El secreto desvelado

2.4K 220 49
                                    


Un instante después de haber dejado los brazos de la reina, Emma ya estaba de vuelta en el Reino Blanco. La poderosa magia violeta se dispersó rápidamente y dejó aparecer a una princesa perdida en sus pensamientos y con el corazón acelerado. Su boca dibujaba un ligera sonrisa, y le llevó un tiempo comprender que estaba de regreso en su habitación, en el mismo sitio que la noche anterior. Si las últimas brumas mágicas no flotaran aún en el aire, Emma hubiera podido jurar que había soñado los dulces momentos de esa noche.

Su corazón latía desenfrenadamente. Se esforzó en convencerse de que estaba así a causa del viaje mágico. Pero sabía en su yo interno que Regina no era ajena a ese estado. Aún aturdida, se dejó entonces caer en la cama.

Fue en ese momento cuando la vio. Sentada tranquilamente en un sillón cerca de la puerta, parecía esperarla. Su rostro estaba serio y los brazos cruzados en una posición de desafío. Emma se sobresaltó ante la sorpresa y se incorporó inmediatamente.

«¡Ruby! ¿Pero qué haces ahí? ¡Me has asustado!»

Su amiga no le respondió. Se conformó con mantener los brazos firmemente cruzados observando a Emma de los pies a la cabeza con ojos temblando con una cólera contenida. ¿Había visto a la aparición de Emma? ¿Había comprendido a quién pertenecía esa magia? Emma rogó en su fuero interno para que no hubiera visto nada, pero la actitud de su amiga demostraba lo contrario.

La princesa se acercó a ella, pero cuando quiso abrazarla, fue violentamente rechazada.

«Pero...¿qué te ocurre, Rub'? ¿No estás bien?»

«¿Tú me preguntas lo que me ocurre? ¿Es eso, Emma? ¿He comprendido bien?» dijo finalmente Ruby en un tono que Emma no le conocía.

Emma se sorprendió tanto de la reacción de su amiga que no supo qué responder, y frunció el ceño. ¿Estaría al corriente de todo? Pero, ¿cómo se habría enterado?

«¿Cuánto tiempo pensabas ocultármelo, Emma?» continuó ella, mirándola a los ojos

«Pero...¿de qué hablas?»

«Tengo que ganar tiempo a cualquier precio», pensaba Emma «Quizás no hable de Regina. Sobre todo, no confesarle algo que ignora...»

«¡NO ME TOMES POR UNA IDIOTA!» gritó Ruby, dejando traspasar su cólera «¿CUÁNDO PENSABAS DECIRME QUE TE COMUNICAS CON LA REINA MALVADA?»

Ante esas palabras, ella se precipitó hacia el escritorio y sacó el libro mágico. El corazón de Emma se saltó un latido cuando comprendió lo que tenía en las manos. ¿Cómo había descubierto el libro? ¿Habría hurgado en sus cosas? Emma no sabía lo que la enfadaba más: que Ruby hubiera descubierto su secreto o que se hubiera entrometido en esa parte tan inconfesable de su vida privada.

Con lágrimas en sus ojos, Ruby continuó con sus grandes gestos, agitando peligrosamente el libro ante el rostro de la princesa.

«¿Sabes qué? Lo que me apena más es que no te haya parecido bien contármelo, y que no hayas tenido la suficiente confianza en nuestra amistad para compartir este secreto conmigo, Emma...»

Incapaz de pronunciar la más mínima palabra, Emma bajó la mirada. Sí, debería habérselo contado, pero ¿cómo habría podido hacerlo si ella misma no sabía lo que hacía?

Pero aún había tiempo para hacerse perdonar. Alzó la mirada, dispuesta a enfrentar a su amiga y confesarle todo.

«Ven aquí» le ordenó suavemente sentándose en la cama

Ruby parecía desconfiada, pero estaba decidida a saberlo todo, así que obedeció.

«Antes que nada, Ruby, quiero que sepas que no me gusta para nada que hurguen en mis cosas. Ese libro es privado y si hubiera querido enseñártelo, lo habría hecho»

El canto del cisneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora