Capítulo 15

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Alex sabía que debería estar en las nubes por lo que había pasado esa noche. Tener en sus brazos a Aurora, deslizándose por la pista de baile, no era una dicha de todos los días. Pero no, ahí estaba él, sintiéndose desolado y no lograba entender por qué. Bien, para ser sincero, Aurora había sido un sueño para él. Y aun así, seguía triste por Danaé.

Él la quería. Mucho. Y la sola idea de hacerle daño, era repugnante. Jamás podría... jamás querría hacerlo. Ni siquiera había considerado que tal vez podía dañarla de alguna manera. De que ella lo conocía más que nadie, que había leído en él tantos sentimientos...

Era eso. El impacto de que alguien pudiera ver más allá de lo que él mostraba a los demás, el no entender que hacía que ella fuera diferente ¿por qué podía mirarlo desde otro enfoque que los demás no? O tal vez sí... pero no lo decían, jamás.

Lo único que quedaba era ignorar todo, bueno al menos lo que había creído sentir cuando la miró, sin mirar realmente. Y tratar de hablar con ella, disculparse si era preciso. No sabía cuántas estupideces había dicho, porque realmente se sentía como un idiota.

Solo sabía una cosa... había sido muy duro con ella. Con Danaé, que le suscitaba tanta ternura. ¡Algo estaba terriblemente mal en él!

Estaba decidido, al día siguiente, él hablaría con Danaé. Iría muy temprano a su casa para que no hubiera posibilidad de escape. Porque era probable, sino seguro, que ella no querría verlo.


***

Danaé tenía una taza de chocolate en su mano mientras recorría el jardín. Como de costumbre, se había levantado muy temprano aunque no desayunado hasta que estaba con su familia. Tenía que darles la noticia, después de todo. Sin pesadillas aquella noche, se sentía libre, tan feliz y aliviada.

Al principio, había pensado que las palabras de Alex se clavarían en su mente, haciendo aún más vívido su dolor. Pero no, ni una sola pesadilla, ni un solo sueño con Alex. Nada... solo vacío.

Mas, era un vacío agradable, aquel que deja lugar a un nuevo inicio. Justo lo que ella necesitaba.

Su padre se había entristecido un poco al saber que partiría, aunque al mismo tiempo el orgullo se dibujaba en sus facciones y eso fue lo que predominó en su voz cuando la felicitó y abrazó muy fuerte. Su madre había hecho lo mismo, se sentían tan felices por su pequeña Danaé. André no estaba en casa, cosa que no era rara, pero lo que sí fue que había llegado a dormir y se había levantado temprano. ¿Él, temprano, después de dormir en la madrugada? ¡Eso era más que extraño!

Restó importancia sacudiendo la cabeza, últimamente pasaban cosas extrañas por sus vidas. En general, o al menos eso parecía, con Beth, André, Aurora, Christopher, Alex...

Bueno, al menos con Alex, estaba segura. Aún trataba de rememorar con exactitud el episodio de la noche y no le encontraba sentido. ¿Qué rayos había pasado?

Alex había estado ¿fascinado? y al momento siguiente estaba ¿al borde de un colapso entre nervioso y furioso? ¿Por qué? ¿Qué había hecho ella más que salir al balcón a tomar aire? ¿Cómo la había encontrado? ¿Cómo...?

–Danaé...

No necesitaba mirar. Él estaba detrás. Suspiró con cansancio, dejando a un lado la taza de chocolate (no quería tener nada a mano que pudiera usarlo en su contra) y lo miró.

–Alex.

Él parecía nervioso y cansado. Lucía como si no hubiera dormido nada, que seguramente era el caso pues debió quedarse hasta muy tarde en la fiesta. Era sorprendente mirarlo así, pues él siempre había estado impecable y seguro. Ahora, no podía precisar que era, pero no parecía él.

No puede ser amor (Italia #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora