Esclava De Una Obsesión [COMPLETA]

La noche de Anoche (editado).

Pretendamos que no somos hermanos, que no me odias y que no te quiero...

Sus labios atrapan los míos y no me opongo en lo absoluto, al contrario descargo en los suyos todo el deseo que siento por su persona.

Me muerde y me gusta, acaricia mis pechos y aquello me vuelve loca. Pasa su lengua por mi oído y me estremecí al sentir la saliva fría encima de mi piel que era puro fuego en aquel momento. Me agarra el culo y hace de mi cuerpo un terreno y de sus manos un explorador.

La ropa empieza a sobrar por lo que sin darnos tregua alguna, empezamos a deshacernos de ella, no hay tiempo ni cabida para el arrepentimiento, o cualquier otro sentimiento semejante.

La razón nos ha abandonado y en el fondo estoy agradecida de que haya sido así, porque sino no hubiese podido vivir aquella noche que siempre recordaría como unas de las mejores de mi vida.

Narrador tercera persona.

El operativo había terminado antes de lo previsto por lo que James regreso a casa esa misma noche. Al ingresar lo primero que hizo fue quitarse la chaqueta, el chaleco antibalas y dejo el arma junto con estos. Luego fue a la cocina y se sirvió agua y justo cuando empezó a tomarse el agua, escucho un ruido bastante conocido para él.

Gemidos.

Como era habitual que su hijo llevará mujeres a la casa no le prestó atención en primera instancia. Pero luego si lo hizo para ser exactos le prestó más atención a esos gemidos después de buscarla por todas partes y no encontrarla en dónde se supone debía estar.

Sintió que la camisa le robaba aire por lo que se abrió los tres primeros botones dejando entrever parte de su pecho, en lo que había quedado expuesto se podía ver de manera perfecta el extraño tatuaje que adornaba el lado izquierdo de esa parte de su anatomía.

Trago en seco y por razón evidente empezó a temblar.

No es ella, no es ella, no ella, se repetía una y otra vez por sus adentros.

El ruido incremento por cada paso que él daba en dirección a la puerta de la habitación de su hijo. Un hijo al que nunca había amado, u odiado lo suficiente.

Con los dedos temblorosos y el pulso acelerado tomo el pomo entre sus manos, pero no lo giro pues el miedo a lo que podría encontrarse le invitaba a no abrir aquella puerta, pero pudieron más la curiosidad y la angustia, y finalmente y con cautela, giro el pomo

Abrió la puerta.

Perdidos entre sábanas blancas, envueltos en una pasión desenfrenada, realizando con ganas y vehemencia aquel acto lujurioso que él tanto añoraba realizar con ella. Ni siquiera sintieron su presencia, ni siquiera parecían estar en su cabales tal eran sus ansias por perderse uno en el otro.

No lo pensó dos veces, apretó sus puños y mandíbula con fuerza mientras se dirigía escaleras abajo, bajo cada escalón despacio pero firmé, el coronel no quería que fueran sus pasos quienes advirtieran a su hijo e hijastra de su presencia.

Volvió al primer lugar en el cuál había estado al ingresar en la casa.

Tomó aquello por lo que había bajado y volvió al cuarto. En dónde los nuevos amantes continuaban entregados a aquella arrebatadora y pecaminosa pasión que los envolvía locamente.

Está vez James se sorprendió más de lo que en un principio estaba, pues aunque Ana aún no percibía su presencia, Dylan si lo había hecho. Los penetrantes e intensos ojos azules de su hijo lo observaban victoriosos mientras él follaba descaradamente a quien todos incluso el mismo Dylan en ocasiones, veían como a su hermana.

James alzó el arma en sus brazos, y apretó la misma con fuerza ante la obvia burla y desafío de su propio hijo. Volvió a mirar aquellos ojos profundos casi cuando su índice tocaba el gatillo.

No pudo hacerlo, Cassandra vino a su mente y fue como si aquello le recordara que era a su hijo a quien pensaba en eliminar. Era el mismo niño que cargo en sus brazos al nacer, el mismo que él había enseñado a montar bicicleta, a balancearse en el columpio, era el niño a quien el mismo puso nombre y dió apellido, el único familiar sanguíneo que le quedaba.

Su hijo.

No podría jamás quitarle la vida, incluso siendo él como era, simplemente la vida de su hijo le pesaba e importaba.

Por vez primera Dylan vió como su padre se echaba hacia atrás y se dejaba ganar.

Él nunca espero que lo matará, pero se esperaba al menos un balazo en el brazo, o en la pierna.

Pero James no hizo nada, tan solo bajo el arma, lo vió a los ojos, se dió la vuelta y se fue.

Narrador primera persona.

El molestó ruido de la alarma me hizo emitir varios quejidos, me sentía exhausta, soñolienta y hasta cierto punto adolorida.

Volví a escuchar el insoportable sonido de esa cosa, por lo que me obligue a mi misma a abrir los ojos, me costó varios segundos adaptarme a la luz del sol pero una vez lo hice clave mi vista en dónde estaba el despertador, tenía que moverme para llegar a el.

Que pereza.

Pero entonces el sueño abandono mi cuerpo tan rápido como los recuerdos de la noche de anoche me abordaron.

Lo había hecho, me había entregado en cuerpo y alma a quien se supone que odiaba y que encima era mi hermano.

Mi madre debía de estar maldiciendome desde su tumba.

Me dieron ganas de llorar, me sentí mal, me sentí asqueada y sucia desde lo más profundo de mi ser.

No queria voltear a verlo, no podía.

Una lágrima resbaló en mi mejilla y supe que era cierto el dicho de que "después del gustazo viene el trancazo".

Me levanté, y acepté que una vez cometido el error solo quedaba aceptar las consecuencias.

Me gire en su busca pero grande fue mi sorpresa y mayor aún mi decepción.

El lado izquierdo de mi cama estaba vacío

Se había ido, me dejó despertar sola después de haberse acostado conmigo, después de insinuarme que me quería

Supongo que eso era lo que éramos:

Una falla mutua destinada a hacernos daño una y otra vez.

Y llega alguien que es tu única opción pero a la vez es el final de tu inocencia y el inicio de tu perdición...