El otro papá

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Como siempre, Félix se acostó temprano, en plan de tregua, la única que me concedía a lo largo de todo el día.

-Buenas noches, bebé.

-Buenas noches, mami-bostezó ruidosamente y quise abandonar la habitación sin tener que oír lo mismo de todas las noches-: Extraño a mi papá ¿Cuándo lo voy a ver?

-No lo sé, Félix.

-Lo echo de menos-ahogó las palabras en la almohada-Lo echo mucho, mucho de menos.

Empezó a llorar. Y yo conocía la tristeza lo suficientemente bien como para saber que su dolor era real.

-¿Estás triste, no es así?

Se incorporó en la cama mientras los lagrimones le bañaban el rostro congestionado. Lo abracé mientras él se limpiaba la nariz con mi playera.

-Lo lamento tanto, hijo.

-Lo extraño mucho-temblaba de llanto y eso me partía el corazón. Cualquiera pensaría que era un niño abandonado, a pesar de que en seis años jamás lo había dejado solo-Hazme sentir mejor, mami.

-Lo haré, mi vida, no te preocupes.

Sabía que no tenía otra opción. Y llamé a Marc.

Le eché un nuevo vistazo al celular y fruncí el entrecejo. Estaba en el fondo de la cafetería esperando al hombre con el que había planeado pasar mi vida, tener una familia, hasta que André apareció y arrasó con todo con la fuerza de un huracán, removiendo los cimientos de una relación que supo ser muy sólida. Había pasado las dos últimas semanas previas a este encuentro sopesando los pros y los contras, arreglando el encuentro y cancelándolo un par de veces. La confusión me nublaba el cerebro y de verdad quería que Félix tuviese una relación con André y lo reconociera y admirara como su padre, pero yo no lo podía obligar. Su maestra sugirió una visita a otro psiquiatra y ahora arrugaba nerviosamente el papel con la dirección escrita. Detestaba darle la razón a Marc.

Acaricié suavemente el cabello de mi hijo, agradecida una vez más por la invención del iPad. Recordé la conversación con la directora y la maestra: "Félix ha estado hablando de su padre... ¿Lleva mucho tiempo sin verlo? ¿Ha presenciado algún tipo de discusión violenta entre ustedes? ¿Agresiones físicas? ¿Ha estado en contacto con algún enfermo terminal?"

Félix había estado hablando del cáncer como si de un amigo se tratase, sobre hospitales y agujas, aterrorizando a los otros niños con la idea de sacarles sangre para curar a otros. Por un instante me sentí orgullosa, mi hijo había captado el mensaje y no lo había olvidado. Félix sabía muchas cosas; y siempre había sido así, una singularidad en su cerebro absorbía cosas casi imposibles para otros niños. Pero esto evidentemente era una amenaza para las mujeres que tenían la tarea de educarlo.

-Bueno, sí-concedí, incomoda por tener que dar tantas explicaciones-Un amigo de nuestra familia tuvo leucemia y Félix lo conoce, no le escondimos el hecho de que está enfermo y le hemos explicado todo muy bien, Félix lo entiende. Y por otro lado... mi ex marido no ve a Félix desde hace algunos meses, vivimos en países distintos y no es cuestión de tomar un taxi... no nos vemos lo suficiente como para que el niño nos vea pelear, nuestra relación es inexistente.

La directora enarcó la ceja como diciendo "Ajá!" pero simplemente asintió y me extendió un papel con el nombre del psiquiatra.

-Hemos tenido un nuevo problema de indisciplina durante el recreo. Hubo un incidente con mordiscos de por medio... hemos hablado sobre reglas, sobre no hacer daño a los demás pero Félix... señora Cordero, llevo muchos años tratando con niños pequeños y la conducta de su hijo... no es normal.

Liebe mich 2 || André SchürrleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora