, lo que era peor, no sabía que era esto.

Caminó rápidamente para alejarse de ahí. Necesitaba aire. Otro que Danaé no hubiera respirado, un lugar donde no hubiera estado. Pero no sabía cuál. Ella había estado siempre, en todos lados.

A pesar de todo, seguía escuchando en su mente a Danaé: "Déjame ir, Alex" Pero él no la retenía. Él no lo hacía, ¿cierto?


***

Habían sido semanas que transcurrieron sin que apenas las notara. Cuando menos lo imaginaba, ya era el día señalado para su viaje a Canadá. Un nuevo comienzo, libre.

Danaé miró por última vez Italia. Había sido su hogar toda su vida, jamás se había ido por tanto tiempo. Trató de contener unas cuantas lágrimas porque sabía que iba a extrañar a su familia, la seguridad de tenerlos ahí y el confort de conocer a donde pertenecía. Ya los extrañaba...

Y no quería empezar a pensar en él. Alex.

Sus padres habían organizado una pequeña reunión para despedirla. Como si su madre pudiera entender el significado de pequeña reunión. No obstante, le encantó y no supo cuánto amaba la calidez de su padre, el interés de su madre y el cariño de sus hermanos hasta ese momento. Bueno, siempre lo había sabido pero jamás había tenido la oportunidad de realmente extrañarlo.

Estaba siguiendo su sueño. Y, aun así, una parte insignificante de ella sentía que abandonaba algo. Que dejaba atrás algo que no debería.

No obstante, ese algo no era su corazón, estaba segura. Alex no lo quería, jamás lo había pedido siquiera. Ella debía gobernarse a sí misma, era la única manera.

¿Qué si se había despedido de Alex? Algo así. No lo había visto mucho por su casa desde aquella mañana en el jardín. A la reunión de despedida, bueno, él parecía ser el mismo de siempre. Tan seguro, atractivo, galante, encantador... solo que, ella no sabía por qué, sintió que ya no lo conocía tan bien. Ya no podía leer nada detrás de sus palabras. ¿En verdad había logrado desconectarse tanto de él? Quería creer que sí, era su única oportunidad.

Un sencillo Adiós se había desprendido de sus labios la última vez que lo miró, al despedirse tras la reunión y ella le contestó igual. Eso había sido todo. Adiós.

Todo estaba listo a su llegada. El departamento esperaba por ella, naturalmente, su padre se había encargado de ordenar todo.

En realidad, seguro fue su madre. Sí –abrió el refrigerador que no estaba vacío– sin duda había sido su mamá, Danna. Por muy lejos que estuviera de casa, las cosas no variaban mucho aún. Eso cambiaría pronto, claro. Estaría por su cuenta, por primera vez. Vivir por su cuenta.

Emocionante y atemorizante. Suspiró, tomando el teléfono para llamar a su casa. Debían estar a la espera de su llamada.


***

Las primeras semanas habían sido difíciles, por decir lo menos. Sin embargo, ella no se daba por vencida tan fácilmente. Estaba dispuesta a lograr un lugar por su cuenta, dejar de estar al amparo de la empresa de su familia, aun cuando su carrera tuviera todo que ver con eso. No descartaba la idea de retomar su trabajo ahí, por supuesto, pero no por el momento. No importaba nada, amaba estar ahí, eso era todo.

No puede ser amor (Italia #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora