Y allí se estaban, en el banco de una plaza que se encontraba cerca de la fiesta en donde yacían sus amigos bailando, tomando y divirtiéndose. Ellos decidieron no entrar. No les gustaba mucho las fiestas, aunque Cáncer las disfrutaba, era más de quedarse en su casa, con la música colmando las paredes y usando sus prendas cómodas para bailar descontroladamente. Una vez, había invitado a dos de las chicas de su casa, bastaba con decir que habian roto una lámpara, una ventana y dos vasos. Su tía, al otro día, estaba que echaba humo de las orejas.
-Ey, C -la llamó Aiden.- Necesito decirte algo... -murmuró nervioso, mientras sus mejillas se encendían en un tono rosado.
A Cáncer se le paró el corazon. Nunca se había inaginado tal situación, aunque ya había tenido contacto físico con otros chicos, Aiden era uno muy especial. Lo apreciaba demasiado, era como un mejor amigo, ya pasando más de un mes de conocerlo. ¿Que si era lindo? Sí. ¿Que si le gustaba? Sí. ¿Estaba aterrada? También.
-Sí, A. Dime... -lo miró, buscando en sus ojos algún indicio de su repentina reacción.
Aiden pensaba que el día se prestaba para esta oportunidad, había caido una noche estrellada muy bonita y la luna iluminaba el lado izquierdo del rostro de su compañera, dándole un perfil demasiado lindo.
No hacía mucho se conociían, pero el chico quería creer que era amor a primera vista. Cuando la conoció, lo cautivó totalmente. Sus ojos, su pelo, la manera de sonreír tan dulce que tenía y su carácter fuerte que escondía detrás.
-Me gustas, Cáncer.
La tomó de la mano suavemente, como si estuviera hecha de un material que se pudiera dañar fácilmente.
Ella sonrió ampliamente, sin poder ocultarlo un poquito. Estaba emocionada.
-A mí también me gustas, Aiden.
Por primera vez en su vida, ella tomó las riendas de la situación y decidió acortar las distancias. Lo besó muy delicadamente.
Sólo la luna era testigo del amor que se estaban demostrando, del que sintieron el primer día a penas cruzaron miradas.
(...)
-¿Tienes idea de dónde están Cáncer y Aiden? -preguntó Acuario por encima de la música que los aturdía.
-Es tu hermano, Acu. Tendías que saberlo -le contestó Escorpio secamente.
Él estaba enojado con la chica. Un chico le dio su número de teléfono, y ella lo había aceptado. Es más, ni siquiera lo había molestado, estaba herido, y eso era lo que lo enojaba demasiado. Estaba dejando su alma y vida en esta relación, y no quería arrigesgarse demasiado, saltar del edificio por amor, y luego terminar suicidando sus sentimientos. Eso fue algo que Escorpio le dijo a Acuario de antemano, cosa que ella juró entender completamente.
Por otro lado, Acuario sólo se estaba divirtiendo. No pensaba llamar a ese chico, pero le pareció chistoso que le haya dado su número telefónico, y consideraba algo descortés no aceptarlo, aunque no lo llame nunca en su vida. Sabía que quizas estaba mal, pero no pensó que Escorpio iba a reaccionar de tan mala manera, lo que la sorprendió. No quería echar todo por la borda.
-Ven aquí -murmuró ella en su oído, agarrando su mano.
Hicieron un largo camino de ida al baño, en lo que Acuario sintió que Escorpio quería soltarse de su agarre, pero no lo permitió. Al entrar, cerró la puerta con pestillo, así nadie querría pasar.
-Si sabía que te ibas a enojar tanto, no lo hubiera hecho, Escorpio -habló sinceramente Acuario.- No pretendía causar esto -lo miró a los ojos.
Él quería llorar, y no sabía muy bien por qué. Ella tenía un nudo en la garganta, que no la dejaba hablar.
-No sé si en serio no querías, Acuario
La rubia se sintió pésimamente mal ¿La creía una cualquiera? Ahora sí, sus ojos se comenzaron a aguar. Toda esa situación, todo lo que ocurrió en el año, completamente todo le cayó encima. ¿Por qué en ese momento? No lo sabía.
Escorpio se dio cuenta de su fallo, por lo que también sus ojos se cristalizaron. Ya no sabía nada, quería perdonarla, pero sería tomar un riesgo para él. La pregunta era ¿estaba él decidido a tomar ese riesgo?
-Lo siento, no pretendía que nada de esto pasara...
Su mirada se posó en Acuario otra vez, la chica estaba tratando de secsr sus lágrimas rápidamente y caminó hacia la puerta.
-No te vayas... -dijo él, ahora llorando con ella.
La acercó a su cuerpo y la abrazó fuertemente contra su pecho. Los dos estaban descargando todo sus sentimientos.
Él ya había hecho su elección, y pretendía arriesgarse su corazón, dejarlo en las manos de Acuario, para que haga lo que quiera con él.
(...)
-Eres un idiota, Piscis -murmuró Germinia con lágrimas en sus ojos, tomando su mano delicadamente.
Él había sufrido un intento de suicidio, debido a que su madre había fallecido. Se sentía culpable por no haber estado allí para ella cuando estaba sufriendo. Esa tonta enfermedad que hacía de la vida de las personas una mierda, había colmado el cuerpo de su madre.
Esto había pasado al rededor de las cuatro de la madrugada. Mezcló el alcohol con pastillas, pretendiendo no despertarse al día siguiente. No lo había pensado bien, claramente. No había tenido en cuenta el sufrimiento de sus amigos, ni el de su amada.
Los únicos que se encontraban en la clínica eran Tauro, Sagitario, Aries y Virgo. Quienes eran los que no habían ido a la fiesta.
Quien lo descubrió fue Tauro, cuando llego a su casa junto con Sagitario, luego de una velada muy preciosa. Al parecer todo era demasiado perfecto. En ese mismo instante trató de llamar a Germinia, quien sí había ido a la fiesta junto con su hermano. Prosiguió a llamar a sus amigos, pero los únicos que atendieron fueron Aries y Virgo. De alguna manera la melliza había leído los miles de mensajes que sus cuatro amigos le estaban mandando, y se fue directamente al hospital, ignorando a las preguntas de su mellizo. Él sólo lo tomó como otras de las cosas raras que hacía su hermana diariamente.
En el mismo escenario, dentro de la sala, se encontraba Tauro, siendo contenida por los brazos de su novio, Sagitario. Tanto ella como Germinia estaban destrozadas.
-No me dijo... No me entere nunca -dijo entre sollozos Tauro.
Sagitario tenía el corazón en mano de tanto ver a su novia llorar. Lo tenía muy triste toda esta situación.
Germinia estaba llorando en silencio, mientras sostenía fuerte la mano de su enamorado. La mataba verlo en ese estado, con todos los tubos y agujas en su cuerpo.
Por otro lado, estaba Aries fuera, que de alguna manera se sentía identificado con la situación, y le traía recuerdos de la reciente tragedia en su familia, por lo que tambien se encontraba llorando, y parecía que nunca pararía.
Virgo se repetía una y otra vez que necesitaba ser fuerte por Aries, que alguno de los dos tenía que manejar la situación, y tenía que ser ella. Sus manos suaves acariciaban a su novio delicadamente mientras lo abrazaba.
En la mente de todos ellos estaba la imagen constante de Piscis, su sonrisa despampanante, sus ojos verdes billantes. Su risa parecía escucharse en todo el lugar, su voz llamando sus nombres constantemente.
Si algo llegaba a pasarle a Piscis, ninguno de ellos se lo perdonaría. Principalmente Tauro y la persona a la que amaba, Germinia.
Y se estarán preguntando... ¿Leo y Capricornio? La verdad es que ninguno de ellos lo sabía, y en ese momento no estaban en condiciones de pensarlo.
Piscis en multimedia.
Sin comentarios.
Si hay errores, háganmelo saber.
Se me ocurren millones de finales, pero me pone muy nerviosa no saber que hacer.
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CLICHÉ ZODIACAL ✔
Teen FictionQuizás sólo sea otra típica historia del zodíaco, o quizás no. Pero eso lo van a decidir ustedes... ¿Quieres saber de qué se trata? ADVERTENCIA: La historia puede tornarse un poco pesada, ya que es la primera que escribo. Admito que no es lo mejor q...