No hice el intento siquiera de defenderme de las acusaciones de André. Sabía que estaba en lo cierto. Yo no hacía más que complicar su vida, pero lo que más me dolía era el hecho de que
Eva se hubiera quedado sin madre.
Me serené a medias cuando supimos que estaba perfectamente sana y podrían llevársela a la casa. Pero nadie contó con el hecho de que se había quedado sin madre...y sin papá.
André no pudo dejar el hospital por un par de días, el recuento de sus glóbulos blancos era bajísimo y la pena era un terreno fértil para la recaída. Pero ninguno pudo sacarlo de su estado alicaído, ni siquiera el llanto desesperado de Eva.Luise y Sabrina estaban desesperadas por partida doble, el estado de André podría agravarse y tenían un bebé entre manos que no sabían como alimentar. Mientras estuvo en el hospital el suero la mantuvo hidratada y alimentada, pero una vez en la casa rechazó todo lo que se le ofreció para comer. Quisieron darle la fórmula prescripta por los médicos pero la rechazó y lo mismo sucedió con la leche de vaca.
Sabrina tuvo que capitular ante su orgullo y suplicarme que me quedara con la niña mientras sus padres y ella acompañaban a André en el duro trance de despedir a su mujer. Mientras esparcían las cenizas de su madre, la recién nacida bramaba de hambre estruendosamente.
Traté de ignorar ese llanto de desesperado pero me flaqueó la voluntad. Llamé a mi madre en un intento de que me iluminara de alguna forma, recordaba alguna historia que me había
contado sobre un caso similar.
-Hilda, esto es importante, la niña se morirá de hambre ¿Recuerdas el caso del bebé de Matanzas? ¿Cómo le hicieron?
-Con leche de cabra. Pero no sé cómo le vas a hacer para conseguir una cabra en Londres.
Eva lloraba exasperada. Traté de darle té bien dulce, como sugirió mi madre y un cocimiento de agua de arroz pero fue inútil, la niña igualmente los rechazó. Se me ocurrió ponerme una camiseta usada por Sabina, pensando que se tranquilizaría al sentir el olor de su madre pero no hizo otra cosa que llorar con más fuerza, pues ese aroma le indicaba que ya recibiría su
alimento pero no comprendía porqué se seguía retrasando. Buscaba su alimento desesperadamente y si hay algo en la vida que no puedo aguantar es que alguien me pida de comer y que yo no pueda dárselo. Estaba cada vez más angustiada. Sin poder soportar ese llanto desesperado un minuto más, me abrí la blusa y le ofrecí mi pecho. Ya sabía que estaba totalmente seco, se habían pasado varios años desde la ultima vez que había amamantado, pero al menos le serviría de distracción mientras yo seguía buscando algo con qué darle de comer.
La niña se aferró a mi con tal fuerza y desesperación, succionando con un ahínco tan poderoso, que logró sacarme leche. Cuando noté que Eva recuperaba poco a poco la paz del semblante y la escuché tragar supe que algo extraordinario estaba sucediendo ¿Cómo podía ser posible que se estuviera alimentando de mi? Para comprobarlo, la separé de mi pecho y vi atónita como brotaba un chorro de leche. Era algo que jamás se me hubiera ocurrido que pudiese pasar. En cuanto Eva sintió que la separé de su alimento comenzó a llorar de nuevo, irritada. De
inmediato dejé que se prendiera de mí, hasta que se llenó completamente y se quedó plácidamente dormida.
La observé con atención, tenía el pelo espeso y oscuro, como su mamá. La apreté contra mi pecho, pegada a mi corazón, la piel contra la piel, para que recordara la seguridad de estar
dentro del vientre materno. Estaba tan absorta en su contemplación, buscándole rasgos parecidos a Félix, que no sentí cuando Sabrina entró en la habitación.-Oh por dios...-dijo lentamente, tomándose la cabeza-No puedes... esto no puede ser
cierto...
-No sabía que hacer, no podía dejarla así llorando de hambre...no creí que algo así fuera
posible...
-Dámela, debo llevarsela a André. En estos momentos no puede estar alejada de su padre.Sabrina salió con el bebé en brazos después de observarme por algunos minutos con un destello de turbación en la mirada. André miraba a Eva con cierto aire confuso, la apretó en un
largo abrazo pero con un aire ausente en los ojos, seco por dentro, sin nada de luz. No quiso hablar conmigo, simplemente apartó la vista.
-Parece que nos tocará cuidarla por un tiempo-suspiró Sabrina.
Y así lo hicimos. Desde ese día tuve leche suficiente como para alimentar a Eva y a otro bebé, si hubiese querido. André seguía perdido en su tristeza y casi ni preguntaba por la niña, ni mucho
menos acerca de como se alimentaba. No le extrañó que su hermana le diera de comer a su hija, pero no dejamos que se enterara de cómo lo hacía, pues pusimos mucho cuidado en que
no nos viera.
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Liebe mich 2 || André Schürrle
FanfictionTras su escandalosa separación de Marc ter Stegen, Danielle ha logrado rehacer su vida y formar una (extraña) familia. Siempre concentrada en su profesión, Danielle se ha acostumbrado a la soledad y a sentir emociones solo para la cámara. Un rutinar...