Revelación (editado)

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Las alas del ángel estaban rotas

Las heridas del lobo aún sangran

Los traumas del coronel piden volver

Su madre solía decirle "mira dos veces cada persona, cada cosa que te rodee, verás como la segunda vez algo diferente o nuevo se hará visible"

Pero Ana nunca fue buena jugando ese juego, si es que era un juego. Mientras ella dormía él la admiraba, veía en ella el ser más puro que había conocido en su vida y tenía un miedo inmenso de que esa pureza se perdiera, tenía miedo de ser quien marchitara esa flor tan única.

Su cuerpo le exigía hacer contacto con el de ella, pero se contuvo, había echo una promesa.

Salió de la habitación y tiro de su cabello con frustración.

¿Qué demonios le sucedía?

No podía hacer aquello, no se lo perdonaría jamás si llegara a hacerlo, pero joder cuánto costaba contenerse.

Solo esperaba ser más fuerte que sus maliciosos instintos porque sino...

Sentí ligeras caricias en mí pelo y aún entre sueño sonreí porque se sentían como las caricias de ella, la misma calidez, el toque suave y lento como si temiera hacerme daño con tan solo tocarme.

—Buen día Schwester—al escuchar su ronca y desagradable voz el sueño abandono su cuerpo por completo y se sentó en la cama lo más pronto que pudo.

—¿Qué diablos haces en mí habitación?—la situación se estaba volviendo intolerante, Dylan cada vez estaba peor.

—James se fue a trabajar, tu abuela fue a tomar el té con algún otro vegete y yo necesito ayuda con esto—hizo un ademán en un intento por señalar su brazo herido y los pequeños vendajes de su cuerpo.

—No soy tu niñera—respondi tajante, arrugó sus cejas y endureció su mandíbula.

—Hermanita—dijo de forma pausada y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo—Necesito ayuda y tú vas a ayudarme—esa sonrisa retorcida y maliciosa que lo caracterizaba se hizo evidente y en ese momento quise más que nunca que mí madre estuviera, o que mí padre saliera nunca.

—Buscate otra enfermera—hice el intento de levantarme y alejarme de él pero su brazo bueno me detuvo e hizo presión en el mío, lastimandome.

—Por favor, hermanita—A quien engaño me estaba muriendo del miedo y el tono que utilizaba para emplear cada palabra era más bien una amenaza, o bien una orden.

—De acuerdo, sueltame—llevo su vista a mí brazo y cuando soltó ambos vimos como sus dedos se habían quedado marcados a mí piel, lo odié, le odié como lo había hecho siempre pero con más fuerzas.

Camine por el pasillo hasta dar con su habitación, y no niego que en el camino justo cuando pasamos cerca de las escaleras desee tener la voluntad suficiente para empujarlo y verlo caer desde arriba. Pero no soy capaz, mí madre y James no me enseñaron a ser así.

Una vez dentro del cuarto se puso frente a mí, a la espera de que yo empezará a desvestirlo.

Tal cual lo había hecho la vez pasada le ayude con el cabestrillo, luego con la camiseta, quería salir rápido de allí por lo que intente sacarla lo más pronto posible, pero entonces su mano tomo la mía y su mirada intensa y perversa se encontró con mis ojos.

Esclava De Una Obsesión  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora