Locura (editado)

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En el trayecto sintió muchas veces el deseo de soltar el volante y dar rienda sueltas a cualquier cosa, pero apretó su agarre y se contuvo.

No iba a morir por nada.

Una vez llegó a su destino se parqueo y luego de presentarle su tarjeta de socio al portero se adentro al recinto. Lo primero que vio fue a la chica que bailaba completamente desnuda mientras hombres y mujeres se ponían tan solo viendo el movimiento sensual de sus curvas, y el innegable encanto de su mirada y sus atributos, era bella, pero no se parecía a ella.

Se adelantó a la exclusiva barra en donde sin siquiera pedirlo le sirvieron lo que ya acostumbraba a pedir. Se tomó la píldora con el whisky, y casi que de manera inmediata sintió el placer y la adrenalina recorrer todo su cuerpo.

Se levantó en busca de alguien que si le hiciera honor a la mujer que rondaba en su cabeza, a esa que tanto quería poseer, a la mujer que no debía desear en la forma en que lo hacía, la mujer que su hijo pretendía

A su hijastra.

En el primer piso no la encontró, así que subió al VIP, allí encontró lo que buscaba. Era pelinegra, joven y de piel canela, sus labios en forma de corazón, su cuerpo era bonito, pero no como el de Ana y sus ojos no eran como los de ella, Ana tenía ojos verdes oliva y aquella chica tenía ojos café.

-No hay nadie como ella-dijo para si mismo, de a poco el efecto de lo que había ingerido se iba apoderando de el, se acercó a la chica y está le sonrió.

-Hola guapo-la muchacha llevaba poca ropa casi que nada, se alegro de que un señor como ese vaya a ser su cliente, pues desde lejos se le veía que era poderoso, rico, fuerte y eso sin obviar su Físico, era alto, fornido, un maduro de esos que le quitan oportunidad a cualquier jovencito, un hombre de verdad pensó ella.

-Me encantaría tú compañía-ella noto el estado en el que se encontraba sumergido el coronel, eso le pareció perfecto pues los que se drogaban duraban menos.

-Vamos-ella lo condujo a su habitación, una lujosa de esa que usan los prostíbulos caros y finos.

Una vez dentro, empezó el jugueteó, ella empezó por quitarle la chaqueta de cuero, el se dejó hacer. Luego le quito la camisa y se dedicó a mirar el buen físico con lascivia.

-¿Qué tan buena eres?-la chica sonrió ampliamente ante la pregunta del coronel, no le respondió con palabras sino que se arrodilló frente a él y le quito la correa y posteriormente abrió la cremallera, James dejó a un lado la botella de whisky, llevo su mano hasta su mejilla, el toque fue suave al principio cuando se imaginaba que era Ana, pero cuando se fue la imaginación y vio que no era ella, arremetió con fuerza su palma sobre la mejilla de la chica, quién en sus adentros asimiló que esté era de los que jugaban rudos.

Y no se equivocó, pues en aquella no solo hubo esa cachetada sino que vinieron muchas más junto con golpes en el resto de su cuerpo, mordidas y mucho maltrato, James descargo en aquella pobre mujer toda su locura.

Ella por supuesto se arrepintió, pero con pena asimiló y acepto su destino, era una puta, una de las cara pero al fin y al cabo una puta quien al igual que muchas otras tenía un hijo que mantener, así que aunque quería llorar fingió que realmente le gustaba su trato, que le gustó cuando paso su arma cargada por su parte intima, que le gustó cuando la tomo por el cuello y todo lo demás.

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Una vez más me vi obligada a salir de mi cuarto debido al hambre, eran alrededor de las una de la madrugada por lo que di por hecho que ni James ni el innobrable estaban despiertos.

Una vez llegue a la cocina, empecé a prepararme un sándwich y un vaso de leche. Gracias al cielo me lo pude terminar y aunque aún estaba hambrienta, opté por no comer más.

Esclava De Una Obsesión  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora