Esclava De Una Obsesión [COMPLETA]

La venganza del coronel (editado).

La segunda peor noche de su vida.

Así catálogo el coronel a la noche de Anoche. Una noche que lo hizo sentir débil, confuso y por primera vez en su vida...Se sintió perdido, sin idea de que hacer a continuación.

Bien hubiese podido recurrir a su escape de siempre, pero eran tantas las emociones que albergaba que estaba seguro que una mujer no iba a aplacarlas, a menos que no fuera esa mujer.

Pensar en ella nuevamente, se sintió como agujas clavadas en su pecho.

La mujer que anhelaba había estado con alguien más, con su hijo. Al momento de verlos solo quiso darle un tiro en la cien a Dylan pero cuando el arma estuvo en sus manos simplemente no pudo jalar el gatillo, aquello había sido lo que más lo había perturbado.

Pero hoy es un nuevo día, y él coronel ya se había medio respuesto y ahora sí tenía la voluntad suficiente para tomar venganza, y lo haría muy a su estilo.

—No olvide nada de lo que he dicho—le advirtió al joven frente a él.

—Sabemos lo que hacemos jefe—el chico no pasaba de veinte y tantos años pero había vivido más que cualquier anciano, y su rostro cortado lo evidenciaba.

—Eso espero—James presionó su agarre en el hombro del joven frente a él—Trabaja bien para que yo no tenga que mostrarte con ejemplos como se hace.

Al chico le quedó todo muy claro y luego de asentir se despidió del coronel y emprendió su camino al lugar que James le había ordenado a él y a su amigos.

—No puedo jalar el gatillo, pero puedo arrancarte el alma hijo mío.

Cerrando los ojos y mirando al cielo, el coronel sintió la paz que le generaba la venganza recorrer toda su persona, marco el número de Dylan y amplio aún más su sonrisa al escucharlo...

Narra Ana.

No me quedan dudas de que el alma duele, lo había comprobado una vez más.

Contemple con rabia las sábanas entre las cuales me había entregado a él.

Me reí, me reí como una loca y desquiciada pues el karma me había escupido en la cara sin ningún mediante.

Con el rostro lleno de lágrimas cambie las sábanas, y luego me fui a por una ducha, una muy larga para despejar la mente y minimizar el dolor, o al menos para intentar minimizarlo.

Cerré los ojos mientras mis manos se ocupaban de limpiar mi cuerpo, pero ni todo el jabón del mundo parecía lograr borrar sus caricias de mi piel, su olor parecía estar impregnado en todas partes y eso simplemente era doloroso.

¿Porqué era así?, ¿Por qué no permitía que nos dejáramos querer bonito al menos una vez?

Escuché ruido en la planta baja, por lo que me apresure a finalizar el baño.

El ruido implementó aún más, mi primer pensamiento fue James creí que tal vez se había enterado y estaba enojado pero luego descarte esa idea pues el ruido era demasiado.

Sentí miedo.

—¿Alguien aquí?—pregunto una voz que desconocía totalmente.

Me apresure a salir para buscar mi teléfono, pero en cuanto ingresé al cuarto me arrepentí.