Más que odió(editado).

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Años antes.

Respirar empezó a convertirse en todo un reto, mi pecho subía y bajaba de manera acelerada, el sudor me corría por la frente como agua por el río, estaba asustada, temerosa de lo que pudiera a llegar a pasar y de lo que había pasado.

Su voz resonaba por el oscuro pasillo que de a poco se iba a hacer visible debido al fuego.

-¡Anabelle!-mi nombre salía de su boca con una furia demoledora, si me encontraba, si me dejaba encontrar iba a acabar conmigo.

-¡Anabelle!-volvió a gritar, se escuchaba agitado.

El calor de las llamas empezaba a abrazarme.

-por aquí-casi que en un susurro escuche a Jhason hablarme mientras su delgada mano buscaba la mía.

Me deje guiar y empezamos a correr hacia la parte de atrás de la casa, en contraste con el interior afuera se sentía frío.

-Escaparemos por el jardín-Me dejaba llevar por Jhason. Una vez estuvimos un poco alejados una opresión en el pecho empezó a perturbar.

No podía dejarlo, le tenía temor pero también lo quería, mi madre lo quería.

-Hay que volver por Dylan-detuve mis pasos, y Jhason también se detuvo al escucharme.

-No podemos, él es el mounstro, ¿recuerdas?-La verdad es que no, no recordaba mucho después del accidente que había tenido, pero sabía que algo de rencor albergaba mi corazón en contra de quien fuera mi hermano-Debemos irnos-y así lo hice, me fui y lo deje detrás, en medio del fuego y de la consecuencias del mismo.

Lo deje con la carga que todos debimos haber ayudado a cargar. Después de aquella noche jamás volvimos a ser los mismos.

Esa noche nosotros, yo...

Vuelta al presente.

Tres días sin verle.

Me odiaba más que nunca, lo sé y tal vez lo merezco.

No respondió a ninguna de mis llamadas, no volvió a casa, no me peleó ni mucho menos, tan solo se fue y ni idea de a dónde.

Decidí que debía encontrarlo, no se para decirle , o hacer que, pero necesitaba encontrarlo. James había vuelto dos días después tal cual lo había anunciado antes de irse, no me preguntó por su hijo ni una sola vez, cosa que no me sorprendió pues siempre había sido así, a veces me daba la impresión de que realmente no le importaba Dylan ni un poco.

Al llegar la noche me contacte con Sophie para ir a buscarlo, ella trato de hacerme cambiar de opinión pero había un nudo en mi pecho que solo dejaría de apretar cuando lo encontrará.

-Te repito-Sophie no paraba de hablar-tu hermano es un bastardo hijo de perra-la mire mal, y se encogió de hombros-A lo que me refiero es que su partida debería alegrarte-negué-Es más-continuo diciendo-yo que tú estaría orando para que no vuelva-pare de caminar y ella también.

-No puedo hacer nada de eso y lo sabés-le dije frunciendo el ceño.

-¿Por qué no?, Yo lo haría.

-No puedo y ya, entiéndelo y cállate-amaba a mi mejor amiga como una loca pero a veces me sacaba de quicio.

-Yo solo decía-respire profundo y retome nuestra caminata por los suburbios a los que nos había indicado ir unos de los pocos "amigos" de Dylan.

Luego de buscar y buscar, dimos con el viejo, maltrecho y sucio edificio al que de manera exacta nos había mandado.

-El timbre no sirve-Sophie estaba impaciente, podía notar su incomodidad la cual evidenciaba al tocar de manera descontrolada el timbre.

-¿Puedes estarte quieta?-un tipo que daba escalofrío abrió la puerta.

Era alto, su cabeza estaba raspada, su pecho desnudo y tonificadisímo. Sophie trago en seco y luego me miró.

-¿Las Barbies se están escapando de la jugueteria?-su voz era como para hacerte temblar.

-Busco a Dylan-le informe dejando un poco de lado el hecho de que me intimidaba.

-No está-respondió tajante.

-Podemos esperarlo-en un parpadeó Sophie tenía un pie dentro del apartamento, la mire sin entender-No tengo prisa-volvió a encogerse de hombros.

Le había gustado el tipo.

-¿Te quedas fuera Barbies morena?-su pregunta se sintió como un reto, uno que yo acepté.

Porque claro meterse a la casa de un sexi desconocido es lo correcto.

Nótese el sarcasmo.

-Fuera de mi camino gorila-aproveche que yo comparada con él parecía una hormiga y me las arregle para entrar sin tocarlo.

-Tengo cerveza, whisky, y marihuana-Enumeró el desconocido y Sophie y yo negamos casi que al mismo tiempo.

-Barbies-repitió con supremacía.

El gorila nos dejó a solas y desapareció por un pasillo.

-¿Qué crees que haces?-le pregunté en un susurro a mi amiga.

-¿Eres ciega?-contraresto del mismo modo.

-Es la casa de un desconocido

-Un desconocido que está para comer y llevar-me respondió la muy perra.

-Pero...

Algo me hizo callar.

-¿Esos son gemidos?-Aunque era obvio, Sophie igual pregunto.

Ahhh, si si si papi, no lo saqué.

Mi cara se puso como un tómate ante lo que escuchaba.

-Ese no soy yo-reapareció el tipo, con un puro en medio de sus dedos y una camiseta blanca.

-¿Un amigo?-Le pregunto Sophie.

-¿Has tenido sexo Barbies golosa?-al decir esto el tipo se acerco a mi amiga y expulsó en su rostro todo el humo de su última calada, ella no respondió.

Yo sabía la respuesta.

-por cierto me llamo Christian-nos dijo a la vez que se alejaba del sonrojado rostro de Sophie.

-Vamonos-sin darle tiempo me levanté y me dirige a la puerta.

-¡Esperemos un poco más!-me medio gritó.

-¡Quédate sola!-ya estaba cerca de la puerta cuando Christian volvió a hablar.

-Aquí está a quien buscan-me detuve de inmediato.

¿Conocen ese sentimiento de incertidumbre en el cuál no saben porqué se sienten de cierta forma?

Su pecho completamente tatuado estaba al desnudo, su cabello castaño revuelto, sus pies descalzos, un jean desabotonado que dejaba entrever el camino hacia el bulto que descansaba entre sus piernas, sus ojos me buscaron pero no me encontraron porque los míos estaban en la chica a su lado, esa que supuse había estado gimiendo.

En aquel momento lo odie más que nunca porque mi corazón por él se enterneció más que de costumbre.

Lo supe y me dolió darme cuenta. Él me generaba más que odió...

Esclava De Una Obsesión  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora