Beso Infernal (editado)

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La abuela se había ido a casa, oficialmente ella también me había dejado.

Al volver eso fue lo que me dijo James, dolió pero no llore, ya había llorado bastante. Me retire a mí cuarto y solo salí tres días después, cuando la tristeza fue sustituida por el hambre. James no se había cansado de llamar a mí puerta, me había ofrecido de todo pero me reuse. Dylan me había enviado varios mensajes acusándome de mala gente porque el tenía un yeso y estaba herido pero yo no le ayudaba a cambiarse.

Lo ignore, no tenía ganas de pelear.

Cuando llegué a la cocina, me encontré con James, al parecer iba tarde para el trabajo, o bien había llegado muy tarde.

-La princesa dejo la cueva-estaba tomando café, tenía ojeras y se veía cansado.

-Hola James-tome asiento a su lado.

-"hola James"-repitió-Te encerrarte por tres días y es así como me saludas.

Sonrío y el también lo hace antes de envolverme en sus brazos, se siente reconfortante que alguien a quien quieres y que sabes te quiere, te haga sentir su amor.

-No vuelvas a hacerme eso, te eche mucho de menos-asiento sin romper el abrazo.

-Aah que bonito-el sarcasmo y el veneno en su voz son más que evidente, viene de correr por lo que el sudor baña su cuerpo bien cuidado, rodea la loseta hasta quedar frente a James y yo.

-Dylan -le "saludo", cortando el abrazo.

-Schwester-esa palabra me pone los pelos de punta por el simple hecho de que solo me dice así cuando estamos peleando, o estamos pronto a hacerlo.

-No es bueno que esté corriendo, aún tienes heridas por sanar-James no es exactamente el mejor padre del mundo con su hijo, pero aveces reconozco que lo intenta.

-Papito, estoy bien-volteó los ojos ante su burlas.

James lo ignora y en su lugar se levanta. Él podría estar de licencia porque está herido, pero no había forma de que explicará como está herido cuando no ha realizado ninguna misión, no era tan difícil mentirle a la policía cuando eres un superior, pero no era fácil mentirle a sus superiores.

-Te veo esta noche princesa-se despidió de mí y minutos después escuché su auto salir del garaje.

Dylan se sentó frente a mí, llevo una botella de agua a sus labios y la dejo vacía.

-Estoy sediento hermanita-sentí que había doble sentido en sus palabras.

-Hay más agua-me levanté en busca de comida, al fin y al cabo había salido por cuestión de hambre.

Fui a la ladera para buscar algo que comer, pero justo al abrirla sentí su cuerpo pegado al mío, su respiración que ya se había regulado, su sudor bañando mí piel y su nariz olfateando mí pelo.

-¿Por qué diablos siempre actúas extraño?-cerro la puerta de la ladera de golpe, me di la vuelta y quedé prisionera de sus brazos.

-¿Cómo se sienten los abrazos de mí padre?-la pregunta me tomo por sorpresa.

-Estas demente-lo empuje, pero no sé movió ni un pelo.

Se mordió el labio inferior, se aproximó más a mí. Mí respiración empezó a acelerarse.

-¿Cómo se siente el toque de sus dedos sobre tu piel?-deslizo su dedo índice por mí brazo.

-Necesitas de un psiquiatra urgente-volvi a intentar zafarme, pero solo provoque que con su brazo sin yeso envolviera mí cintura. Su cuerpo se sentía caliente.

-Dime Schwester, ¿Lo has besado?-lo mire asqueada. La sola idea de besarme con mí padre me revolvió el estómago y el hambre se esfumó casi que por completo.

-¿Cómo puedes decir algo como eso?-una irá ferviente me atacó al momento. Quería verlo desaparecer, justo como lo hizo años atrás.

-¿Qué te sorprende?, ¿Qué no ves como te mira, como se tensa cuando te tiene entre sus brazos?, ¿Lo ha visto, has visto como te desea?-Se lo que él trataba de hacer. Quería confundirme, quería hacerme dudar de la única persona que me quedaba, quería verme sola.

-No, no lo he visto a él haciendo eso, pero te he visto a ti hermano-cogi el valor de enfrentar sus ojos y sostenerle la mirada.

-A él no-sonrió con algo de amargura.

-¿Vas a decir que es mentira?

-No-instestifico su agarre en mi cintura -No voy a negarlo Schwester-me quede de piedra-de hecho voy a confirmarlo.

No me dio tiempo a procesar nada, en sin segundo su boca estaba sobre la mía. Cuando reaccione lo hice empujándolo, tratando de despegarme de él, pero no me lo permitió. Cerré mi boca pero mordió mi labio haciéndome soltar un gemido de dolor, aprovecho para seguir atacando mis labios. Me reuse hasta que el mismo me soltó.

Fijo su mirada en mi.

-Tu labio está sangrando-me regalo una sonrisa siniestra antes de soltarme, cuando lo hizo se alejó unos pasos y entonces sin poder contenerme, le pegue una bofetada con fuerza.

Quería llorar, pero era mayor mi rabia.

-Eres abominable-masajeaba su mejilla con desinterés. Corrí a mi habitación y me asegure de cerrar bien la puerta, y entonces me desplome.

Al caer la noche el coronel llegó a casa, estaba tan silenciosa como había estado las últimas semanas, desde que su esposa había fallecido. Supuso que Dylan estaría en algún lugar haciendo de las suyas y que Ana estaría encerrada en su habitación. Por un momento tuvo la esperanza de que lo estuviera esperando, para cenar con él, pasar el rato, abrazarse y grabar cada parte de ella sin que ella se diera cuenta.

De repente la luz del living se encendió dejándole ver a su hijo quién tenía una botella de Whisky en sus manos.

-Bienvenido hund-le dijo a su padre alzando la botella.

James se quitó su chaleco antibalas y su chaqueta de cuero, para posteriormente acercarse a su hijo y tomar la botella. Se dio un trago largo y después se la devolvió.

-¿Qué le hiciste?-su padre lo conocía demasiado bien.

-Nada-James volvió a arrebatarle la botella.

-Mientes.

Dylan le quitó la botella y al igual que antes lo hizo su padre, se dio un trago largo.

Suspiró.

-Sus labios sangraron sobre los míos-James apretó sus puños con fuerza.

-¿Te atreviste a tocarla?-Dylan sonrió.

-No, solo toque sus labios, ante que tú papá-el puñetazo en su costilla llegó sin aviso y lo hizo retorcerse un poco, pero no borro su sonrisa.

Amaba joder a su padre.

-No abuses del hecho de ser mi hijo, porque así como contribuí a que vinieras al mundo, así mismo puedo contribuir a que te vayas-El coronel avanzó a las escaleras para ir en busca de Ana.

-¡Le sembré dudas que no podrás borrar papá!-Su padre se detuvo y observo como su hijo continuaba tomando y provocándole. Dylan quería hacerlo estallar para que el mismo se condenará frente a Ana, pero no le iba a dar el gusto.

Tomo su chaqueta y las llave de su auto. Iba camino a desatar su locura, pero no dentro de casa, no esa vez.

Mientras tanto Anabelle, no había podido dejar de pensar en aquel beso que le fue robado, en ese beso procedente de los labios de aquel demonio de ojos verdes, en ese beso infernal con sabor metálico.

Era su hermano el hombre que la había besado, pero ahora mismo también estaba siendo el dueño de los labios que no abandonaban su cabeza...











Esclava De Una Obsesión  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora