James observaba a la anciana con una sonrisa oscura que evidenciaban sus intenciones, subió los escalones restante y una vez estuvo frente a ella, admiro su coraje, Louisa mantenía la frente en alto y en ningún momento desvío la mirada.
Las venas de su cuello se marcaban como evidencia de lo alterada que se encontraba, en cambio James derrochaba calma, tanto como una fiera salvaje ante de realizar un ataque.
—Si vas a matarme, hazlo de una buena vez—A James no le pareció mala la idea, pero sabía cómo mantenerse en calma y no dejar que sus deseos los controlarán, al fin y al cabo era un coronel y como tal un estratega.
—Que la suegra desaparezca es el sueño de todos los casados—el coronel dejo de sonreír—Pero soy viudo—Louisa tuvo que enterrarse las uñas en su propia carne para evitar caer en lo que supuso era su modo de provocarla.
Pero no le daría el gusto, Dylan había sido muy objetivo y le dijo que no debía caer en sus provocaciones y con debida razón.
—No te merecías a mi hija, y no dejaré que dañes a mi nieta—había una fiera determinación en sus palabras.
—Nunca dañe a tu hija, la ame de verdad, la quise y la respete hasta el último momento—cada palabra del coronel era verá, y en el fondo Louisa lo sabía.
Pero su nieta no era igual que su hija y desde luego dejarla allí solo ocasionaría tragedias. Louisa tenía la certeza de que si Anabelle no era herida por James entonces lo sería por Dylan, y en el peor de los casos por ambos.
—Te conozco James, se de tu pasado y no permitiré que arrastres a Ana, a tus demencias—la palabra demencia y sinónimos semejantes eran dagas para James.
El coronel la tomo con violencia del brazo y como era de esperar Louisa, a pesar del dolor no emitió ninguna queja.
—Es muy osado de su parte recordarle a un loco lo que significa la demencia, no estaba en mis planes mirar a la hija de mi esposa con ojos que no fueran los de un padre, pero sucedió y estaba dispuesto a cohibir mis deseos por amor y respeto a Elizabeth, pero Elizabeth no está—James soltó su brazo y ella miro el tono violeta que adquirió su piel.
—No tienes vergüenza—lo acusó.
—No tengo vergüenza, es verdad, y le diré otra gran verdad—se centro en ella con intensidad—deseo a su nieta como mujer y estoy dispuesto a desatar toda mi locura si eso significa tenerla, recoja sus cosas, escriba una bonita y emotiva carta de despedida y marchese a su casa junto con su viejo y maltrecho esposo ahora que puede—no eran simples palabras, eran amenazas.
—¿Qué harás si no me marcho?
—Su esposo es más viejo que usted no sería sorpresa si muere, sus dos pequeños nietos Lión y Cayle son apenas unos niños, y su hijo viaja mucho cualquier cosa puede pasarle en el camino, y uno nunca sabe con que puede saltar un nuero ¿Verdad suegra?—Louisa no pudo contenerse ante esto, conocía a James Donovan y sabía de lo que esté era capaz, amaba a su nieta y al resto de su familia, no podía ponerlos a todos en riesgo por una sola.
—Me iré al amanecer—James aplaudió, mientras que con lágrimas en los ojos Louisa se adentraba en la habitación que le habían dispuesto.
La ciudad estaba alumbrada por los faroles, el frió era persistente, pero poco le importaba a Ana, ella no podía dejar de llorar y pensar en su abuela.
Siempre había sido tan dulce, tan inteligente y apegada a ella y su madre.
Sintió que el frió dio un incremento cuando Dylan soltó su mano. Había sido el primer gesto de buena voluntad que le había mostrado en todos los años que llevaban de ser hermanos.
—Deja de llorar que me molesta—y allí estaba, pensó, el mismo cabrón e insensible de siempre.
—La calle es libre—Ana no se sentía capaz de mantener una discusión, pero por algún motivo no podía mantenerse callada cuando Dylan empezaba a atacarla.
—Como sea deja de llorar—Ana tembló de frío y Dylan pensó en darle su chaqueta, pero se arrepintió antes de hacerlo.
Ella siempre había sido débil, sin mucho carácter y llorona, eso era lo peor, lloraba por todo.
—Eres tan insensible—el hizo una muesca de asco cuando ella se sorbio los mosco.
—No puedes ser más desagradable—dijo por lo bajo.
—La abuela también iba a dejarme—Ana volvió a romper en llanto, se alejo hasta sentarse en un banco, se coloco en posición fetal y empezó a llorar otra vez.
Dylan pensaba en su padre. Conociéndolo como lo hacía lo más probable es que estuviera amenazando a la abuela con hacerle daño al abuelo y a los demás. Pero ese era un paso que ya había previsto y había puesto a la abuela al tanto de este, él tenía un plan y no iba a fallar, la situación con Ana había sido la ocasión perfecta para dar comienzo a su planes.
Iba a acabar con su padre, con Jhason y con Anabelle.
La observó, se veía tan frágil que podría haberle generado pena de no ser porque el recuerdo de lo que le hizo estaba presente, muy presente. Pensó en dejarla allí en plena madrugada y que algún malnacidos le hiciera el favor de ponerle fin a su patética existencia, pero entonces la voz de Elizabeth venía a él y cualquier intento por hacerle daño, o por dejar que alguien le dañará se iban al caño.
—¡Fluch!—maldijo en Alemán.
A pasos agigantados se apresuró a levantarla y arrastrarla de vuelta a la casa.
—¡Que diablos!, ¿No puedo llorar tranquila?—ella intento zafarse de su agarre pero solo consiguió que esté se detuviera de manera repentina y que de paso sus pechos chocarán.
Él miro sus ojos un instante, algo dentro suyo se alteró.
—Saliste a tomar un poco de aire y ya te has tomado bastante, así que de vuelta al paraíso—le dijo con burla.
—No me voy—dictamino ella y su hermanastro la soltó.
—Perfecto, te puedes quedar, pero yo me voy—no le dio tiempo a debatir, se dio la vuelta y empezó a caminar.
Ana volvió al banco anterior y a la misma posición, estaba tan triste y de repente encontró consuelo en las estrellas, pues imagino que unas de ella era su madre y la otra su padre y que desde allí la cuidaban.
Si se iba a casa no iba a verla con tanta nitidez, no los sentiría.
Dylan pensó que ella lo seguiría por miedo a quedarse sola, pero cuando vio lo que hizo se dio cuenta que está realmente estaba mal.
—¿Por qué diablos no fuiste la madrastra malvada?—le recriminó a su difunta madrastra antes de volver a la hija de está.
Se sentó a su lado sin darle explicaciones. Se quitó su chaqueta y se la lanzó, ella pensó en devolvérsela pero también pensó en el frío y eligió quedarsela.
En la oscuridad y desde la distancia, ojos los observaban.
Un cazador nunca está muy alejo de su presa.
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Esclava De Una Obsesión [COMPLETA]
Mystery / ThrillerEl volvió de un internado militar en Suiza tan sólo para cobrar venganza por algo que ella desconoce, Ella lo ha odiado desde siempre y lo odiara aun mas después de su regreso. El padrastro siempre ha cuidado de ella, pero cuando su madre muere, tod...