El llanto de Caperucita (editado).

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Ese nudo en la garganta que te oprime el pecho, ahoga tú voz y destruye tu interior.

Esa sensación amarga que provoca el añoro de la vida que ya no nos pertenece, o de la que nunca hemos vividos pero siempre hemos soñado con vivir, ese dolor que no tiene antídoto, es el peor de todos al igual que ese llanto silencioso del que nadie más que tú, tienen conocimiento.

¿Cómo se sale de un pozo?

¿Cómo sabes cuál es la dirección correcta si todo el camino está a oscuras, cómo le digo a mi corazón que deje de doler?.

Me siento tan sola, tan sucia y vacía. Cada vez que cierro los ojos las imágenes se repiten una tras otras, cada vez que intento permitirme olvidar viene de golpe el recuerdo que me tumba otra vez.

No hubo penetración, pero igual me violaron.

Pero me humillaron, tocaron mi piel como si fuese la suya propia, me infligieron miedo como a un perro, me hicieron sentir lo que de seguro ha sentido cada mujer, niña y adolescentes al rededor del mundo cuando su destino se ve ennegrecido por las manos del hombre, no hicieron de mi lo que no quisieron.

Me hicieron sentir que no tengo ningún valor, y saben que es lo peor

No había ni hay nadie que me sostenga.

Me caí y me toco levantarme sola, porque sino está tu madre, estás sola.

Tres golpes en mi puerta me hacen secar mis lágrimas rápidamente, y tomar una postura relajada que contrasta totalmente con como me siento.

Es James.

Sonrió triste por dentro.

¿Quién más iba a ser?

—¿Cómo te sientes princesa?—toma asiento en la cama, justo a mi lado y lleva su mano a mi cabellos, pero aquel gesto que antes me parecía paternal ya no lo siento de esa manera.

—Voy a superarlo—digo más para mí misma que para él.

—Claro que lo harás—ahora su mano recorre mi rostro—Estaré aquí para ayudarte—se acerca aun más y me envuelve en un abrazo que me hace sentir incómoda.

Besa mi frente.

—Estoy bien "papá"—hago énfasis en la última palabra para de manera indirecta recordarle lo que nos une.

Aquello surge efecto, me deja libre y se pone de pie. Cuando creo que va a abandonar la habitación, me sorprende y se devuelve, en un movimiento meticuloso y lento vuelve a aproximarse y me vuelve a besar, está vez muy cerca de la comisura de mis labios.

—James—me observa de un modo que me pone los pelos de punta—James—repite.

Asiento y se va.

Suelto el aire que no sabía estaba reteniendo.

Una sensación horrible me embarga.

Los síntomas de la depresión no me pasan desapercibido, los conozco más de lo que me gustaría admitir.

Me quedo dormida gracias al relajante que James me había dado previamente.

Horas antes.

Vislumbró una silueta al pie de la escalera.

Era Jhason.

Llevaba tiempo sin verlo. Su presencia hizo que el coronel apretara aún más los puños, sus nudillos se tornaron blanco por la fuerza excesiva.

Jhason sonrió, de ese modo que solía hacerlo su hijo.

"Hasta luego", le dijo entre labios el muchacho al coronel, antes de irse, observó al cuerpo tembloroso entre los brazos de James y por un momento quiso romper la poca distancia que lo separaba de ella, pero se contuvo y se fue. No podía acercarse mucho, no todavía.

Esclava De Una Obsesión  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora