—Se te ve muy serena con respecto a todo esto—dijo Özil repasando su imagen frente al espejo desde todos los ángulos.
—Serena—me reí entre dientes—Hasta parece que no me conoces lo suficiente.
—En realidad, no te conozco.
Temblé ligeramente al enfundarme en un ajustado aunque sencillo vestido negro. En cierto sentido íbamos a una especie de velorio, algo estaba muriendo esa noche. Félix gruñó de descontento. No lo llevaba bien en cuanto a la interacción social y hubiese preferido quedarse a comer un sándwich en el sofá en compañía del perro de Mesut. Le recordé las fórmulas de cortesía mínimas: por favor, gracias, con permiso y referirse a los padres de André como Herr y Frau, ya que no concebía aún que esas personas fuesen parte de su familia.
—¡Pero yo no quiero ir!—refunfuñó por milésima vez.
—Sabina nos ha invitado, solo iremos a cenar y volveremos.
—¿Lo prometes?
Evité responder con una evasiva. No quería prometer nada, no esa noche.
Por un momento me invadió un sentimiento de angustia galopante y estuve a punto de pedirle a Mesut que diera media vuelta y volviéramos a su casa. Al apretarme la mano en un intento de reconfortarme caí en la cuenta de un detalle importante.
—Dame tu anillo.
—¿El mío?—un gesto de sorpresa y zozobra se formó repentinamente en su rostro.
—¿Tienes una idea mejor?—reprimí los deseos de gritar y reduje mi voz a un susurro—¡Si vamos a hacer esto debemos hacerlo bien!
Jugueteó un par de segundos con la sencilla alianza dorada que llevaba y finalmente me la entregó. Me iba holgada, pero la sujeté con un anillo más pequeño para evitar perderla. "Solo es un seguro" me repetí "Es una manera de protegernos a todos"
Sabina y su vientre inmenso nos recibieron en la puerta de entrada. Había algo en su semblante relajado que me decía que estaba haciendo lo correcto. Nuevamente me recibió con alegría y hasta se permitió darle a Félix una palmadita cariñosa en la cabeza: "Ojalá Eva tenga unos ojos tan asombrosos como los tuyos"
Félix se largó a merodear por la casa con las manos en los bolsillos, con la misma expresión desinteresada de quien no desea estar ahí y sucumbió a la tentación del cerro de juguetes que había quedado arrumbado en el mismo rincón del cuarto que ocupamos en nuestra estancia anterior.
André trasmutó su expresión al notar la presencia de Özil, que lo saludó indiferente ante la fría hosquedad con que le ofreció la mano. Un brillo enigmático se formó en su mirada al saludarme, tratando de descubrir de que iba todo eso. Traté de forzar una sonrisa alentadora al ver su delgadez, que se había acentuado alarmantemente, y las mejillas hundidas en su rostro cetrino.
—Vas a disculparme pero no tenemos Martini ni vodka, te puedo ofrecer vino.
Sabina rompió el silencio con el tintineo alegre de las copas al chocar contra la botella.
—André me dijo que es tu bebida favorita pero en las prisas olvidé enviar por los aperitivos.
—Una copa de vino estará bien, gracias—agradecí silenciosamente el poder romper contacto con los ojos escrutadores de André—Aunque en los últimos tiempos trato de evitar las bebidas alcohólicas.
Joachim y Luise saludaron brevemente antes de dedicarse a perseguir y contemplar los vagabundeos de Félix y sus conversaciones consigo mismo, de las que tenía muchas; tratando de llamarle la atención y de charlar con él. Escuché que reían pero inmediatamente voltearon a vernos a Özil y a mí con más atención.
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Liebe mich 2 || André Schürrle
FanfictionTras su escandalosa separación de Marc ter Stegen, Danielle ha logrado rehacer su vida y formar una (extraña) familia. Siempre concentrada en su profesión, Danielle se ha acostumbrado a la soledad y a sentir emociones solo para la cámara. Un rutinar...